Muchas gracias Sergio, empiezo desde luego por agradecer a los compañeros de este conversatorio el haber aceptado ser parte, como voy ya a robarle un poco la frase a Salomón Gil, esta audacia y como todas las audacias ,es mejor cuando es compartida.

 Agradecer al CIDE y desde luego al Instituto Matías Romero y al Instituto de Investigaciones Jurídicas, el haberse sumado a esta convocatoria que tiene como objeto, justamente generar, lo que hemos generado, un debate y una reflexión en torno al día de hoy en mayo del 2016, cómo entendemos los principios, cómo entendemos los intereses de política exterior y cómo eso nosotros en la Cancillería, cómo en la entidad del Gobierno de la República encargada de conducir este esfuerzo del Gobierno y aún del Estado Mexicano, buscamos desplegar esos principios y esa definición de interés.

Otra de las buenas cosas de estar en este panel es que me toca la oportunidad de coincidir con mis copanelistas, cada uno ha tocado distintas aristas de lo que hemos estado reflexionando y debatiendo en estos días y creo que hay que partir de unos presupuestos que se han anunciado también a lo largo de estas mesas.

Primero y de alguna manera aunque no sea explicito, se ha venido construyendo un consenso en el sentido de que los principios y los intereses puedan estar en tensión, pero no son excluyentes y creo que eso es una primera definición que aunque suene obvia, había que decirla y había que llegar a este consenso por lo menos en este seminario.

No son excluyentes, los principios ayudan a dar continente, parámetros, para poderlos interpretar y aplicar en un momento concreto en función de intereses que se definen, como aquí dijo el Doctor Valadez, en razón a los objetivos del Estado, en este caso a los objetivos que se plantea el Gobierno de la República.

Son como cualquier norma, también ya lo decía el Senador Gil, como cualquier norma constitucional, son interpretables, porque son normas abiertas que desde luego y como decía Juan Manuel, tienen que interpretarse armónicamente, con base y sistémicamente con base al texto constitucional y hoy también a la luz de la reforma del primero constitucional de los tratados en materia de los derechos humanos, pero son interpretables y si no lo fueran me atrevo a decir que ya no estarían en la Constitución, si no fuesen normas abiertas, susceptibles de ir informando conforme a la aplicación y a la interpretación de decisiones políticas concretas en momentos determinados, quizá no habríamos ampliado ese catálogo de 7 a 8, sino a lo mejor ya no estarían ahí o estarían en otro lado.

Porque son útiles, desde luego, son parte de nuestra tradición y son indispensables para ir interpretando en el momento concreto los parámetros de actuación del Estado Mexicano, pero desde luego, me parece que, y este es el otro supuesto que mencionaba ayer y me parece que se ha venido construyendo este consenso de este seminario, es que el Estado Mexicano, tiene intereses.

Hablar de intereses es correcto y hablar de intereses implica aceptar, por un lado una realidad, México es un actor global y eso lo es desde el momento mismo en que es un miembro de la ONU, acepta sus normas y lo que hoy que justamente es el tema del seminario, estamos definiendo, es que implica ser un actor con responsabilidad global, que en función de esta responsabilidad aplica al momento especifico estos principios y dábamos ayer el caso de cómo interpretamos para aplicar el principio de no intervención en función de intereses de México como un actor  con responsabilidad global que hoy nos lleva a poder tomar la decisión del Presidente de la República en volver a participar en las operaciones para en mantenimiento de la paz.

Creo que son consensos que se han venido decantando en este seminario que son importantes, los principios y los intereses no se contraponen puedan estar en tensión y es el poder político quien define esos intereses que por otro lado no son sólo los intereses del Gobierno, sino de una multiplicidad de actores que como aquí ya se ha dicho también inciden en la política exterior y que es tarea del ejecutivo, buscar armonizar y buscar darles una dirección en función de sus atribuciones constitucionales, pero que desde luego van modificándose y mutando esta interpretación para ser aplicados en la realidad.

Yo creo que hemos hablado de otras cosas que también son importantes, la realidad de que hay muchos actores que inciden en la definición de la política exterior y en las relaciones internacionales, creo que eso es algo que ha habido y ha estado ausente de un debate más amplio que tiene que ver con principios y con intereses, pero que hoy nadie pone en duda y se ha hablado de ello a la luz de diferentes problemáticas especificas a lo largo de estos dos días, y es algo que debemos reflexionar también mucho más e insisto creo que el Poder Ejecutivo tiene esta misión y esta atribución desde luego constitucional de armonizar y articular esas voces y estos intereses de múltiples actores para conducir una política que a la interpretación de principios constitucionales definan interés y podemos actuar en consecuencia.

Yo creo que esto, Sergio son primeros consensos, somos un actor global, ya lo somos y lo que teníamos que definir era esa condición de un actor global, cómo se expresa hoy en el Siglo XXI, en términos del tipo y el grado de responsabilidad que queremos tener, con los principios como continente pero son intereses claramente definidos para poder actuar políticamente en función de ser un actor con responsabilidad global.