El reporte señala que en general, los riesgos económicos han aumentado de forma importante por la guerra, y las disyuntivas para las políticas se han tornado aún más complejas (“entre atacar la inflación y mantener la recuperación a resguardo, y entre dar apoyo a los más vulnerables y reconstituir los amortiguadores fiscales”).
Así, el FMI proyecta un crecimiento económico mundial de 3.6% para 2022 y para 2023, desde un 6.1% estimado para 2021, esto es, 0.8 y 0.2 puntos porcentuales menos a lo estimado en enero pasado para 2022 y 2023. Lo anterior ante el impacto de la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia, que hacen que se proyecten fuertes contracciones para ambos países.
En el caso particular de México, el FMI revisó su estimación de crecimiento para 2022 de 2.8% previa a 2.0%, debido a la inflación, las mayores tasas de interés y las disrupciones en el comercio global generadas por la guerra en Ucrania; aunado a la revisión a la baja en el pronóstico de crecimiento esperado en Estados Unidos, principal socio comercial de México, para 2022 de 4.0% a 3.7%. Para 2023 el FMI proyecta un crecimiento económico para México de 2.5%, desde el 2.7% estimado en enero pasado.
Las perspectivas a mediano plazo se han revisado a la baja en todos los grupos de países, excepto en los exportadores de materias primas que se benefician de la escalada de precios de la energía y los alimentos. El crecimiento mundial disminuiría a alrededor de 3.3% en promedio a mediano plazo.
En cuanto a la inflación, esta se ha convertido en un riesgo claro para muchos países. Ahora el FMI proyecta que la inflación permanecerá elevada por mucho más tiempo, debido a las alzas de precios de las materias primas impulsadas por la guerra y la ampliación de las presiones de precios. Para 2022, el organismo proyecta una inflación de 5.7% en las economías avanzadas y de 8.7% en las de mercados emergentes y en desarrollo; o sea, 1.8 y 2.8 puntos porcentuales por encima del pronóstico de enero, respectivamente.
Para el FMI la prioridad más inmediata es una solución pacífica a la guerra. Añade que siguen siendo esenciales “los esfuerzos multilaterales por responder a la crisis humanitaria, evitar una fragmentación económica más profunda, mantener la liquidez mundial, controlar situaciones críticas causadas por el sobreendeudamiento, hacer frente al cambio climático y poner fin a la pandemia”.
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