Ciudadano ENRIQUE PEÑA NIETO, Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Maestro Edmundo Javier Bolaños Aguilar, presidente de la mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Licenciado Pablo Escudero Morales, Presidente de la mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
Ministro José Fernando Franco González Salas, representante del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, Secretario de Marina.
Integrantes del Gabinete Legal y ampliado; funcionarios del Gobierno de la República.
Señoras y señores legisladores.
Doctor Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Agregados militares, navales y aéreos acreditados en nuestro país. 
Distinguidos invitados especiales. 
Muy reconocidos señores Generales Exdirectores del Heroico Colegio Militar.
Respetables Almirantes y Generales en la honrosa situación de retiro.
Señores Almirantes y Generales; Capitanes y Jefes, Oficiales, Marinería y Tropa.
Jóvenes cadetes y estudiantes que nos acompañan.
Apreciables familias que nos honran con su presencia.
Damas y caballeros.
Representantes de los medios de comunicación.
Muy buenas tardes a todos.
Hace cuatro días, festejamos el centenario de la promulgación de nuestra Constitución política vigente; símbolo de unidad nacional y expresión de soberanía popular, que consagra las aspiraciones, intereses y objetivos nacionales que han definido el rumbo del México actual.
Ley Suprema que organiza y hace funcionar al estado mexicano… Ley Suprema que establece derechos, pero también obligaciones para todos, y que absolutamente todos debemos respetar.
Ley Suprema que las autoridades juramos cumplir y hacer cumplir al recibir nuestro mandato, haciendo justamente lo que nos toca como servidores públicos.
La actual constitución y sus versiones anteriores, han guiado los esfuerzos de muchas generaciones, para hacer de nuestro país una nación grande y fuerte, de solidos principios… reconocida en el mundo entero por sus raíces milenarias y su historia, su privilegiada riqueza natural y su vasto patrimonio cultural… pero sobre todo, por la calidad de su gente… mexicanos de todos los tiempos, decididos y valerosos que luchan, que trabajan y que no se doblegan ante las adversidades.
México es grande, porque se ha forjado por el coraje y determinación de valientes ciudadanos que nos dieron patria y libertad, y con ello… respeto y dignidad.
Son numerosos los pasajes épicos en los que se ha puesto a prueba la unidad y la voluntad nacionales; hechos que en cada ocasión, han despertado la conciencia ciudadana, el sentido de pertenencia y el amor a México.
Rememorar los hechos del pasado, es rendir tributo a los hombres que forjaron nuestra historia, orgullo de nuestro presente y guía de nuestro futuro… por lo que hoy, nuevamente recordamos con admiración, uno de los acontecimientos más sublimes de nuestro devenir… la lealtad de los cadetes del colegio militar.
El 9 de febrero de 1913, al verse amenazadas las instituciones del país, jóvenes, muy jóvenes cadetes como los que se encuentran frente a nosotros escoltaron al Presidente Francisco I. Madero, desde este Castillo a Palacio Nacional.
Antes de partir, el apóstol de la democracia, arengó a los cadetes reconociéndoles sus valores y virtudes, y la noble tradición de lealtad de su escuela, a las instituciones legalmente constituidas, asignándoles la honrosa misión de acompañarlo en columna de honor, para demostrar a la ciudadanía el triunfo sobre un grupo de infidentes y desleales.
Hecho trascendental que permanece en la Memoria Nacional, como “La Marcha de la Lealtad”; acto que conmemoramos por ser catedra de lealtad y de espíritu cívico. 
Episodio que ejemplificó una vez más, el amplio historial de lealtad institucional de los Cadetes del Colegio Militar.
Plantel este que desde su fundación en 1823, ha forjado la lealtad y la institucionalidad en los Oficiales del Ejército… como valores fundamentales con que se conducen las Fuerzas Armadas… principios que se inculcan y fortalecen en cada marino, soldado y piloto desde su ingreso al medio militar. 
Principios y valores en el sentido honorable, razonado y orientado a un fin superior, con alcances y objetivos definidos en búsqueda del bien común.
La lealtad para los militares:
Está relacionada con la fidelidad, con la confianza y con la amistad… es una virtud y un compromiso con nuestros ideales y con las personas que nos rodean; está íntimamente ligada a nuestro carácter, a nuestro valor y a nuestro honor.
Este es el sentimiento que obrando profundamente sobre la conciencia, nos hace cumplir nuestros juramentos militares, defender al país, velar por el respeto a los símbolos patrios y el prestigio de las Fuerzas Armadas.
Es devoción sincera, voluntaria e infalible hacia la nación y al instituto armado al que pertenecemos.
Es proceder con rectitud y cumplir nuestros compromisos, honrando siempre nuestra palabra de honor.
Es servir con honestidad y nobleza en todos nuestros actos.
Es entrega total a la sociedad y a sus instituciones.
Respetable concurrencia:
Entendiendo que todo estado y su sociedad, cuentan con instituciones que lo organizan y lo hacen funcionar, afirmamos que estas las instituciones tienen que ver con los valores, con la normatividad y con la observancia de las leyes que dan lugar al estado de derecho.
De ahí que la lealtad sirve a la institucionalidad y la fortalece; por lo tanto, apoya al estado de derecho.
