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La movilidad social en México aún es baja para el segmento más pobre, lo que se acentúa en la región sur del país

En el Informe de Movilidad Social 2019: hacia la Igualdad Regional de Oportunidades, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, que busca medir la movilidad social (cambios que experimentan las personas en su condición socioeconómica) en México y presenta propuestas para impulsarla, se indica que la movilidad social en México aún es baja para el segmento más pobre de la población, lo que es mayor en la región sur del país, mientras que en el norte existe mayor fluidez. El reporte señala que un mexicano que nace en un hogar muy pobre en el norte de nuestro país tiene alrededor de 3.5 veces más posibilidades de salir de la pobreza que uno que nace en la misma situación en el sur.

Gaceta económica | 19 de febrero de 2020
Hay una elevada persistencia en los extremos de la distribución social Hay una elevada persistencia en los extremos de la distribución social

En México, 49 de cada 100 personas que nacen en los hogares del grupo más bajo de la escala social, permanecen ahí toda su vida y otros 25 no logran superar la línea de pobreza, esto es, 74 de cada 100 mexicanos que nacen en el estrato social más bajo no logran superar la condición de pobreza.

En contraparte, 57 de cada 100 de quienes nacen en hogares del estrato social más alto, se mantienen ahí el resto de su vida.

Entonces se confirma que hay una persistencia elevada en los extremos de la distribución social.

Estos resultados se explican, según el informe, por el grado de desigualdad de oportunidades en México, ya que 48% de la desigualdad en los logros de la población mexicana se debe a que las oportunidades con las que cuentan para salir adelante no son las mismas.

Los resultados también confirman que las oportunidades, así como la movilidad social, son significativamente distintas entre regiones: las oportunidades y la movilidad social, son mayores en las zonas más urbanizadas. En el sur las opciones de avanzar, desde el piso de la escalera social, son menores que en las regiones del norte: 67 de cada 100 mexicanos que son originarios del sur y pertenecen al estrato social más bajo se quedan ahí, en tanto que, en las regiones del norte y norte-occidente, la proporción es de alrededor de 25 de cada 100.

En el sur al menos 45% de la desigualdad económica es producto de la desigualdad de oportunidades, en tanto que, en el norte y norte-occidente, esta proporción es de alrededor de 30%.

Por género, los resultados del Informe también muestran que, si una mujer nació en la base de la escalera social, tendrá menos probabilidades de salir de la pobreza que un hombre (75 de cada 100 mujeres contra 71 de cada 100 hombres).

En el otro extremo, 50 de cada 100 mujeres en el grupo de hogares de riqueza más alta se mantienen ahí el resto de su vida, contra 57 de cada 100 hombres.

En cuanto al color de piel, los mexicanos con color de piel más oscuro experimentan menor movilidad ascendente y mayor movilidad descendente, respecto a quienes tienen un tono de piel más claro.

Cabe señalar que, en la región norte, que es una de la de menor desigualdad de oportunidades, el tono de piel pesa más del doble que en cualquier otra región.

En suma, la movilidad social guarda una estrecha relación con la igualdad de oportunidades. Si se elimina la desigualdad de oportunidades, el esfuerzo de los individuos es el que determina la desigualdad de resultados.

Estudiar la movilidad también permite identificar la relación entre la desigualdad y el crecimiento económico. Existe una relación negativa entre la desigualdad y la movilidad social, pero positiva entre la movilidad social y el crecimiento.

Así, que cuando las oportunidades son desiguales, el crecimiento es menor, y viceversa (Marrero y Rodríguez 2013).

Entonces, una propuesta de política pública sería ampliar e igualar las oportunidades de las personas para aumentar la movilidad social y, con ello, elevar el crecimiento económico.

El Informe plantea que una política pública que libere el potencial de toda la población es necesaria para lograr una situación de justicia, cohesión social y crecimiento económico incluyente.

Añade que para lograr todo lo anterior se requiere “diseñar una serie de mecanismos de acción pública en los ámbitos de educación, salud y protección social, los cuales solamente podrán establecerse si el Estado mexicano logra, como primer paso, una reforma a la Hacienda Pública que garantice su financiamiento y sostenibilidad de generación en generación”.

(Consultar documento completo)

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