Este 2 de agosto se conmemora en México el aniversario luctuoso de Andrés Molina Enríquez, ideólogo del agrarismo mexicano, reconocido por su importante aporte social, al encabezar una de las ideologías más determinantes a la hora de establecer los derechos sobre las tierras, con el afán de mitigar los efectos de la segregación que sufría la población indigena por parte de los sectores criollos españoles de la época.

Andrés Eligio de la Cruz Molina Enríquez, de ascendencia mestiza, por ser hijo de un español y una indígena, supo de primera mano que la imposición de la jerarquía por nacimiento determinaba la prosperidad de los individuos como de sus familias, y a su vez pudo vivir en carne propia las injusticias cometidas por los terratenientes criollos, quienes en su mayoría eran propietarios y beneficiarios de las tierras que no trabajaban, mientras que los indígenas que mantenían las tierras productivas, eran menospreciados y prácticamente despojados de sus cosechas, las cuales representaban parte de sus bienes más preciados. 

En su adolescencia, tuvo la necesidad de obtener una beca para poder estudiar en el Instituto Científico y Literario de Toluca, lo cual hace ver cómo a través de mérito propio, fue capaz de acceder a su educación formal.

La educación recibida a lo largo de su vida, y su formación como abogado de profesión, le hicieron indagar fuertemente acerca de la vida política de un México en  proceso de reestructuración.

Su sentido ágil y crítico lo llevó también a desarrollarse en el ámbito del periodismo y la docencia, lo cual también permitió que se acercará más a la problemática que los indígenas sufrían por la propiedad de sus tierras.

Preocupado por la mala distribución de la tierra, imaginaba formas de propiedad más justas. Desde su juventud comenzó a considerar ideas revolucionarias acerca de la posesión de las tierras, y cómo la distribución que imperaba en ese entonces, mantenía la segregación social y hacía prosperar las desigualdades económicas del país.

Poco a poco fue ganando importancia, y su detallado análisis político alentado por su profesión de abogado, le hizo ser notado y al final tomado en cuenta al redactarse la Ley Agraria de 1915, así como para los fundamentos básicos del artículo 27 de la Constitución el cual hace referencia justamente a la propiedad de las tierras y aguas comprendidas en los límites del territorio nacional.

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En su obra más reconocida, Los grandes problemas nacionales, indagó sobre las problemáticas estructurales del campo, como el feudalismo rural, lo cual le permitió servir de motivación de ideologías revolucionarias en contra de la segregación racial.

El legado ideológico que nos ha dejado este ilustre pensador permitió que el campo se desarrollara de forma más justa y llegara a ser lo que conocemos actualmente.