Los cuidadores, padres y madres de familia, formamos grandes expectativas sobre el desarrollo educativo de niñas, niños y adolescentes. Otorgarles la mejor formación la mejor formación nos resulta primordial; sin embargo, dicha labor no está circunscrita sólo a los maestros y maestras, ya que como lo marca la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes: quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guardia y custodia, tienen derecho y responsabilidad a intervenir en su educación.

Bajo esta premisa, en el #SIPINNA compartimos con cuidadores, padres y madres de familia, algunos consejos para colaborar en la educación para colaborar en la educación de la niñez y adolescencia.

Fortalece la comunicación.

Aprovecha cualquier momento para platicar y escuchar a niñas, niños y adolescentes. Muchas conversaciones pueden empezar de manera natural, en el camino a la escuela, a la hora del desayuno o durante la comida (por supuesto son distractores como la televisión y el teléfono).

Refuerza su autoestima y logros cotidianos.

Recuérdales lo importantes que son en tu vida y resalta sus logros por pequeños que parezcan, haz comentarios que les motiven para mejorar y ten en cuenta que las equivocaciones son parte de un proceso de crecimiento.

Impulsa sus intereses.

Impulsa a niñas y niños a participar en actividades, deportes y pasatiempos en los que ellas y ellos se sientan felices y no los obligues a cumplir tus expectativas; es decir, por ejemplo, que tu sueño haya sido ser un artista no quiere decir que sea también el de ellas y ellos.

Fomenta la paciencia y la perseverancia.

Cuando a ellas y ellos les cuesta trabajar algo o hacen comentarios como “no puedo” o “ya no voy a hacerlo”, puedes decirles: “no te enojes, inténtalo de otra forma y verás que pronto lo lograrás” o “¿qué tal si lo intentas de este otro modo?” Además, es necesario enseñarles la importancia de perseverar para alcanzar sus objetivos. Por ejemplo, divide una tarea compleja en pequeñas partes que puedan llevarse a cabo una a una.

Apoya su autonomía.

Asígnales responsabilidades y enséñales a ser independientes. Evita la constante sobreprotección y deja que ellas y ellos busquen la solución a sus conflictos, ya que no siempre estarás allí para resolver los problemas de su vida.

Establece límites.

Sé firme y respetuoso para ponerles límites. La crianza positiva y afectiva implica enseñarles sin violencia que sus acciones tienen límites y que éstas deben enmarcarse en el respeto y dignidad de las demás personas.

El derecho a una educación de calidad es responsabilidad de todas y todos. Es un eje transversal que asegura otros derechos y forma parte del desarrollo armónico de las potencialidades, la personalidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de la niñez y adolescencia.