Ciudad de México
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He preparado un mensaje que, espero, sea relativamente breve, en torno a tres aspectos de los cuales me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones.

El primero de ellos tiene que ver un poco con hacer brevemente un balance de lo que ha ocurrido con la educación superior estos años en nuestro país. Un segundo, recoger el guante que el secretario general ejecutivo de la ANUIES me ha lanzado. Lo hizo ahora, pero lo hace todo el tiempo en favor de las universidades. Y finalmente, algunos de los desafíos o de los retos que percibimos hacia la próxima década o década y media.

Como ustedes bien lo saben, actualmente contamos con una matrícula total en México de poco más de 4 millones 300 mil estudiantes.Tan sólo en este siglo, en lo que va de este siglo se ha duplicado la matrícula de educación superior. Hemos pasado de 2 millones de estudiantes en el ciclo escolar 2000-2001 a 4.3 millones de jóvenes en el ciclo escolar 2017- 2018.

Esto quiere decir que, en estos últimos cinco años, del 2013 al 2018, cada año se incorporaron a este nivel educativo en promedio unos 156 mil alumnos. Hoy tenemos una cobertura de 38.4 por ciento aproximadamente en el grupo de edad típico que es una proporción razonablemente cercana a los 40 puntos que nos propusimos como meta en el Programa Sectorial de Educación 2013- 2018.

En lo que va del sexenio, la cobertura pasó del 32 por ciento al 38.4. Y quizás veremos las cifras del nuevo ciclo escolar 2018- 2019, podamos pegarle al 39 por ciento. Lo que representaría casi un siete por ciento de incremento en puntos porcentuales. Buena parte, y como ustedes lo saben del incremento de esta cobertura, se ha obtenido gracias a la incorporación o segmentos de menores ingresos, y el fortalecimiento de las modalidades no escolarizadas. Hoy más de 600 mil estudiantes cursan programas de educación superior de las modalidades abierta y a distancia.

Y esto implica un incremento de 76 por ciento respecto al sexenio anterior. La equidad también ha sido una variable, un factor que ha corrido demanera importante y positiva. Hace ocho años únicamente uno de cada ocho jóvenes que provenían de hogares desfavorecidos cursaban la educación superior. Esta proporción es actualmente de uno de cada cuatro.

Y para dimensionar este logro basta recordar que de los poco más de 4.3 millones de estudiantes que acabo de mencionar. Más de un millón 100 mil estudiantes provienen de los sectores más desfavorecidos. Para garantizar además una educación equitativa, incluyente se han incrementado considerablemente el número de becas.

En el periodo comprendido entre los ciclos escolares 2012, 2013 y el 2017, 2018 se otorgaron más de 3.4 millones de becas en educación superior. Y en este mismo periodo, también se otorgaron 400 mil becas a modalidades como titulación, servicio social, capacitación de excelencia, entre otras.

Y, por otra parte, se ha dado un renovado impulso a la promoción de las prácticas de evaluación, de acreditación de programas educativos. A fines de mayo de 2008 había ya casi 5 mil programas en el país reconocidos por su calidad. Cuando en 2012 eran aproximadamente 3 mil 800.

De hecho, en septiembre próximo tendremos laEntrega de reconocimientos de calidad, para aquellas instituciones, cuya matrícula de calidad sea del 75 por ciento o superior, y será un evento muy relevante. Al día de hoy, ya hay 239 iniciativas que cumplen con este parámetro y esperamos, por supuesto, la participación de todos ustedes en ese evento.

Ahora bien, para lograr que la educación sea de mayor pertinencia, es imprescindible fomentar el diálogo entre las instituciones educativas y las empresas para integrar las demandas de éstas últimas en los sistemas de formación profesional, favorecer y facilitar la transición de la escuela al mundo del trabajo.

Con ese fin, hace unos cuantos días, bajo el liderazgo del subsecretario Rodolfo Tuirán, a quien aprovecho para reconocer mucho el trabajo y su habilidad, porque cuando ésta en la SEP dice que es un gran aliado de la ANUIES y cuando está en la ANUIES dice que es el gran aliado de la SEP, yo no entiendo, pero finalmente hace un buen esquema de política y de diplomacia combinada.

Decía que, con ese fin, hace unos cuantos días firmamos un convenio con el Consejo Coordinador Empresarial, el cual permitirá regular la implementación del Modelo Mexicano de Formación Dual en la Educación Superior entre los diversos organismos empresariales y sus empresas afiliadas.

