Muy buenos días a todas y a todos.

Es un verdadero privilegio y un gran gusto estar de regreso en estas instalaciones del SAT, y digo de regreso porque platicaba con Aristóteles hace un momento, que a mí me tocó venir aquí muchas veces; algunas veces como contribuyente, otras veces como empleado de la Secretaría de Hacienda, debo decirlo, hace más de 20 años, antes de que existiera el SAT, aquí nos tocó tener muchas reuniones de trabajo.

Vine también como Secretario de Finanzas de mi Estado, vine como diputado, pero nunca me había sentido tan contento, tan orgulloso, tan emocionado de estar aquí como este día, este día en que tengo el privilegio de saludar y de ver aquí a más de 3 mil de los 37 mil colaboradores, compañeros de trabajo que tiene esta institución fundamental del Estado Mexicano.

Hoy el SAT cumple 18 años. El SAT alcanza su mayoría de edad, pero desde el primer día el SAT ha sido una institución mayor para México. Desde el primer día el SAT se ha constituido como un pilar para el desarrollo, para el crecimiento, para la provisión de servicios a las y los mexicanos.

Es impensable imaginar a las escuelas funcionando, a los hospitales atendiendo pacientes; a los soldados y marinos cumpliendo sus trabajos a favor de México con lealtad y patriotismo sin el respaldo, sin el trabajo de cada una y cada uno de ustedes.

Ustedes son un equipo, insisto, fundamental para el Estado Mexicano, y no solamente para el Estado, para la vida cotidiana de los mexicanos; sin el SAT no podemos imaginar al México moderno y democrático.

Los procesos electorales transcurren gracias a los recursos, la instalación de las casillas, el trabajo de los voluntarios ocurre también gracias al trabajo del SAT que aporta los recursos para que México pueda funcionar como una eficaz democracia. Y así podemos hacer recuento de cada una de las actividades del Estado Mexicano.

La promoción de México en el exterior, el funcionamiento de las embajadas, las actividades culturales, las universidades públicas; todas esas cosas que nos hacen sentirnos orgullosos de México ocurren en gran medida gracias al trabajo, a la entrega de todos ustedes.

Es consustancial al ser ciudadano cumplir con la obligación de pagar impuestos, de contribuir al gasto público. Es una de esas obligaciones que definen a la ciudadanía en un país democrático, pero para ello se necesita de un gran equipo, de una gran institución que haga posible que la ciudadanía cumpla con sus obligaciones, y ustedes hacen todos los días esta gran institución.

Y sin lugar a dudas, para los contribuyentes pensar en el SAT no necesariamente despierta las mismas emociones que despierta en nosotros. Para el contribuyente, por supuesto, el SAT representa una obligación de pago, representa el hacer un trámite, representa distraerse de sus actividades cotidianas para cumplir con sus obligaciones, sin embargo, y aunque muchas veces la ciudadanía no lo ve, y no tiene por qué verlo, quienes somos parte de este equipo cuando vemos a esta gran institución, que es el Servicio de Administración Tributaria, vemos muchas otras cosas más.

En primer lugar, cuando vemos al SAT, lo que vemos es talento, un gran talento. El SAT no es una institución, es un equipo, hecho de talentosas y talentosos mexicanos que han, muchos de ellos, muchos de ustedes, dedicado su vida profesional a servir a México en esta institución, y que está a la altura de los nuevos retos, una institución donde no se vale decir que no se puede, donde el cambio es parte de nuestra cotidianidad, cuando vemos al SAT lo que vemos es innovación, un equipo y una institución que está dispuesta a cambiar, que está dispuesta a arriesgar a lo nuevo, ya lo vimos en el video hace un momento.

Tan solo en épocas muy recientes el SAT es un ejemplo de innovación en el servicio público, desde la factura electrónica, la contabilidad electrónica, hasta cosas tan recientes como el nuevo marbete con trazabilidad, directamente a un teléfono inteligente para verificar la legalidad de bebidas alcohólicas, todo eso muestra, y habría muchos ejemplos, y estoy seguro que cada uno de ustedes tiene en mente ejemplos recientes, y algunos no tan recientes de innovación.

Y la innovación no es otra cosa que atreverse a cambiar en favor de México, a cambiar en favor de los ciudadanos y de los contribuyentes.

Cuando vemos al SAT vemos una enorme sensibilidad, porque ustedes tratan todos los días con cientos de miles de contribuyentes, y cada contribuyente es mucho más que un trámite, es una realidad humana, y aquí en el SAT es un equipo en el que se escucha, es un equipo que está dispuesto a ayudar a resolver los problemas, a orientar.

A mí me da muchísimo gusto cuando escucho en la Ciudad de México o en las ciudades del interior de la República, cuando dicen: en el SAT me escucharon, me entendieron, y también me da mucho gusto cuando me dicen: me cobraron, pero al final de cuentas, aún en el cumplimiento, al exigir el cumplimiento de una obligación, esto debe hacerse siempre como lo hacen ustedes, con sensibilidad humana, y es algo que distingue a este gran equipo.

Cuando veo al SAT también veo un gran valor ciudadano. Mujeres y hombres, mexicanas y mexicanos que muchas veces ponen en riesgos su integridad física, incluso su vida, defendiendo la legalidad y el estado de derecho.

Compañeras y compañeros por ejemplo en las aduanas que todos los días asumen el reto de hacer prevalecer el estado de derecho frente al fenómeno de la ilegalidad.

Compañeras y compañeros que están haciendo operativos; algunos mientras nosotros estamos aquí, en contra del contrabando y del comercio ilegal. Eso amigas y amigos es valor ciudadano, porque al final de cuentas en el SAT lo que hay es un equipo de ciudadanas y ciudadanos que han decidido entregar su vida a México.

Pero sobre todo, cuando veo al SAT, y lo digo con gran orgullo y profunda emoción, lo que veo es un gran equipo de trabajo. Un gran equipo de trabajo que se la juega con México, que ha decidido dar su carrera profesional a favor de su país, este es un equipo que cree en su país, que cree en México.

Ayer por la noche comenté con el Presidente de la República que estaría aquí con ustedes y me dijo dos cosas: la primera, dile a Aristóteles que a la próxima me invite,    -ya está-, tome nota Señor Jefe del SAT, pero lo más importante que me dijo el Presidente, -que por cierto hoy está camino a Zacatecas con los Reyes de España y después de ahí va a Perú, a una Cumbre de la Alianza del Pacífico- lo que me dijo es te pido una cosa, solo una cosa, dile a las compañeras y a los compañeros del SAT muchas, muchas gracias.

Gracias por su talento, gracias por su capacidad de innovar, por su sensibilidad, por su valor, pero sobre todo muchas gracias por el gran valor a México que demuestran con hechos todos los días.

Muchas, muchas felicidades enhorabuena por el SAT y sobre todo enhorabuena por las mujeres y hombres que hacen posible que esta institución sea un pilar de México todos los días.

Muchas felicidades.