El 6 de noviembre de 1970, a las 17:50 horas, se informaba a través de la televisión -el milagro electrónico de aquel tiempo- el fallecimiento del compositor mexicano Agustín Lara. Su deceso sucedió en el cuarto 347 del Hospital inglés, provocado por insuficiencia cardiaca. Había hecho su aparición, la “blanca desposada” como él mismo llamaba a la muerte, con ese romanticismo que inundó la mayoría de sus canciones. Al día siguiente, un periódico encabezaría su portada con la frase: “Llanto en México por la muerte de Agustín Lara”.

/cms/uploads/image/file/842906/06NOV_2.jpg

Agustín Lara es considerado una de las figuras más destacadas de la música nacional y en especial de los boleros, en un contexto ligado al proceso de modernización de nuestro país, pero, también, vinculado al crecimiento urbano que se produce a lo largo de las décadas de 1930 a 1940 en la Ciudad de México.

El bolero, es un género musical originario de Cuba, concretamente de la ciudad de Santiago, al oriente de la isla. Su entrada a nuestro país se da cuando diversas compañías teatrales cubanas, llegaron a ofrecer su espectáculo -a mediados del siglo XIX- a los estados de Yucatán y Veracruz. Como es de suponer, estas compañías además del bolero, introdujeron otros ritmos como el son y la guaracha. A su llegada a la Península de Yucatán, el bolero se suaviza al ponerse en contacto con las canciones de los trovadores yucatecos, los que estaban muy asociados con la poesía romántica.

Para la década de 1950, Agustín Lara se convertiría, en una de las figuras más representativas del ambiente artístico, hecho en el que contribuyó, el desarrollo pujante de la radio en la capital del país. Con el fin de considerar el peso de este personaje en la cultura popular, aquí te dejamos algunos datos interesantes.

/cms/uploads/image/file/842907/06NOV_1.jpg

  • Aunque no se sabe con certeza el número de canciones que escribió, se han identificado un poco más de cuatrocientas, de diferentes géneros como: el pasodoble, el tango, el danzón, el vals y el bolero romántico, esté último en donde alcanzó una gran popularidad a través de canciones como: “Imposible”, “Mujer”, “Rosa”, “Ojos negros”, “Santa”, “Señora tentación”, “Azul”, “Hastío”, “Arráncame la vida”, “Rival”, “Amor de mis amores”, “Noche de ronda” y “Piensa en mí”, por mencionar algunas.
  • A decir de especialistas, como Sergio Sinay, el bolero comienza a difundirse en espacios de transgresión urbana como eran los centros o clubes nocturnos, en donde incluso se ejercía el lenocinio. Se afirma que cuando un joven pianista escuchó la canción “Nunca“ -uno de los primeros boleros románticos de la época- del compositor Guty Cárdenas:  “Algo empezó a gestarse en [su] generoso epicentro creativo… Una canción que, cuando estuvo concluida, comenzaba con unos versos que decían: "Yo sé que es imposible / que me quieras". Se tituló "Imposible" y fue el primer bolero del más grande compositor que el género iba a concebir en toda su historia: Agustín Lara.”
  • Ejemplo del carácter infractor de estos espacios, fue el hecho de que el general Calles, presidente de la República, mando a cerrar los centros nocturnos, en donde solía trabajar el joven músico. De tal manera que durante semanas estuvo sin empleo y con ello sin ingresos. Fue entonces cuando Agustín Lara asistió al restaurante Salambó -que estaba en el número 15 de la calle Bolívar, en el Centro de la Ciudad-, lugar que solicitaba a una persona para que tocara el piano, ofreciéndosele como salario, cuatro pesos diarios y los alimentos. A partir de este momento comenzaría su etapa más creativa.
  • Una vez que su música rebasó las fronteras nacionales, fue objeto de reconocimiento y admiración, por parte de diversas personalidades de la época. Cuando viajó a la Ciudad de Los Ángeles, el dúo cómico formado por Stan Laurel y Oliver Hardy -mejor conocidos como el Gordo y el Flaco- en aprecio al compositor, le ofrecieron un agasajo en el Baltimore y le sirvieron como guías cuando visitó los estudios de Hollywood.
  • Para el compositor veracruzano, 1932, fue un año lleno de homenajes. Se le rindió tributo en el Teatro Iris -con la presencia de la propia Esperanza Iris-; es también el año en que compone “Santa” para la película del mismo nombre; así como el año en que el dueño de la estación radiofónica XEW, lo invita para que tenga su propio programa: “La Hora Íntima de Agustín Lara”.
  • El programa fue todo un fenómeno, que duró doce años al aire. Se habla que una alfombra roja lo esperaba a su arribo a la estación. La Hora Íntima de Agustín Lara, durante años, fue el programa que reunía a intérpretes y compositores amigos del artista, los que acudían a conversar y a cantar.
  • No obstante, la notoriedad y prestigio alcanzado por Agustín Lara, esta forma de poética popular y urbana, de representar la experiencia amorosa o erótica, a través del bolero, seguía representando en la década de los años de 1940 -para varios sectores- una amenaza para la moral pública. Tal como lo señala Pablo Dueñas en su libro Bolero. Historia documental del bolero mexicano, cuando indica que: “… durante la presidencia de Miguel Ávila Camacho, el Estado permitió la existencia de una Liga de la Decencia, fomentada por el Obispado de México. La Liga se encargó promover la prohibición de varios boleros de Agustín Lara en las estaciones de radio, entre los cuales se encontraban: “Imposible”, “Pervertida” y "Aventurera."

La música de Agustín Lara fue un aroma, el olor de una época. De ahí que, una vez informado el entonces presidente de la República, de la muerte del compositor, expidió un decreto, a través del que reconocía los elevados méritos artísticos, y por lo que, haciéndose eco de los deseos del pueblo de México, ordenaba que los restos del maestro Agustín Lara descansaran en la “Rotonda de los Hombres Ilustres”. Quizá la forma más clara, en que suele honrarse a un clásico, en este caso de la música mexicana.