• El titular de la Secretaría de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, expone que prevenir, detectar, investigar y sancionar los ilícitos en lo administrativo, y colaborar para su castigo en el ámbito penal, constituyen una base sólida para erradicarla.
  • Dicta una conferencia en el marco de la entrega de la Certificación Norma ISO 37001 al Sistema de Gestión Antisoborno de la Secretaría de la Contraloría del Gobierno de Querétaro.

El titular de la Secretaría de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, afirmó que la aplicación de los principios de democracia participativa, personas servidoras públicas con valores éticos y el establecimiento de controles, son los instrumentos esenciales para combatir la corrupción.

Al dictar una conferencia en el marco de la entrega de la Certificación Norma ISO 37001 al Sistema de Gestión Antisoborno de la Secretaría de la Contraloría del Gobierno de Querétaro, señaló que en la esfera de la administración pública, la corrupción puede ser entendida como el beneficio indebido que obtiene una persona servidora pública a costa del bienestar colectivo o individual, derivado de una acción u omisión en su desempeño.

Expresó que para la SFP, lo concreto de la corrupción la constituyen los ilícitos que se deben combatir en el universo de las faltas administrativas graves establecidas en la Ley General de Responsabilidades Administrativas y de los delitos tipificados en el Código Penal Federal.

Al abundar sobre la democracia participativa, dijo que ésta implica una sociedad en la que la ciudadanía interviene en las decisiones, contribuyen al gasto, supervisan el ejercicio del poder y exigen tanto la rendición de cuentas como las responsabilidades inherentes al desempeño de los cargos gubernamentales.

Sobre el principio de personas servidoras públicas con ética, expuso que es cuando su comportamiento obedece a los valores y reglas establecidos en los códigos de ética y de conducta que rigen su actuación. “Quienes se corrompen no son los códigos ni las instituciones, sino los individuos; la ética apunta en primera instancia a la responsabilidad personal y, en un segundo momento, a la responsabilidad institucional”, estableció.

En cuanto a los controles, que pueden ser reglas de operación, manuales de procedimientos, criterios previamente establecidos, auditorías permanentes, dijo que ayudan a prevenir la transgresión de las pautas normativas, y aseguran que las instituciones alcancen sus objetivos y metas, evitan incumplimientos, advierten e inhiben malos manejos y fomentan la honradez.

Expuso que prevenir, detectar, investigar y sancionar los ilícitos en lo administrativo, y colaborar para su castigo en el ámbito penal, constituyen una base sólida para enfocar los esfuerzos de los órganos de control de los tres órdenes de gobierno para erradicar las conductas relacionadas con la corrupción en el ámbito gubernamental.

Agregó que “de ninguna manera consideramos que la lucha contra este fenómeno se agota en acometer las faltas y delitos, pues el mal que enfrentamos es altamente complejo, impredecible e insidioso”, advirtió el secretario Salcedo Aquino.

Concluyó que enfrentar la corrupción “exige del concurso coordinado de los liderazgos del gobierno y la política con la sociedad, la academia, el empresariado y los medios. Las acciones por adoptar no pueden ser fragmentarias, aisladas, ocasionales ni oscilantes”.

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