Seguramente te has encontrado en el refrigerador de algún supermercado que donde están los yogures hay unos pequeños botecitos de colores llamativos con un tipo de lácteo espeso, dulce y que resulta del agrado de la mayoría de los niños, incluso de adultos. Pues no se trata de yogur, sino de un tipo de queso: el petit suisse.
Es un queso fresco sin sal, suave y cremoso, que se elabora con leche de vaca pasteurizada enriquecida con nata, para posteriormente suavizarse y escurrirse en una centrifugadora. Una pieza típica pesa 30 g y se envasa en un cilindro de unos 4 cm de alto y 3 cm de diámetro. Se considera un producto nutritivo por su aportación de hidratos de carbono, proteínas, calcio y vitaminas; además de que no son muy calóricos ni tienen grasa excesiva.
A pesar de su nombre, el petit suisse no se originó en Suiza sino en Francia. En la década de 1850 un empleado suizo de una láctea añadió nata para enriquecer la cuajada empleada para elaborar queso.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el calcio es esencial para construir y mantener huesos y dientes sanos, por lo que debe consumirse en cantidades adecuadas durante toda la vida. Un petit suisse aporta 120 miligramos de calcio por cada 100 gramos de producto, cantidad que representa 15% de la ingesta diaria recomendada para niñas y niños entre 1 y 9 años.
Los quesos frescos semidesnatados suministran también una interesante cantidad de proteínas de buena calidad (entre 6% y 9%) que provienen de la leche. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), a julio del presente se obtuvo una producción acumulada de 6,717 millones de litros de leche de bovino; es decir, 57.9% de lo logrado en 2016.
Conociendo ahora con mayor precisión qué es el petite suisse… ¿lo seguirás comiendo o empezarás a consumir?
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