Para los militares, la institucionalidad:
Es nuestra razón de ser, está basada en un conjunto de normas, principios y valores que regulan nuestra actuación en el cumplimiento de las misiones que tenemos asignadas, para:
Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; y garantizar la seguridad interior.
Auxiliar a la población civil en caso de necesidades públicas y realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y
Prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas en casos de desastre.
La institucionalidad que practicamos, es atributo que nos reconoce la sociedad, con su aceptación y confianza.
Por lo tanto, para las Fuerzas Armadas:
¡Lealtad e institucionalidad… son valores que nos definen y nos identifican!
¡Lealtad e institucionalidad… son el binomio que hacemos propio y que conjuga la esencia de todo militar!
¡Lealtad e institucionalidad! Son guías permanentes de nuestro actuar, alejados de pretensiones políticas, respetuosos del estado de derecho y de los derechos de las personas; de respaldo absoluto a los gobiernos elegidos democráticamente y siempre sujetos al poder civil que, constitucionalmente, los ciudadanos nos hemos dado.
Señoras y señores:
Hoy, en este majestuoso lugar, en el que se han inscrito algunas de las páginas más gloriosas de nuestra historia y ante el actual contexto nacional e internacional es propicio y oportuno recordar a aquellas mexicanas y mexicanos de todos los tiempos desde nuestros grandes héroes hasta el último connacional que con lealtad, honor, valor y patriotismo, ofrendaron su vida para darnos el país que hoy tenemos… tierra de oportunidades y con grandes potencialidades.
Como justo homenaje a la memoria de todos estos héroes conocidos y desconocidos… con respeto, señor presidente, solicito a usted y a las damas y caballeros aquí presentes, tributarles un minuto de silencio. 
Señor Presidente:
Los soldados de mar tierra y aire, acatamos las instrucciones que por mandato constitucional a usted como comandante supremo le corresponde ordenar y a nosotros nos toca cumplir.
Ante escenarios complejos, las Fuerzas Armadas seguiremos siendo y  dando prueba de que somos sólido soporte para la viabilidad del país.
Reiteramos a la nación toda, que México tiene en sus fuerzas armadas, mujeres y hombres leales e institucionales, valientes y dispuestos, forjados en honor, patriotismo, espíritu de cuerpo y vocación de servicio, garantes y pilares de las instituciones democráticas. 
Fuerzas Armadas comprometidas que han evolucionado a la par de nuestra historia… confiables y fortalecidas, que cumplen cabalmente sus obligaciones frente a la sociedad y su gobierno. 
Fuerzas Armadas que a lo largo de su devenir: han enfrentado con entrega y determinación los desafíos que las circunstancias les han impuesto.
Que no se amedrentan ante la adversidad y asumen con entereza las responsabilidades que la ley y su honor les dicta.
Que corren sus propios riesgos y actúan en congruencia para el cumplimiento de sus misiones.
¡Fuerzas Armadas que rinden cuentas a México y a los mexicanos!
Amable auditorio:
Como ciudadano y como soldado, invito a nuestros compatriotas a reflexionar sobre lo siguiente:
Uno: que los retos internos y externos que hoy enfrentamos, requieren de la unión de todos, bajo una visión constructiva y participativa… es tiempo de cohesión... Las experiencias del pasado, nos han enseñado que nada… absolutamente nada, nos afecta tanto como la falta de unidad y de consensos.
Dos: que debemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos y ser creyentes de la grandeza de México… porque a través de la historia, hemos dado ejemplo de fortaleza y tenacidad y sin excepción hemos logrado salir adelante, siendo hoy un importante referente en el mundo.
Tres: que podemos contribuir con la unidad nacional desde la institución familiar, célula que da forma y sentido a la sociedad al educar en valores a nuestros hijos, para que sean mejores ciudadanos; fomentar el trabajo en equipo, para lograr unidad en la diversidad y ser más fuertes como país; impulsar la educación cívica, para fortalecer e incrementar nuestra identidad; ser productivos, para aportar al desarrollo y progreso de la nación.
Cuatro: que sean nuestras acciones y no solamente nuestras palabras… las que hablen bien de México.
Cinco: que cerremos filas en torno de nuestro Presidente, respondiendo al llamado que nos hizo el pasado 30 de enero al señalar, que “la unidad nacional debe ser la piedra angular de nuestra estrategia y acciones, hacia dentro del país y hacia el exterior, y nos debe dar aliento para trabajar con más energía”.
Por nuestra parte, las Fuerzas Armadas, refrendamos nuestro compromiso con la nación, ante cualquier eventualidad.
Reitero:
Nuestra lealtad con honor es compromiso, y siempre será a la constitución, al pueblo de México y a sus instituciones. 
No diluiremos esfuerzos… seguiremos trabajando con entrega y voluntad… decisión y firmeza… serenidad y valor.
La patria lo requiere… y nosotros estamos dispuestos a ello… 
La lealtad y la institucionalidad en las Fuerzas Armadas, son auténticas y permanentes… sin contradicciones, sin engaños, sin mentiras, sin condiciones… siempre al servicio de este gran país… 
¡Siempre al servicio de los mexicanos y de sus instituciones!
Muchas gracias.