En los últimos 10 años, el tema de las juventudes rurales ha tomado vigencia, ya que se reconoce que es necesario aprovechar todo su potencial si queremos generar y fomentar medios de vida sostenibles en las comunidades rurales, así como impulsar la resiliencia ante los efectos socioeconómicos de la pandemia y el cambio climático.

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En este sentido, el Censo Nacional de Población 2020 nos ofrece algunos datos interesantes sobre las juventudes rurales de nuestro país que debemos tener en cuenta si queremos generar políticas públicas en su favor. Aquí te presentamos algunos de ellos.

  • México cuenta con 189,432 localidades a lo largo del país, de las que 185,243 son consideradas localidades rurales, es decir, aquellas que tienen menos de 2,500 habitantes, mismas que representan el 97.7% del total de las localidades del país.
  • En estas localidades rurales se alojan alrededor 26.9 millones de habitantes, de los que 50.6% son mujeres y 49.4% son hombres.
  • Las entidades con mayor población rural son Chiapas con 50.8%  del total de la entidad  y Oaxaca con 50.5%. Le siguen Hidalgo con 42.7%, Tabasco con 41.5%, Guerrero con 40.3%, Veracruz con 38.3%, Zacatecas con 36.7% y  San Luis Potosí con 32,8%.
  • El conjunto de estas entidades concentra alrededor de 13.2 millones de habitantes en localidades rurales, lo que representa 49.1% del total de la población rural.
  • De la juventud total del país  -esto es, la población en el grupo de edad de los 15 a 24 años- 21.5% habita en las localidades rurales (4.5 millones de personas).  De esta cifra, 50.3% son mujeres y 49.7% hombres.
  • Asimismo, la población joven en las localidades rurales constituye cerca del 17% de la población rural total. Esto significa que casi 2 de cada 10 personas en las localidades rurales son jóvenes.
  • El analfabetismo entre la juventud rural está muy reducido, ya que se estima que apenas dos de cada 100 jóvenes en las localidades rurales se encuentra en esta condición.
  • En términos del nivel educativo, 5 % por ciento de los jóvenes en localidades rurales tienen un nivel de escolaridad menor a la educación primaria; 18.6% tiene educación primaria completa; 49.4% cuenta con secundaria baja, 24.1% con educación secundaria alta; 0.5% educación terciaria de ciclo corto; 2.2% educación terciaria (superior); 0.004% nivel de doctorado o equivalente; y 0.21% no especificó.
  • El más alto grado promedio de escolaridad se registró en las poblaciones de entre 1,000 a 2,499 habitantes y el grupo de edad de 20 a 24 años, con 10.3 grados de instrucción. Mientras que el más bajo se registró en las poblaciones con menos número de residentes –aquellas de entre 1 a 249 habitantes- con 8.7 grados de instrucción.      
  • De los 4.5 millones de jóvenes que viven en las localidades rurales, 53.1% por ciento (2.4 millones) se encuentran en la condición de población económicamente activa, en tanto que 46.6%  (2.1 millones) se ubica como población no económicamente activa. El porcentaje restante para alcanzar el 100% no especificó.
  • De la población considerada como económicamente activa, 97.4% dijo tener alguna ocupación, en tanto que 2.6% señaló estar desocupada.
  • En el caso de los jóvenes de las localidades rurales identificados como población económicamente no activa, el Censo 2020 nos indica que 51.6% son estudiantes, 38.8% se dedican a quehaceres del hogar, 8.2% a otras actividades no económicas, y el porcentaje restante está entre pensionados o con alguna limitación física o mental permanente que le impide trabajar.   
  • El Censo 2020 identificó, entre marzo de 2015 y marzo de 2020, una población juvenil migrante en las localidades rurales de alrededor de 201 mil personas.
  • Entre las causas que originaron la migración de los jóvenes rurales están las siguientes: 35.5% respondió que para reunirse con su familia; 24.4% porque se casó o unió; 14.9% para buscar trabajo y 9.9% para estudiar. El porcentaje restante se ubicó en otras causas.

La juventud rural de nuestro país y de América Latina está llamando a construir una hoja de ruta que asegure incluirlos en las discusiones sobre la transformación del mundo rural y de los sistemas alimentarios y así poner en la mesa sus propuestas y acciones para avanzar hacia territorios rurales más prósperos, inclusivos y resilientes.

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