El fondo Inquisición del AGN, nos permite apreciar las más contundentes resistencias y luchas que tuvieron que librar las mujeres de la Nueva España ante una sociedad heteropatriarcal que les restaba valor y las subordinaba al imperio de los hombres. A través de procesos inquisitoriales podemos echar una mirada a la concepción que la sociedad novohispana tenía de la mujer, de los mecanismos que dicha sociedad implementó para mantener el control y sumisión de la mujer y conocer el ejemplo de las mujeres que se atrevieron a oponerse a dicho sistema con prácticas que van desde lo más sutiles hasta las más escandalosas para la época.

Conocer las limitaciones que se le imponían a la mujer en la Nueva España, y que a la mirada actual nos pueden parecer ridículas y desmedidas, nos invita a analizar cuáles de estas imposiciones a las mujeres han prevalecido, en términos muy similares a los originales o de manera mutada, y que se encuentran aún arraigadas en la sociedad mexicana, sea de manera muy tenue en las interacciones cotidianas o de manera muy contundente.

El complejo mundo de la mujer novohispana abarca los más diversos ambientes y situaciones; la categoría social, la educación y la posición económica y familiar, imponían las normas que debían de asumirse, aunque también habían obligaciones que alcanzaban a todas las mujeres, cualquiera que fuese su condición, como el acatamiento a los preceptos de la iglesia, la laboriosidad, la honestidad, la sumisión al marido y a los superiores; pero las diferencias surgían desde el momento mismo de ponerlos en práctica.

Entre los papeles primordiales que jugaba la mujer está el de esposa y madre con funciones tan importantes como la educación de los hijos, la instrucción a la servidumbre, la buena distribución al gasto familiar, halagar al marido, etcétera. Las mujeres que se dedicaban a la vida conventual organizaban su vida de la celda al coro, del coro a la sala de costura, de aquí a la sala de cocina, y así cotidianamente, siempre desempeñando tales ocupaciones.

A las indígenas, mulatas y negras las encontramos en hogares encumbrados, en haciendas, o bien, en los conventos trabajando como sirvientas. Las mujeres indígenas, así como las españolas pobres, mestizas y las que conformaban las diversas castas, ejercieron diversos oficios: parteras, comerciantes, costureras, tejedoras, artesanas, cocineras, panaderas y otros.

Las mozas calificadas de conducta pecaminosa eran halladas entre las “llamativas” mulatas, asediadas por los hombres para obtener de ellas placer, situación que dichas mujeres aprovecharon para conseguir beneficios. Estas morenas seductoras compitieron con las discretas criollas quienes ofrecían sus servicios a cambio de dones, para así salvaguardar el honor familiar.

Dentro de esa gama tan amplia en la cual se desempeñaba la mujer novohispana, sin importar situación social ni grupo étnico al que pertenecieran, la encontramos desafiando las normas establecidas por la Iglesia católica. Las faltas más comunes perpetradas por las mujeres durante el periodo inquisitorial novohispano son: hechicería, superstición, judaísmo, blasfemia, palabras mal sonantes, bigamia, herejía, brujería, transgresión de los Sacramentos, amancebamiento, idolatría, falso testimonio, infidencia e incesto.

La información inquisitorial está compuesta de las denuncias, cimiento de un proceso, que son el medio por el cual se manifiestan diversos sentimientos, es decir, sirven de desahogo social, de ellas dependía el futuro de una persona.

El procedimiento inquisitorial comprendía los siguientes pasos: en primer lugar la delación o denuncia, hecho fundamental para perseguir un delito; seguían las averiguaciones con respecto a la conducta de la denunciada; teniendo el mayor cúmulo de información, previamente verificada por los padres calificadores, se procedía a la detención de la acusada; en el caso de que la acusada contara con bienes, se levantaba un acta de secuestro en la que se registraban sus pertenencias, este secuestro de bienes servía para determinar la ración de alimentos y cubrir los costos que generaba el proceso de la rea, en caso de no contar con bienes, se estipulaba la ración de pobres; una vez encarcelada se le sometía a audiencias: tres de oficio y las demás cuando así lo solicitaban los inquisidores o la inculpada misma; en las audiencias de oficio, la rea debía declarar su genealogía, el discurso de vida (lugar de nacimiento, origen étnico, estado civil, oficio, residencias, viajes, etcétera), era interrogada en torno a la doctrina cristiana, si sabía el por qué estaba presa, y sobre todo si tenía alguna falta que confesar; al termino de estas audiencias se le daban las moniciones y se le instaba a que “recorriera su memoria”. Con esta práctica, los inquisidores pretendían que la acusada confesara libre y plenamente su delito, pero no sólo eso, sino que, además, salieran a relucir otras situaciones, lugares y nombres.

Después venía la acusación, que era presentada por el fiscal ante los inquisidores y la rea (si la mujer era menor de 25 años, se le asignaba un curador), tenía la obligación de contestar todos los capítulos de que constara la acusación con la ayuda del abogado que le era asignado, cuyas funciones se limitaban a convencer a su defendida que confesara su delito, para así obtener la benevolencia de las autoridades; una vez contestada la acusación (sentencia de prueba), el fiscal presentaba la publicación de testigos, conformada con extractos de la acusación y testimonios agravantes, a la que también la rea debía responder capítulo por capítulo; por último, después de leída, revisada y votada la causa por los inquisidores, los consultores y el ordinario, se dictaba sentencia, la cual era notificada a la causa y llevada a cabo en los términos establecidos.

La lucha por la dignidad siempre ha estado presente, y conocer testimonios de esta lucha en épocas más oscuras, debe ser un estímulo para mantener y reforzar el combate a las condiciones de opresión hacia las mujeres que permanecen de un sistema heteropatriarcal que se ha impuesto a lo largo de la historia.

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Referencia

Archivo General de la Nación/ Instituciones Coloniales/ Inquisición

050 AGN C 018.2722 R696c Catalogo de mujeres del ramo inquisición del Archivo General de la Nación