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La vida compartida. Comparte, luego ahorra

De acuerdo con el estudio “En busca de la emancipación juvenil” de la Universidad Autónoma Metropolitana, los jóvenes se enfrentan a una serie de experiencias nuevas que van marcando su posicionamiento social:

Procuraduría Federal del Consumidor | 31 de enero de 2017

El primer empleo, el primer novio o novia, la primera relación sexual, la primera vez en la secundaria, preparatoria o universidad, la primera unión, el primer embarazo y la primera salida del hogar de los padres son algunos de los actos que, en su conjunto, se les denominan “las primeras veces”.

Para muchos jóvenes, las “primeras veces” significan transitar por mundos inexplorados y llenos de dudas. Por eso, cuestionamientos como ¿De qué forma enfrentar la nueva escuela? ¿Cómo buscar empleo? ¿Qué implica salirse de la casa de los padres? Son comunes, y que conforme las sobrelleven definirán su incorporación a la sociedad.

En esta ocasión te hablaremos respecto a una de las decisiones más importantes en la etapa joven: salir del hogar. Decisión que representa el inicio de tu independencia y autonomía tanto de recursos económicos como sociales, entre ellos, hacerte cargo de los gastos relacionados con el mantenimiento de una casa, tu transportación, alimentación y salud.

Una opción para aligerar tus gastos es tener un compañero vivienda con el cual compartirlos al igual que el espacio.

En este sentido, datos de un estudio realizado por la plataforma para compartir departamentos Dada Room, revelan que en México 8 de cada 10 jóvenes que siguen en casa de sus padres les gustaría vivir con roomies (compañeros de casa o departamento).

Para tener mayores posibilidades de éxito al momento de tomar las riendas de tu autonomía y emancipación, en esta Brújula de Compra te decimos cuáles son los gastos más comunes, cómo aligerarlos y lo que representa este ahorro en tu presupuesto mensual.

Un espacio para los jóvenes en México

De acuerdo con el estudio Jóvenes y Emancipación en España, la independencia significa la posesión de los recursos materiales suficientes para no depender económicamente de nadie, y la autonomía como la capacidad de vivir según tus propias normas.

El estudio señala que desarrollar una vida independiente en términos económicos y sociales lleva una relación directa con tu desarrollo educativo y laboral, ya sea que busques vivir de manera independiente en lo individual, en lo conyugal o bajo otro tipo de arreglo residencial.

De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 7 de cada 100 hogares es de corresidentes; es decir, están conformados por dos o más personas que no tienen parentesco. Y es en las personas jóvenes donde es más común compartir casa (Ver gráfica).

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Datos de INEGI, revelan que del total de hogares corresidentes, integrado por dos o más personas sin parentesco, 49.6% son jóvenes de hasta 29 años.

Por entidad federativa, Quintana Roo tiene la mayor proporción de hogares corresidentes, es decir,  14 de cada 100 hogares, mientras que en Tlaxcala es de solo 2.5.

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Si bien son más los hogares corresidentes con jefatura masculina, en los rangos de edad de 12 a 29 años, la jefatura femenina es mayor (Ver cuadro).

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Con base en información del boletín del 10 de agosto de 2016, “Estadísticas a propósito del día internacional de la juventud (15 a 29 años) 12 de agosto” publicado por INEGI, 34.8% de los jóvenes tiene estudios de secundaria, 32.9% cuenta con educación media superior, y 19.4% con estudios superiores (Ver cuadro).

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En lo concerniente al tema laboral, y de acuerdo con el documento de INEGI, el nivel de desocupación  en adolescentes de 15 a 19 años fue de 7.8%, en jóvenes de 20 a 24 de 8.4% y el menor nivel es en los de 25 a 29 con una tasa de 5.9%.

Por otra parte, en cuanto a la posición en el trabajo, 80.7% de la población de 15 a 29 años labora de manera subordinada y remunerada, mientras que 9.4% son trabajadores por cuenta propia, 8.8% son trabajadores sin pago y 1.2% son empleadores.

La ocupación en la población jóven es diversa. Por ejemplo, 34.5% de los hombres son trabajadores industriales, artesanos y ayudantes, mientras 26.0% de las mujeres se dedican al comercio (Ver cuadro).

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Cabe mencionar que, 61.1% de los jóvenes de 15 a 29 años se emplea en la informalidad, condición acentuada en aquellos con escolaridad baja.

