París, Francia
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He preparado esta presentación en donde trato de agruparla en tres temas fundamentales.

El primero de ellos, es explicar qué tipo de Reforma Educativa estamos haciendo en México; en segundo lugar, cuáles son algunos de sus principales componentes; en tercer lugar, cuáles son algunas de las cifras que nos explican estos progresos que registra la reforma, y finalmente las conclusiones y algunos de los retos y principales complejidades que enfrentará en los próximos años.

Como muchos de ustedes saben, en el mundo normalmente hemos llevado a cabo, en distintos países procesos de reforma, al menos desde principio de los años 80. Estas reformas suelen agruparse en dos:

Las primeras de ellas, las llamadas reformas de acceso e ingreso, son reformas que buscan esencialmente cumplir objetivos de cobertura, es decir brindar escolaridad sobre todo en países de desarrollo temprano como fueron muchos de los nuestros en la primera mitad del siglo XX. Y las otras con las llamadas reformas de carácter sistémico o estructural.

México fue, de lejos, un país extremadamente exitoso en construir a lo largo del siglo XX uno de los primeros diez sistemas educativos más grandes del mundo, con aproximadamente 37 millones de estudiantes, 270 mil escuelas y un millón 200 mil maestros.

Pero al cruzar el año 2000, nos dimos cuenta de que por muy distintas razones, demográficas, de cambio en la matriz económica del país, de un atlas de la complejidad productiva distinto al que teníamos antes. Ese modelo que había logrado coberturas casi universales, sobre todo en Educación Básica, ya se había vuelto obsoleto y teníamos que pasar a un nuevo tipo de reforma mucho más centrada en los tipos específicos de calidad.

Es decir, una reforma que atacara desde el punto de vista sistémico y estructural otro tipo de objetivos. En ese sentido, lo que hicimos al principio de la administración del presidente Peña, a fines del 2012 y sobre todo en el primer semestre del 2013, fue hacer una reforma constitucional en el marco de un arreglo político que fue conocido como Pacto por México, en el cual las tres formaciones políticas más grandes del país, acordaron hacer una serie de reformas estructurales, entre ellas, justamente, la de carácter educativo que buscaba esencialmente tres componentes: En primer lugar, construir una rectoría del Estado en materia educativa; en segundo lugar, mejorar los niveles de calidad; y en tercero, construir un sistema profesional docente nuevo a partir del mérito, el esfuerzo y la capacidad de cada uno de nuestros un millón 200 mil docentes.

Este cambio o este pacto político, conocido como Pacto por México, se desdobló primero en una reforma constitucional de la cual derivaron tres nuevas leyes. La primera de ellas una Ley General de Educación. México es un país federal, la diferencia entre una ley federal y una ley general, es que la ley federal aplica solamente para el nivel nacional de gobierno y la ley general aplica para todo el país, incluido los 31 gobiernos estatales más la Ciudad de México.

El segundo fue constituir un órgano nacional de evaluación educativa como un órgano constitucional autónomo, que es la máxima autoridad supervisora y evaluadora del sistema educativo mexicano. Es un órgano independiente del Poder Ejecutivo.

Y el tercero, una ley general del desarrollo del ejercicio profesional docente, del cual a su vez derivaron algunos de los componentes básicos de esta reforma, como por ejemplo tener un Nuevo Modelo Educativo. No lo hemos renovado desde prácticamente los primeros años del siglo XX. Integrar un Servicio Profesional Docente a partir de cambiar totalmente el sistema de contratación y de promoción de los maestros en México, construir un sistema nacional de evaluación educativa con los distintos actores que participan en él, incrementar por supuesto la cobertura, especialmente en la educación secundaria y en la educación terciaria y finalmente hacer una política pública en donde la escuela sea el centro de todo el proceso educativo.

En este sentido, el contexto previo en el que operó el sistema educativo mexicano, tenía que ver con que habíamos logrado un sistema educativo que, como ya dije, permitió avanzar en los temas de cobertura, pero sobrellevando un acuerdo político que con los años se nos volvió disfuncional ¿Qué quiere decir? Que mientras guardamos un nivel de estabilidad muy prolongada en materia educativa, básicamente por razones políticas, es ese mismo momento nos dimos cuenta que estaba siendo ineficiente para lograr resultados educativos funcionales, es decir eficientes y que pensaran en la calidad.

Ahora, en el contexto de la reforma, avanzamos en tres caminos importantes: la primera es, modificar de una reforma de acceso e ingreso a una reforma sistémica y estructural; segundo, el poder hacer una instrumentalización integral de la reforma. Como ustedes saben, en muchas reformas educativas actualmente en curso en el mundo o las que han ocurrido en Francia o en España, sobre todo en los años 80, fueron reformas que abarcaron un cierto nivel educativo.