Con eso, se busca que el Modelo Dual sea adoptado a partir del próximo ciclo escolar por 117 universidades tecnológicas, 62 universidades politécnicas, 38 institutos tecnológicos y 30 universidades públicas estatales. Además, era urgente y es un proceso en el que quiero agradecer muy particularmente el apoyo decidido de ANUIES, del Politécnico Nacional, de la Universidad Nacional Autónoma de México, desarrollar un sistema que permitiera agilizar, transparentar y modernizar el proceso de registro de títulos y cédulas profesionales por parte de la Dirección General de Profesiones.

Y se menciona especialmente estas instituciones con las cuales arrancamos, pero también extiendo el agradecimiento a aquellas otras que ya son un número importante que está ya participando en el nuevo modelo que nos permitirá hacer frente a un reto de implementar el registro del título en un formato electrónico que, entre otras virtudes, permitirá reducir el tiempo de entrega de varios meses a menos de 48 horas en un esquema mucho más eficiente, mucho más transparente y mucho más oportuno.

Y, finalmente, hemos de trabajar este capítulo de manera muy intensa en un aspecto que a veces, cuando uno se refiere al mundo de la educación superior universitario y tecnológico solemos dejar relativamente de lado, es el que tiene que ver con la educación normal y con las escuelas normales.

Desde el año 2015 y como parte del proceso de la Reforma Educativa, se han invertido casi dos mil 700 millones de pesos para apoyar el desarrollo académico de las normales, así como en el fortalecimiento de su infraestructura, de su equipamiento y en inmobiliario. Tan solo el año pasado, se puso en marcha la estrategia del fortalecimiento y transformación de las normales, a través de la cual buscamos reivindicar el lugar que medidamente les corresponde presentar en la formación de maestros en México.

La propuesta de actualización curricular implicó el rediseño de 224 cursos en 16 licenciaturas y, por vez primera en tres décadas, esta actualización curricular se armoniza y arranca al mismo tiempo que la de educación básica, la cual, en este universo, es su mundo más inmediato.

Dados estos datos, este universo, que me parece que es un balance razonablemente positivo, también es verdad que, a lo largo de estos años, hemos tenido importantes avances, pero estamos conscientes de que persisten también enormes desafíos que deben ser abordados y atendidos.

Diversas universidades e instituciones públicas de educación superior enfrentan una compleja problemática de carácter presupuestal, de carácter administrativo y de carácter financiero. Y por ello era fundamental realizar un diagnóstico integral sobre las potencialidades y problemáticas de las universidades de acuerdo con las características específicas de cada una.

Este es un ejercicio en el cual hemos avanzado ya con un grupo de universidades, miembros de la ANUIES y aquí representadas, para poder tener una claridad mucho más fina de cuáles son las causas que originaron esta problemática, de cuáles son las alternativas de solución y que es lo que debemos hacer para que cualquier proceso de mejora pueda ser sostenible a lo largo del tiempo.

De nuestra parte, de parte del gobierno federal., haremos un gran esfuerzo para evitar que los problemas estructurales de esas instituciones entorpezcan su operación y tengan consecuencias sobre los procesos educativos y afecten, por lo tanto, la gobernabilidad y la estabilidad institucional.

Pero en esta meta, es indispensable que participemos todos, que concurra el gobierno federal, como lo estamos haciendo ya de manera muy proactiva, pero también los gobiernos estatales y, sobre todo, que haya un esfuerzo explicito, claro, comprometido, por parte de las propias instituciones.

Tendremos en los próximos meses, en años de cambio de presidencia, se adelanta un poco el calendario presupuestal, pero deberemos hacer un esfuerzo de acompañamiento con ANUIES y con las universidades para que cuando se envié al Congreso el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2019, podamos hacer las gestiones, la concertación o la negociación apropiada, de tal manera que 2019 y que estará el primer año de un nuevo gobierno, encuentre a las universidades públicas en las mejores condiciones presupuestales y de tranquilidad institucional y política.

Así que recojo con total sensibilidad el planteamiento de Jaime, para ello hemos tenido ya reuniones con los rectores de estas instituciones, con la secretaría general ejecutiva de ANUIES, para definir con toda claridad la ruta, el horizonte, el mapa de navegación, de acciones, de opciones para su atención. De nuestra parte, reitero, la SEP actuará de maneramuy decidida por sí y con las autoridades hacendarias para que podamos, entre todos, contribuir a un nuevo esquema mucho más eficiente para las universidades, para el país y para la población a la que atendemos.

Por último, quisiera compartir algunas reflexiones, algunas de las cuales, eh, coincido (inaudible) están recogidas en la agenda 2030, de la que ya habló Jaime hace unos momentos, que tienen que ver con cómo percibimos algunos de los cambios y retos que enfrentaremos por delante.

