El acoso es un tipo de violencia que se expresa en diversas formas de agresión física, verbal o psicológica; provoca discriminación, segregación y violencia de género y se manifiesta en diferentes contextos, sobre todo en las escuelas y, más recientemente, en las redes sociales mediante el ciberacoso.

El académico de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Armando Ruiz Badillo, se dio a la tarea de traducir y adaptar culturalmente para la población mexicana las Escalas Reynolds de Acoso-Victimización para Escolares (ERAVE), diseñadas en Estados Unidos por William M. Reynolds, con el fin de evaluar el impacto de la victimización por intimidación en niños y adolescentes en entornos escolares.

En la presentación del instrumento para población mexicana, realizada en el auditorio Lauro Aguirre, Ruiz Badillo mencionó que el fenómeno del acoso escolar en nuestro país no es nuevo, pero el concepto bullying se puso de moda y la tecnología ha aportado mucho para crear nuevas formas de acoso.

Advirtió que la exposición constante de los actos de violencia en televisión, cine y redes sociales, influye potencialmente en niños y jóvenes para copiar este tipo de acciones, que al final los lleva a participar en actos de violencia como actores o testigos presenciales.

Estos actos de violencia se manifiestan entre iguales y van desde insultos, acoso, e incluso, agresiones físicas; sin embargo, señala “no todas las agresiones son bullying”. Este fenómeno, continúa, tiene tres características: debe tener una intencionalidad y una persistencia en el tiempo y tiene que ver con el abuso de poder.

Determinó que en este tipo de acciones se etiqueta a una persona como víctima o acosador, “el bueno y el malo”, sin embargo también se puede presentar el rol de acosador-víctima.

LAS ERAVE 

David García Mercado, académico de la UPN, especificó que las Escalas Reynolds de Acoso-Victimización para Escolares son tres. La primera es la Escala de Acoso-Victimización (EAV), que identifica a estudiantes que se involucran en comportamientos de acoso a estudiantes que presentan conductas de víctima o que presentan ambas conductas.

La siguiente es la Escala de Angustia de Acoso-Victimización (EAAV), que mide la angustia provocada por el acoso o la victimización y detecta a chicos que experimenten angustia psicológica tanto externalizada (enojo, sobrerreacción o violencia) como internalizada (depresión, ansiedad).

Una tercera es la Escala de Ansiedad por Violencia Escolar (EAVE), la cual es interesante porque mide la ansiedad; es decir, identifica estudiantes con altos índices de miedo, preocupados por su seguridad y por el índice de violencia dentro de su entorno escolar.

LA ESTANDARIZACIÓN

Para conseguir la estandarización, se realizaron traducción y adaptación lingüística y socio-cultural.

Se realizaron 2 mil 655 cuestionarios en cuatro ciudades, considerando las cuatro regiones del país: Mérida, Yucatán; Morelia, Michoacán; Hermosillo, Sonora; y Ciudad de México.

“Después de obtener las calificaciones naturales, se establecieron las tablas de estandarización, para ello se utilizaron las Puntuaciones T, que convierten todos los datos a puntuaciones con una media de 50 y una desviación estándar de 10.

Se trata de una prueba con poco más de 90 reactivos, de aplicación “fácil y sencilla”, explicó el especialista. Su administración sólo la pueden realizar profesionales de la educación, debe aplicarse de manera individual o grupal a estudiantes a partir del quinto grado de primaria y hasta el segundo año de preparatoria considerando las edades.

No es recomendable administrarla después de un suceso de violencia dentro de la escuela, y puede ser aplicada a niños con condiciones normales, con alguna discapacidad o trastornos.

DATOS ARROJADOS

Los resultados obtenidos en el estudio para diseñar la prueba, indicaron que “en general hay mucha agresión” en las escuelas primarias y secundarias; el acoso escolar no se presenta en el aula cuando el maestro se encuentra, sino en los pasillos, los baños o afuera del centro educativo.

Ruiz Badillo consideró que se hace necesario evaluar con instrumentos específicos y periódicamente a las poblaciones escolares, capacitar a los profesores en estos temas y ocupar tiempos dentro del salón de clases para trabajar aspectos que tengan que ver con acoso escolar, contención, regulación, entre otros.