El caso de Chile, en este momento, principalmente el tema de financiamiento de la Educación Superior, lo mismo pasó con la LOMCE en la primera y segunda mitad de los años 80 en España. En este caso no, se trata de una reforma con distintos componente que voy a mostrar a  continuación con la idea de que todos ellos puedan avanzar razonablemente a la misma velocidad. Y tercero, esos componentes están alineados adecuadamente, es decir que el proceso, por ejemplo, de evaluación de los maestros no son un proceso en sí mismo, sino que permita un desempeño mucho mejor en el aula, que tenga un sistema de incentivos apropiados el maestro mexicano y que esto se refleje en los logros de aprendizaje de los estudiantes.

Como ustedes comprenderán, por las cifras que yo di hace unos minutos, mover un sistema de este tipo, requiere pensar en una nueva forma de gobernanza en donde participen las esferas de gobierno, por supuesto, el sistema nacional de evaluación, los padres de familia y las organizaciones de la sociedad civil, el Poder Legislativo que tiene en sus manos, entre otras cosas, la posibilidad de disponer de un presupuesto suficiente para la instrumentalización de una Reforma Educativa a mediano y a largo plazo.

Los sindicatos de profesores, que en cualquier parte del mundo son entidades fuertes, poderosas, no es sencillo moverlas o incentivarlas en torno a cambios de esta naturaleza. Los administradores que son centrales para la eficiencia de un proceso de este tipo y por supuesto otros actores relevantes, como los medios de comunicación, el Poder Judicial, etcétera.

¿Qué quiere decir esto? Que ahora hemos pasado de un sistema básicamente clientelar, corporativo y discrecional, que teníamos hasta antes del 2013 a un sistema en donde hay derechos y obligaciones, donde los maestros tienen ahora la certidumbre  de que pueden ingresar  a la carrera docente a partir de un concurso de oposición, de un concurso del mérito y ascender en ella básicamente por su propio esfuerzo, por su capacidad mostrada en los distintos procesos de evaluación. En segundo lugar, hacer una implementación de la reforma en prácticamente todo el país ¿Por qué digo prácticamente todo el país? Porque puede haber quizás dos o tres estados en donde ha habido algún tipo de resistencia, fundamentalmente por razones de carácter político e ideológico en donde la reforma ha empezado pero a una velocidad un poco menor que en el resto de la República.

Tercero, nos dimos a la tarea en el 2014 de tener el primer censo integral de escuelas, de docentes y de alumnos que no teníamos en México, que nos permitiera planear efectivamente política pública en distintas áreas, dotar, como ya dije, de autonomía constitucional al órgano evaluador para poder tener un sistema checks and balances en el  proceso de la Reforma Educativa o bien, integrar un nuevo sistema de nómina nacional que pudiera hacer mucho más transparente cuántos maestros tenemos, cuántos trabajan efectivamente en las distintas escuelas que tenemos en nuestro país.

Hasta ahora, por ejemplo, en primer lugar, este cambio, antiguamente en México era posible obtener un contrato en la escuela, una plaza docente, básicamente por razones de relaciones, de contactos. Es decir, yo podría haber entrado a ser maestro de escuela si yo tenía un tío, un padre o alguien que me ayudará a conseguir una plaza docente sin haber presentado un examen de evaluación de mis competencias.

Muchos de estos fenómenos pervirtieron a lo largo de las décadas, especialmente de los años 50, de los años 60, de los años 70 y hasta los años 80, todavía, la forma meritocrática como debimos haber construido un sistema de profesionalización docente de este tipo.

En segundo lugar, otro cambio muy importante es que, antiguamente, sólo podría entrar a dar clases alguien que hubiera egresado de una escuela normal o un instituto pedagógico como se les conoce en muchas partes. Ahora no, ahora pueden ir los que egresan de una escuela de esta naturaleza, pero también pueden concursar estudiantes que egresan de las universidades de cualquier naturaleza. A la fecha, por ejemplo, más o menos de cada 100 participantes en este proceso unos 75 provienen todavía de las escuelas normales pero ya un 25 por ciento de las universidades.

Este proceso de selección tiene dos calificaciones, por decirlo así, una se llama idóneo y el otro no-idóneo, éste último es el que no aprueba y ya, se descarta. Y luego, de los idóneos, que puede ser un cierto porcentaje, normalmente el 48 por ciento, de éstos elegimos a los mejores en un puntaje que va del primero  hasta donde agote la prelación de vacantes, de plazas disponibles, para contratar efectivamente a los mejores maestros. A la fecha, el proceso, el modelo, está reclutando a 1 de cada 4 participantes en este proceso.

Hasta ahora, en las distintas familias de evaluación que tenemos, de ingreso, de promoción,  de retención, de segundo año y diagnóstica, son cinco familias, han participado un millón 242 mil maestros  hasta diciembre del año pasado. Si recuerdan ustedes las cifras que les di, de que el total del universo mexicano es de un millón 200 mil quiere decir que, por lo menos, la mitad de estos, uno 600 mil que han participado en las evaluaciones de desempeño, sumados, quiere decir que la tasa de evaluación de los maestros que ya están en activo ha sido consistentemente alta en estos últimos tres o cuatro años. Esperamos que a esta misma velocidad podamos terminar el año 2018 con aproximadamente un millón 800 maestros que han participado en las diversas evaluaciones que aquí he señalado.

