• Ante ministros y altas autoridades de las principales economías del mundo, recuerda que los países deben predicar con el ejemplo y evitar que los intereses particulares se antepongan a los nacionales.
  • Enfatiza que “el gobierno de México implementa políticas y estrategias intersectoriales dirigidas a reducir la corrupción y la impunidad, de conformidad con las disposiciones de la Convención de Mérida”.
  • Señala que “el llamado neoliberalismo no fue un proyecto económico sino político, que benefició a unos pocos en la cúspide gubernamental”.

La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, presidió esta mañana la delegación mexicana en la Primera Reunión de Ministros Anticorrupción del G20, en donde expuso que México lucha contra el abuso de lo público con fines privados mediante el fomento de la participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas.

Manifestó que “el gobierno de México implementa políticas y estrategias intersectoriales dirigidas a reducir la corrupción y la impunidad, de conformidad con las disposiciones de la Convención de Mérida”.

En la reunión realizada de manera virtual desde Riad, Arabia Saudita, en conmemoración del 10° aniversario de la creación del Grupo de Trabajo Anticorrupción del G20 (ACWG, por sus siglas en inglés), aseveró que “nuestros países deben predicar con el ejemplo y evitar que los intereses particulares se antepongan a los nacionales”.

En su intervención en representación del Estado mexicano, la secretaria Sandoval Ballesteros expuso que “durante los últimos meses fortalecimos la transparencia y promovimos políticas de datos abiertos, aumentamos la supervisión de los procesos de contratación pública para abordar la emergencia de salud, lanzamos nuevas plataformas para simplificar las denuncias de corrupción ciudadana y garantizar que el sector privado actúe con ética e integridad”.

Señaló que “la corrupción es una forma de dominación pública y desempoderamiento social. Es un problema institucional y político que requiere soluciones estructurales: empoderamiento de la ciudadanía, reducción de la impunidad y fortalecimiento de la democracia”.

Recordó que “en México la corrupción estuvo fuertemente vinculada a la privatización y la desregulación. El llamado neoliberalismo no fue un proyecto económico sino político, que benefició a unos pocos en la cúspide gubernamental, al tiempo que cobraba un precio muy alto en la sociedad, aumentaba la desigualdad, la captura del Estado y la pobreza”.

Destacó que el Comunicado Ministerial adoptado en esta reunión del G20 incluye importantes compromisos y estrategias que reflejan claramente el poder de la cooperación internacional contra la corrupción y la impunidad.

Durante la reunión, las ministras y ministros anticorrupción del G20 aprobaron compromisos clave sobre integridad pública y empresarial; transparencia y rendición de cuentas; divulgación del beneficiario final, entre otros.

Asimismo, presentaron un Compendio de Buenas Prácticas sobre Combate a la Corrupción en respuesta a la situación por la pandemia del COVID-19, que ofrece una visión más amplia de los principales riesgos de corrupción que se han observado durante la pandemia e identifican las mejores prácticas anticorrupción adoptadas por cada uno de los países del G20 para mitigar cuestiones específicas como la recuperación económica.

Las ministras y ministros anticorrupción del G20 llamaron a contribuir a los objetivos y prioridades de los países del G20 en la elaboración y aplicación de respuestas anticorrupción a la pandemia, incluida una visión sobre las medidas más inmediatas que los países pueden adoptar de manera individual y colectivamente para mitigar los riesgos de corrupción emergentes.

En la reunión también participaron los titulares de organismos internacionales como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Grupo de Acción Financiera Internacional contra el Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo (GAFI), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Interpol.

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