Tener la capacidad de escucha y diálogo es uno de los pilares que deben estar presentes en una familia de forma constante. Así se conoce mejor a hijas e hijos, se intercambian ideas o exteriorizan problemas.

Charlar con ellas y ellos desde una temprana edad aumenta su vocabulario y mejora sus habilidades comunicativas de forma notoria; además, ayuda a que crezcan en un entorno óptimo para su desarrollo social y emocional.

Razones para crear un entorno de diálogo y comunicación con una hija o un hijo:

  • Conocer cómo está con sus pares, qué hace con sus amistades y cómo son éstas, sin persecuciones.
  • Hablar sobre sus clases, qué temas le gustan más en la escuela y qué cosas le desagradan. Es esencial saber cómo se lleva con el alumnado de su clase.
  • Conforme crecen, hay que hablar sobre sexualidad de la forma más clara posible, sin tabúes, de acuerdo con su edad y desarrollo.
  • Dialogar sobre sus sueños y proyectos de vida para saber cómo darles dirección hacia sus objetivos o metas.
  • Conversar sobre la mejor forma de resolver problemas cuando se presentan. Por ejemplo, cuando sucede algo que le genera enojo y le dan ganas de resolverlo por medio de la violencia, es conveniente que reflexione sobre cómo actuar en situaciones que provocan ira y resolverlas de manera inteligente.
  • Es importante que la hija o el hijo pueda hablar con su madre o padre sobre la manera de hacer valer sus virtudes, que le respeten y sobresalga en un mundo competitivo.

Es de suma importancia tener comunicación con ellas y ellos para que enfrenten la realidad con inteligencia y sentido práctico; que encuentren el punto medio entre sus sueños y la realidad en la que tendrán que vivir y valerse por sus propios medios.

El reto es que el diálogo no se convierta en un monólogo vertical de madres y padres hacia hijas e hijos: que ellas y ellos también expongan sus opiniones e ideas. Si están en contra de lo que se les dice, deben tener la oportunidad de explicarse en un clima de libertad y tranquilidad.

A veces no se aprecia la comunicación familiar, pero es una de las costumbres que no debe perderse nunca. Hay que fomentarla todos los días ya que favorece valores como la tolerancia hacia las otras personas, el diálogo y la capacidad de admitir errores.

Fuentes