Para 1914, el movimiento constitucionalista fue adquiriendo ímpetu, mientras que el régimen huertista se comenzó a resquebrajar. Ante tal situación, el 15 de julio de 1914 el presidente Victoriano Huerta renunció a su cargo, dejando como presidente interino a Francisco S. Carvajal, quien buscó negociar con el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza. Sin embargo, el avance avasallador de las tropas carrancistas sobre los últimos reductos del Ejército Federal dejó sin alternativa a Francisco S. Carvajal, quien debió aceptar la rendición incondicional y la entrega de la capital del país, bastión del Gobierno huertista.

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Si bien esta segunda etapa de la Revolución Mexicana tuvo su origen en los acontecimientos violentos que se presentaron en la Ciudad de México durante la Decena Trágica, la cual culminó con el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, la metrópoli se había logrado mantener aislada del conflicto armado que enarboló Venustiano Carranza, quien proclamó el 26 de marzo de 1913 el Plan de Guadalupe, con el fin de derrocar al régimen gubernamental usurpador presidido por el general Victoriano Huerta.

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A inicios de agosto de 1914, ante la proximidad de los revolucionarios a la Ciudad de México, las notas inquietantes se incrementaron dentro de la prensa escrita. Especialmente se dio a conocer que Venustiano Carranza había rechazado entrar en negociaciones con el general Lauro Villar y el magistrado David Gutiérrez Allende, para celebrar un armisticio que asegurara garantías a los capitalismos y, sobre todo, al Ejército Federal.

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Esta posición adoptada por parte del primer jefe del Ejército Constitucionalista, se debió a la estrategia que maquinó para conseguir la desintegración del Ejército Federal. Por consiguiente, en los primeros días de agosto, con el fin de ejercer una mayor presión, ordenó el avance de las fuerzas del general Álvaro Obregón, comandante en jefe del Cuerpo del Ejército del Noroeste, hacia los poblados conurbanos de la capital: Cuautitlán y Teoloyucan. 

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Esta medida dejó sin posibilidad de negociación a Francisco S. Carvajal, quien el 12 de agosto hizo pública su renuncia, para posteriormente abandonar la ciudad, junto con sus consejeros más cercanos. Tal noticia despertó nuevas preocupaciones para los capitalinos, sobre todo para el sector que desempeñaba un empleo o cargo subordinado al Estado.

Por ejemplo, La Tribuna. Diario Independiente resaltó que aproximadamente cinco mil funcionarios quedaron en absoluta libertad para decidir si continuaban en las oficinas o marcharse, ante la renuncia de los directores de casi todas las dependencias de Gobierno.

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La opinión pública cambió al saber que el día 13 de agosto se había firmado, en Teoloyucan, Estado de México, un tratado entre Eduardo Iturbide, el entonces gobernador del Distrito Federal y las fuerzas revolucionarias, con lo cual se afirmó, por parte de la prensa, un desenlace favorable para los habitantes de esta ciudad.

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Por ejemplo El Imparcial. Diario Independiente señaló:

Aunque no hay sobre el asunto una declaración oficial, sabemos que ya se acordó en que las fuerzas revolucionarias entren a México en un plazo perentorio, en que el Ejército evacuará la plaza, y en que, por fin los revolucionarios den garantías a la sociedad.

"Hoy se firmará en Teoloyucan un Tratado con los revolucionarios", 13 de agosto de 1914, El Imparcial. Diario Independiente.

A su vez, El País. Diario de la mañana publicó como titular: “El día de ayer fue otro nuevo día de incertidumbre. Aunque fue un encabezado desalentador, dentro del cuerpo de la noticia se afirmó que Venustiano Carranza no toleraría la anarquía.

Hemos tenido oportunidad de hablar con una persona que estuvo ayer en el campamento de los rebeldes y pudo formarse una impresión personal de lo que sucede; nos manifestó desde luego que en esta capital se tiene una idea errónea de las fuerzas constitucionalistas que vienen a ocupar la ciudad. Se nota en todas ellas una organización y una disciplina digna de llamar la atención y que revela en los jefes un largo trabajo de preparación.

"El día de ayer fue otro nuevo día de incertidumbre", 13 de agosto de 1914, El País. Diario de la mañana.

Otros más se debatían aún por la defensa del Ejército Federal, pues dentro de los Tratados de Teoloyucan se especificaron las condiciones en que se realizaría la evacuación de la plaza de México y la disolución del Ejército Federal.

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Algunos opinan que debe disolverse completamente porque cuesta mucho dinero y sirve de muy poco; pero otros opinan, y tienen razón, que no puede haber República sin ejército.

"La concentración del ejército", 13 de agosto de 1914, La Patria. Diario  de México.

Cabe señalar que aunado al tema de los Tratados de Teoloyucan, se forjó una opinión pública sobre el conflicto armado que se vaticinaba entre las distintas huestes revolucionarias (constitucionalistas, villistas y zapatistas), una vez que Venustiano Carranza fuera nombrado presidente provisional de la República.

Hemos visto que, por lo menos en esta capital, la opinión parece tender en contra de los revolucionarios, y esto no es más que la obra de esas contradicciones y dudas en que se encuentran los jefes triunfadores. 

"Ya se aproxima el desenlace", 13 de agosto de 1914, La Patria. Diario  de México.

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El Archivo General de la Nación preserva un amplio acervó hemerográfico, el cual se encuentra al alcance de los usuarios y permite reconstruir los detalles de los hechos históricos que han marcado a nuestro país.