Empezar no es fácil, pero tampoco imposible

Antes de tomar la decisión de independizarte evalúa si podrás solventar los gastos tu sola(o) o necesitarás de un compañero/a con el cual compartirlos, esto último trae diversas ventajas. A continuación te decimos algunas:

  • División de gastos. Al vivir con una o más personas significa dividir o repartir gastos: luz, agua, gas, renta, alimentos y servicio de internet, por mencionar algunos. Esto les ayudará a tener un excedente personal que podrán destinar a otros fines.
  • Apoyo y seguridad. Siempre habrá alguien que pueda apoyarte en algún aspecto relacionado con la vivienda o tus pertenencias. Además, la diferencia de horarios te permitirá que tu compañero/a verifique si dejaste tu celular en casa o la estufa prendida.
  • División de tareas. El mantenimiento de una vivienda implica reparar, limpiar y ordenar, la tarea es de todos pues todos son responsables del hogar.

El estudio realizado por Dada Room en 2015, arrojó que la principal razón por la que los jóvenes comparten departamento se debe a que les permite ahorrar dinero, aunque las aspiraciones a una mejor calidad de vida como: ahorrarse las horas en el tráfico, ganar independencia, y evitar la soledad al conocer y compartir un hogar con nuevas personas, también influyen fuertemente en la elección (ver gráfica).

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¿Quiénes son los que comparten departamento? son jóvenes que tienen en promedio 26 años, soltero/a, con una carrera universitaria y un empleo. Los hombres están ligeramente más representados que las mujeres dentro de la población de roomies en México (Ver gráfica).

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Ahora bien, existen algunos gastos que no siempre  se comparten con la o las personas con las que vives, ejemplo de ello son los servicios de streaming, membresías, transporte, entre otros.

Un presupuesto siempre es tu mejor aliado

Una herramienta que te permitirá definir los gastos de tu nueva vida independiente es un presupuesto en donde incluirás tus gastos personales y los compartidos.

Si bien el concepto sueldo, bonos, reparto de utilidades, etc. es información que cada uno de los miembros de la vivienda debe llenar, conservar y no necesariamente compartir, lo que en común debe interesarles es la descripción de los gastos fijos y variables que comparten. A continuación, te detallamos en que consiste cada rubro:

  • Gastos fijos: son los que permanecen constantes como: renta, alimentos, transporte, gasolina, servicios como luz, agua, gas, etc.
  • Gastos variables: cambian de acuerdo con los gustos y necesidades. Por ejemplo, algún desperfecto de la vivienda, salir a cenar, ir a algún lugar a divertirse, etc.

Te presentamos un ejemplo de un presupuesto que llamaremos “compartido” el cual te involucra a ti y a la o las personas con las que compartes gastos.

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Con la información anterior, tu presupuesto se convierte en un reflejo de ti y de tu nueva vida compartida, toda vez que podrás detectar:

  • Lo qué gastas en lo individual y en conjunto con tu compañero/a.
  • Sí gastas más de lo que deberías.
  • En qué puedes economizar para poder ahorrar, y
  • Si acostumbras a gastar por impulso.

Evalúa cuáles son tus necesidades e intereses personales. Si tu mejor opción es compartir gastos, recuerda que la disciplina es básica para mantener el equilibrio financiero.

Compartir sí, pero ¿qué? y ¿cuánto?

Realizamos un ejercicio sobre los costos mensuales y anuales aproximados para el mantenimiento de tu independencia, ya sea solo o compartiendo gastos con otra persona.

Se consideró un departamento de 60 metros cuadrados, ubicado en la colonia Anáhuac, Delegación Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, amueblado (cama, electrodomésticos,  utensilios de cocina, closets, etc.), con vigilancia, sin garaje, sin necesidad de depósito y con una solicitud de estancia mínima de seis meses.

De igual forma se determinaron otros servicios a compartir como membresías, servicios de audio, video, internet y el sistema de bicicletas públicas (ECOBICI) de la Ciudad de México.

El costo estimado de los servicios se basó en un pequeño sondeo a cuatro parejas o compañeros de vivienda que se ubican en la zona descrita y en los sitios de internet de los proveedores de servicios del 5 al 9 de enero.

Con base en el artículo 44 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, los resultados de las investigaciones, encuestas y monitoreos publicados por la Procuraduría Federal del Consumidor no podrán ser utilizados por las empresas o proveedores con fines publicitarios o comerciales.

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En caso de compartir gastos de servicios con otras personas con las cuales no necesariamente compartes vivienda, ten presente las fechas de pago, elabora un calendario anual y mantente siempre en contacto para corroborar que los pagos se han realizado a tiempo.

Cómo puedes observar en el cuadro, si piensas vivir tu sólo o sola y hacer frente a todos los gastos descritos en el cuadro, pagarás al año $90,168 ($7,514 mensuales), pero si decides compartir tus gastos, pagarás $45,084 anuales, lo que representa un gasto mensual de $3,757.

El ahorro es considerable; sin embargo, cualquier cantidad que puedas ahorrar no debe ser visto como dinero extra, puedes crear un fondo para imprevistos o fijarte una meta. De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), es recomendable ahorrar para que cuentes con al menos seis meses de tu salario.

Además, toma en cuenta que escoger vivir de acuerdo con un estilo de vida superior a lo que puedes pagar impedirá el ahorro y aumentará el riesgo de no consolidar esta etapa de independencia y regreses a casa de tus padres.

De acuerdo con Condusef antes de volar considera lo siguiente:

  • Planea. Evita salir de casa de tus padres por impulso o por un ataque de ira. Trata de idear un plan donde determines tiempos, gastos y necesidades.
  • Infórmate con tus amigos de confianza que vivan de manera independiente, pueden  brindarte información sobre aspectos que no habías considerado.
  • Ponte un plazo: Digamos unos tres años, puede parecer mucho de inicio, pero estar en casa de tus padres da la ventaja de ahorrar dinero suficiente para afrontar los gastos que tendrás que asumir al 100% cuando vivas solo/a.
  • Haz tu balance: Anota tus ingresos y todos tus gastos incluyendo el pago de deudas (si las tienes) y salidas con los amigos. Para lograr que tus gastos sean menores a tus ingresos, no es necesario que dejes de divertirte; se trata de optimizar los gastos para poder lograr tus metas.
  • Una vez que adoptes el hábito del ahorro, es tiempo de hacer crecer tu dinero. Existen diferentes opciones que pueden ayudarte a lograrlo; los fondos o sociedades de inversión, los cetes (a través del programa Cetesdirecto), o las aportaciones voluntarias a tu Afore. Invertir te ayudará a lograr más rápido tu propósito, que si únicamente ahorras.
  • Es momento de hacerte de una buena reputación. Para crear un buen historial en los conocidos “burós de crédito”, una alternativa es contratar una tarjeta de crédito, que bien utilizada podría, en un futuro, ser tu carta de presentación al solicitar un crédito automotriz o más adelante, un hipotecario.
  • Si ya te sientes listo, no olvides que en esta nueva etapa en la que te harás cargo de todos los gastos de tu nuevo hogar, es necesario que seas constante y no dejes de informarte acerca de temas financieros para poder tener una mejor calidad de vida ahora y en lo futuro.

Ser o encontrar el compañero/a ideal

Algo tan importante como la decisión misma de vivir fuera de casa de tus padres es la elección de la compañera o compañero. Tan solo considera que serán dos mundos en un mismo techo. Para elegir o ser el mejor compañero/a, considera lo siguiente:

  • Si eres tú quien elegirá a la persona con quien compartirás, evalúa al prospecto o prospecta, no importa si es amigo/a o conocido/a.
  • Enlista lo que te gustaría de su personalidad, hábitos, costumbres y solvencia económica para que no te deje con todos los gastos.
  • Establece reglas. Determina claramente lo que sí o no está permitido desde un inicio, por ejemplo las visitas, el ruido a cierta hora, las fiestas o reuniones, los alimentos que compartirán, si es el caso, la periodicidad de la limpieza, etc.
  • Dividan tareas. La convivencia trae consigo la responsabilidad de mantener el espacio común en las mejores condiciones de orden y limpieza. Pueden establecer un calendario de actividades para el mantenimiento del hogar o simplemente repartirse obligaciones.
  • Finanzas claras. Determina desde un inicio si en la mensualidad está incluido el pago de los servicios (luz, agua, gas, internet, etc.) o si al momento de recibir los recibos o estados de cuenta, éstos se dividirán de acuerdo con el número de compañeros de vivienda.
  • De igual forma es conveniente dejar bien claro que tan flexible serás con el pago de la renta, lo ideal es determinar desde un inicio que los retrasos no están permitidos y de la corresponsabilidad en este concepto.
  • Cancelación. Determina si vas a solicitar una estancia mínima (dos, tres o hasta seis meses), y si es necesario, dejar un depósito.
  • Gastos extras. Deja claro cómo enfrentarán el pago en caso de algún desperfecto de la vivienda, electrodoméstico, etc. evitará malos entendidos.
  • Despensa. Diseña un plan para la compra de productos de primera necesidad (papel de baño, servilletas, etc.) puede ser que alguno se encargue de la compra de un bien específico, se repartan el gasto o éste sea por turnos.
  • Apliquen las cuatro reglas: Si lo tiras, levántalo. Si lo ensucias, lávalo. Si lo usas, cuídalo. Si lo rompes, págalo.

Ahora bien, si eres tú quien llega, trata de ajustarte a las condiciones establecidas por el propietario/a o compañero/a de vivienda. Realiza las preguntas que consideres necesarias sobre todo lo relacionado a las reglas en casa y los pagos.

Partir de la idea de que cada ser humano tiene una forma específica de vivir ayudará a que esta etapa funcione, recuerda que en esta convivencia ambos ganan.

Fuentes:

Por: Por Alma Beade Ruelas y Carlos Enrique Garcia Soto

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