Por una parte, los cambios en la sociedad del conocimiento a nivel global y las enormes disrupciones en el campo de la innovación, la complejidad productiva, la tecnología, la salud, el medio ambiente o la propia economía del conocimiento, contribuyen y constituyen enormes desafíos para las instituciones de educación superior de nuestro país y de todo el mundo. Muchos de ellos son inéditos en un país y en un mundo cada vez más competido, más abierto y más globalizado.

Por lo tanto, este hecho, introduce, en mi opinión, una pregunta clave: ¿cómo abordar con éxito creciente la superación o, al menos, un mejor alineamiento de dos fenómenos que han corrido a la par en el mundo de la educación superior y en mundo de la economía, de la economía y del empleo en nuestro país?

La matrícula, por una parte, la matrícula nacional, como ya dije, de educación superior, incluyendo todas las modalidades y tipos de sostenimiento, ha crecido a una enorme velocidad en las últimas décadas. Yo mencioné tan solo del 2000 para acá, aproximadamente, pero quisiera recordar que en 1960 tenía México 30 mil estudiantes en educación superior y en 2017 tenemos ya poco más de 4 millones.

En 1960 teníamos 157 instituciones de educación superior y en 2017 tenemos ya unas 4 mil 285, que al menos tienen ya un programa de licenciatura. Esta expansión derivada de muchos factores, parece en principio y es, sin duda alguna, positiva. Pero, por otro lado, México tiene ya también una de las economías más diversificadas con sectores altamente dinámicos, algunos de los cuales ya muestran un alto valor agregado y un enorme componente de innovación y de conocimiento.

Solo un par de datos: México está hoy en el índice global de innovación en el lugar número 25 entre 89 países en materia de lo que se suele llamar complejidad económica, lo que supone entonces, retos distintos. Añadamos que, según la OCDE, 8 de cada 10 nuevos empleos se están generando en campos que tienen un componente muy importante de innovación, o de mediano y alto valor agregado, como la tecnología, manufacturera, las finanzas, el desarrollo urbano, la biotecnología, la robótica, entre muchos otros.

Sin embargo, en los pliegues, entre los pliegues de ambos fenómenos ocurren también algunos sesgos que nos retan a ser mucho más creativos para como conjuntar ambos fenómenos que aparentemente corren de manera disociada.

Menciono tres: El porcentaje, por ejemplo, de personas desocupadas con algún grado de estudios medio superior o superior, es inquietante. Se fue del 30 por ciento que era en al año 2000 al 47 por ciento el año pasado, según la encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI. Segundo ejemplo o dato, los retornos entre quienes más años de escolaridad, respecto de quienes tienen menos, parecen haber disminuido en la última década.

Y el tercero es que las brechas entre el perfil de los egresados y las necesidades específicas de los empleadores, podrían aumentar en al mensos ocho de los 16 principales sectores económicos en tan poco tiempo como en los próximos cinco años, principalmente por razones de pertinencia formativa, de calidad y desarrollo de capacidades base.

Es decir, esta especie de paradoja introduce en la educación exigencias crecientes sobre la oferta y la demanda, la inserción laboral, la satisfacción de las expectativas de los egresados, los temas de transparencia y buena gestión, y la contribución de las instituciones de educación superior al país. Y esto obliga, a éstas por supuesto, a reinventarse y adaptarseque será el próximo desafío en los diez o 15 años.

Por lo tanto, me parece claro que es más necesario que nunca ofrecer una educación pertinente y de extraordinaria calidad; enfocar con mucho mayor precisión productividad y sentido de anticipación, la investigación que se realiza. Fortalecer de manera más exigente y mejor medida, la vinculación con el entorno social y económico regional, nacional e internacional. Lograr una alineación más estrecha y eficaz entre educación y sector productivo.

Y, en síntesis, dar a los estudiantes, dar a los padres de familia y darle al país lo que todos estos esperan de sus instituciones académicas de educación superior.

El decidido apoyo y seguimiento de la ANUIES ha sido y seguirá siendo fundamental, ya que la coyuntura antes descrita, por su misma naturaleza, alcance y dimensiones, necesariamente trascenderá hasta por lo menos las siguientes dos administraciones federales.

En este sentido, la disposición de la ANUIES, su contribución, su valor agregado, será invaluable en esta transformación de la educación superior que el país está ya empezando a experimentar.

Por todas estas razones, quisiera desearle a esta quincuagésima tercera sesión ordinaria de la ANUIES, y por supuesto a la propia institución, los mejores deseos para los próximos meses y sobre todo para los próximos años.

Muchas felicidades y muchas gracias.

Audio
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Participación del secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán