En cada ceremonia, los estudiantes celebraron con mariachis, lágrimas de orgullo y algarabía. Los alumnos de las diferentes licenciaturas que se imparten en la Unidad Ajusco de la Universidad Pedagógica Nacional (upn), vistieron sus mejores atuendos para recibir el diploma que los acredita como miembros de dicha generación.

Entre los discursos de despedida que se pronunciaron, rescatamos el que ofreció Ailín Arely Miranda González, del campo Acompañamiento en prácticas de formación, de la Licenciatura en Pedagogía:

“Gracias a todos los presentes por compartir con nosotros esta ceremonia, que en cinco minutos más será sólo un recuerdo, como ahora es un recuerdo aquel instante en que nuestros padres nos tomaron de la mano y nos dejaron frente a la puerta del jardín de niños soñando en que llegaría este día.

“Recordemos cuando aprendimos a escribir, a leer, a contar, cuando intentábamos aprender las tablas de multiplicar o cuando salíamos con una estrellita en la frente; cuando entramos en la secundaria y nos sentíamos los incomprendidos de la familia, cuando aprendimos el binomio cuadrado perfecto porque ‘según’ algún día lo utilizaríamos.

“Sin duda son miles de recuerdos que están tatuados en nuestro corazón, pero ahora es tiempo de recordar el 10 de mayo de 2014, cuando nuestro corazón se aceleró y nuestras manos sudaron, mientras que en el estómago sentíamos un enorme hueco, y no, no era porque nuestro crush nos había enviado un mensaje, simplemente revisábamos que una serie de números aparecieran en la lista de los elegidos para ingresar a la majestuosa Universidad Pedagógica Nacional, institución en donde degustamos de una gran variedad de sabores que nos ofreció nuestra alma mater.

“Algunos de los sabores fueron amargos, como cuando no lográbamos organizarnos para una exposición. Otros fueron sabores dulces, como cuando pasábamos una materia, sobre todo los exámenes de estadística del profesor Saavedra. También hubo un sabor salado cuando una materia no era lo esperado.

“Sin duda hemos probado muchos sabores y además hemos logrado desarrollar habilidades increíbles, como las de los superhéroes. Aprendimos a leer en cualquier sitio. Transformábamos objetos, como cuando los asientos del transporte público se convertían en nuestra cama. Dominábamos el tiempo, pues sabíamos cuándo abrir los ojos antes de llegar a nuestro destino. Desarrollamos la meditación para no quedarnos dormidos en clase.

“Amigos, aprendimos demasiado. Hoy dejamos de ser simples humanos para ser superhéroes y cuidar de la educación. Ahora les agradezco por compartir el salón, los pasillos, los desayunos, las visitas a la biblioteca y esos pasteles que compramos en cada cumpleaños. Para toda la familia que hoy nos acompaña, quiero decirles que nosotros llevábamos un diario y quiero leerles las últimas notas que escribimos:

Querido diario, hoy, 13 de junio, el grupo se desintegra. Hemos concluido la licenciatura. Antes de irme quiero hacerles una pregunta a mis compañeros: ¿ustedes saben por qué hay tantas escaleras en la Universidad? Esas escaleras están para recordarnos cada meta cumplida. Cada escalón representa el esfuerzo, son todas las experiencias por las que pasamos para llegar a la cima.

Quiero que siempre tengan presente que la pedagogía es para locos, no cualquiera se preocupa y apasiona por la educación como nosotros, porque no somos médicos, pero tratamos de vacunar a la gente con conocimiento; no somos arquitectos, pero construimos métodos para educar; no somos físicos ni químicos, pero creamos las fórmulas para crear didáctica; no somos policías, pero cuidamos y protegemos la educación. Nunca olvidemos educar para transformar.

“Esto es sólo el final de un nuevo inicio. Mucho éxito en todos los planes que vienen adelante y sobre todo luchar por la deseada titulación. Gracias por cada segundo compartido”.

Por su parte, Gerardo Ortiz Moncada, profesor del campo Proyectos de innovación y gestión pedagógica, también de la Licenciatura en Pedagogía, invitó a los egresados a hacer una promesa, por lo que pidió a los estudiantes ponerse de pie y repetir: “Hoy, igual que ayer, y hoy, al igual que en todo instante futuro, prometo hacer el bien por el bien mismo. Prometo no claudicar ante ningún embate y sobre todo prometo luchar por mis sueños. No esperaré a que llegue esa gran persona, me preocuparé por ser esa gran persona. Cada paso de mi andar profesional estará orientado por los otros y por la imagen de un nosotros”.

Cada uno con su propio estilo, pero con entusiasmo, al grito de “ppsa, ppsa, ei, ea…” los egresados de la generación 2014-2018 pasaron uno de sus últimos momentos en la upn, pues el último será cuando hagan su examen profesional y se reciban como licenciados.