Ciudad de México
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Muy buenos días a todas y a todos ustedes.

Muy estimado doctor Eduardo Backhoff, presidente de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

Muy estimado maestro José García Mora, represente del Comité Ejecutivo Nacional y representante del maestro Juan Díaz en éste evento.

Muy estimado Javier Garciadiego, presidente de la Academia Mexicana de la Historia.

Muy estimado Luis Ignacio Sánchez Gómez, titular de la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México. Muchas felicidades Luis Ignacio.

Muy estimadas y estimados compañeros.

Queridas y queridos maestros.

El acto que hoy nos reúne en este simbólico lugar, reproduce el que a unos pocos metros llevamos a cabo el año pasado para transformar y mejorar la historia de la forma en que los docentes se incorporar al servicio educativo en todo el país.

Podría pensarse que tanto aquellos días como hoy, son eventos de carácter meramente administrativos y una consecuencia de las innovaciones introducidas por la Reforma Educativa, emprendida por el presidente Enrique Peña Nieto.

Desde luego que a primera vista lo son, pero van más allá, mucho más allá, significan una enorme revaloración del magisterio mexicano. Suponen un acto de confianza en los talentos, en el esfuerzo, en la capacidad, en el mérito de miles de maestros que al amparo del nuevo marco normativo de la profesión docente, hoy se preparan para educar, para formar, para guiar a los niños que tendrán bajo su cuidado, y dotarlos de los aprendizajes clave, para que tengan éxito personal, laboral y profesional, para que tengan una vida mejor, para que hagan de la educación un camino hacia la libertad, la seguridad, la felicidad.

Así que esta generación de 204 docentes, que a partir de hoy se incorporan a su escuela con la plaza que se ganaron por ellos mismos, es un ejemplo a seguir; son un símbolo de los nuevos vientos que se corren en el sistema educativo. Son, sin duda, una generación de esperanza, una generación de la esperanza.

Hace cinco años que se gestó la arquitectura constitucional y legal en que se sostiene la Reforma Educativa. Hace propiamente tres que inició su instrumentación y falta menos de uno para que concluya la administración que la hizo posible, y que colocó en la discusión algunas interrogantes clave ¿Cuáles son hoy los nuevos enfoques que la educación necesita en este mundo cambiante? ¿Qué hacer para vincular de manera eficaz la educación que se imparte con el entorno regional, nacional e internacional? ¿Cómo abordar ahora los retos de calidad, equidad y excelencia educativa? ¿Cómo preparar a los sistemas educativos para un ambiente más riguroso de evaluación, rendición de cuentas y profesionalización docente?

Nadie duda de que tiempo atrás ha existido un consenso respecto a que mejorar la educación y los sistemas escolares son factores indispensables para promover el desarrollo sostenible de cualquier país, para reducir desigualdades, para aumentar la competitividad, para ayudar a consolidar la democracia y las instituciones.

También es cierto que, particularmente durante los últimos 15 años, ha surgido una cantidad de expectativas demasiadas altas sobre las bondades efectivas de la educación y, sobre todo, buena parte de la sociedad, de las organizaciones sociales y de los agentes económicos, quisieran ver los máximos resultados en el mínimo tiempo.

Pese a esa percepción, que es natural, lo cierto es que había y hay un elevado nivel de acuerdo en que la educación es la prioridad más importante de la agenda pública mexicana y debe ser atendida como tal.

Por ello, uno de los componentes de mayor peso para la reforma, ha sido la creación del Servicio Profesional Docente, cuyo propósito es asegurar que los mejores docentes sean parte central del sistema educativo nacional, al estimular y reconocer su esfuerzo y sus competencias.

La constitución de un sistema que asegure, como lo atestiguamos hoy, un proceso público y transparente para el ingreso, la promoción y la permanencia de los docentes, fue una de las principales contribuciones y prioridades de la reforma, pero también la variable que renovó positivamente el papel de los maestros en activo, así como de sus nuevos integrantes.

De ello da testimonio el hecho de que, hasta el año pasado, se han asignado mediante los concursos respectivos y con plena transparencia 152 mil plazas y 34 mil 180 promociones a cargos directivos. Es decir, 87 mil personas desde el nacimiento del Servicio Profesional Docente. En Concurso de Ingreso, por ejemplo, 2017 - 2018 se realizaron eventos como éste ya prácticamente en todo el país.

El nuevo sistema se ubica en el núcleo de una transformación circunstancial en la carrera docente, identifica las características específicas de un  maestro eficaz con base en las prácticas de buena docencia. Reconoce las necesidades de desarrollo profesional que permitan recudir la brecha entre las características deseadas de un buen docente y las condiciones reales en que labora, proporcione el acompañamiento necesario, gracias al cual a través de las tres líneas de la estrategia nacional de formación continua para educación básica se han capacitado el año pasado 549 mil docentes, técnicos docentes, directores, supervisores y asesores técnico pedagógicos, superando la meta originalmente prevista de 500 mil.

En suma, constituye una política integral de mecanismos de acceso, de capacitación y estabilidad, e introduce un programa de estímulos e incentivos que reconocen y recompensan a los buenos docentes que obtienen por lo tanto, buenos resultados.

Este esfuerzo del que ustedes son ahora protagonistas maestras,  maestros  revela en muy buena medida no solamente el compromiso que ha marcado la Reforma educativa sino que informa también sobre la disposición de los docentes y las enormes posibilidades que existen para consolidar caminos que garanticen la creación, la consolidación y una genuina profesión docente y una verdadera cultura de la evaluación.

Los nuevos integrantes de la planta magisterial, como de hecho ya se observan muchísimos casos gradualmente, tendrán el perfil académico óptimo para satisfacer las necesidades educativas de los alumnos en este siglo XXI y encontrarán en este nuevo espacio, donde ustedes y sólo ustedes han sabido lograrlo, no sólo un robusto factor de satisfacción personal y profesional sino también una función que le dota de sentido a su misión como personas y como educadoras.

Quisiera dedicar justamente a ustedes mis palabras finales. Queridas maestras y queridos maestros, a partir de ahora todos ustedes enfrentarán nuevos y apasionantes desafíos y proyectos. Alimentarán sueños y aspiraciones, se toparon con dificultades y riesgos, caminarán entre incertidumbres e interrogantes, pero estoy seguro de que si han llegado hasta este día, tienen entonces el equipamiento intelectual y el temple personal necesarios para abordar con éxito lo que venga.

El mundo y el México de hoy son, sin duda, más competidos, más complejos y más retadores que nunca antes, pero también son mejores que hace unas cuantas décadas.

Tenemos un gran país; somos una de las economías más grandes del planeta; venimos de una de las mayores civilizaciones fundacionales del mundo que hoy conocemos. Tenemos, pues, un horizonte promisorio que nos exigirá abordar empresas inéditas, estimulantes y más imaginativas. Simplemente porque el mundo de hoy es distinto, vertiginoso y cambiante.

Me temo, sin embargo, que para navegar con éxito en estas aguas y en estos tiempos, aún el ejemplo que ustedes ofrecen al país no será suficiente. Qué tan forjados estén en temperamento y en carácter hará la diferencia.

Y un código ético de conducta y de valores será ahora indispensable para construirse un proyecto de vida y disfrutar la mejor de las profesiones.

Los discursos de los funcionarios públicos no suelen ser largamente recordados, pero los sentimientos de orgullo que sus familias tienen por ustedes, los sentimientos de respeto hacia todos aquellos que les guiaron hasta este día, y los sentimientos de gratitud que deben de expresar por el apoyo que han recibido de sus familias, deben ser profundos y permanentes. Y, de hecho, intensificarse con el tiempo.

Les pido maestras, maestros, que siempre encuentren tiempo y oportunidad de agradecérselos a los suyos, a sus familias y a la gente que más quieran.  Les deseo que tengan mucho éxito y mucha suerte. Felicidades para todas y si les va bien a ustedes, le va bien a México.

Gracias.