El otro elemento importante que ya empezamos, si bien es cierto que de manera modesta, pero que ya empezamos a advertir, es que los maestros que entraron después de la reforma, es decir los maestros comparados que teníamos en el ciclo 2012-2013 a los que tenemos en 2015-2016 ya muestran mejorías relativas en su calidad a partir de las evaluaciones de desempeño. Todavía es un porcentaje relativamente pequeño pero ya apareció, lo cual en apenas propiamente en tres años de haber empezado con las evaluaciones de desempeño, cosa que ocurría en noviembre de 2015, nos permite ser razonablemente optimistas de que este proceso llevado a cabo de manera consistente, va a permitir una mejoría importante del magisterio mexicano probablemente en no más allá de una década a partir del inicio de los procesos de reforma.

En algunas disciplinas se nota ya que hay una mejoría, medidos o comparados con ellos mismos, con su anterior evaluación. Por ejemplo, los maestros de educación especial, que son los maestros que trabajan con niños de capacidades diferentes, en el año 2015, son los más altos del ranking de destacados, que antes era de 7 por ciento ahora es de 9.2 por ciento. Los maestros de educación secundaria subieron, un poco menos, pero subieron del 9.1 con esa calificación al 10.4 con esa calificación (destacados) dos años después, tres años después. Los maestros de química, por citar un ejemplo en la educación secundaria, mejoraron del 8.6 por ciento al 12.4 por ciento. Y los maestros que tenemos de un modelo en México, que se llama telesecundaria, que es un modelo que lleva la misma currícula, la misma educación pero a través de la televisión, en las comunidades rurales más apartadas, tuvieron un incremento notable en sus niveles de desempeño del 5.6 a casi el 19 por ciento en apenas este horizonte relativamente rápido.

¿Qué quiere decir esto? Que por una parte, estamos advirtiendo que estas evaluaciones están sirviendo, claramente, para a los docentes en buena medida, porque la reforma ha permitido potenciar sus propias capacidades, como bien lo sugirió (inaudible) en la presentación inicial que hizo. Pero, además, el otro componente, que es un componente de la nueva ley educativa, sino también de credibilidad, es que un maestro, un joven que egresa de una normal, o de una universidad, y que entra a la carrera docente por concurso obtenga de manera transparente su plaza, sin los vicios del pasado. A la fecha, por ejemplo, ya hemos asignado 153 mil nuevas plazas, única y exclusivamente por concurso de oposición. Es decir, un sistema meritocrático. Y hemos asignado poco más de 34 mil promociones o asensos de maestros que ahora son subdirectores o directores en una escuela, o supervisores en una zona escolar, única y exclusivamente por el mérito de cada uno de ellos.

Además, contra a lo que puede pensarse, hay muchos países particularmente en América Latina, pero también los que ya mencioné el caso de Francia, el caso de España, en donde las reformas, todas las reformas de tipo sistémico y estructural, siempre, en todos los casos, suelen tener un determinado nivel de conflicto, y ese determinado nivel de conflicto suele tener como origen, entre otros, el esquema de intereses creados o factores de tipo cultural, en los cuales los maestros, sobre todo los maestros, digamos, de una edad mediana hacia arriba, que ya llevan muchos años en el servicio educativo, son los que tienen resistencia a montarse en un esquema de cambios de esta naturaleza, por una parte. Y por otra parte, estas reformas suelen encontrar en ocasiones problemas de credibilidad porque suponen cambiar el chip, cambiar la manera de pensar de los maestros que fueron educados en el sistema tradicional.

Lo que estamos descubriendo, o encontrando ahora, es que naturalmente entre las nuevas generaciones de maestros que se están formando hoy, el día de hoy en las escuelas normales o en los institutos pedagógicos, ellos ya perciben su propio futuro profesional de una manera distinta. Hicimos una encuesta, en un solo estado, una encuesta que si bien no es representativa a nivel nacional, sí es ilustrativa en uno de los estados más interesantes porque combina una zona muy moderna con una zona rezagada, es un estado relativamente cerca de la Ciudad de México, he hicimos la encuesta con cuatro mil estudiantes del pedagógico, de la escuela normal, para ver un poco cuál era su expectativa una vez que saliera de la escuela normal y entrara por concurso a la carrera docente. Fíjense, encontramos que más o menos el 93, 94 por ciento, espera ganar un salario mejor a partir de la evaluación, cosa que qué está ocurriendo en este momento. En segundo lugar, promoverse o ascender en la pirámide, en la jerarquía de la escuela o de la zona escolar, a partir del mérito, de los concursos de oposición, esta tasa de respuesta fue espectacular, prácticamente más del 90 por ciento.

O bien aquéllos que encuentran indispensable, por ejemplo, acceder a la carrera a través de un concurso de ingreso, la tasa de respuesta fue de más del 80 por ciento. Y de periódicamente, o temporalmente, o esporádicamente, presentaron una evaluación de desempeño para permanecer en la carrera, cosa que nos respondieron también el 83, 85 por ciento, de los maestros o de los normalistas que participaron en esta encuesta.

El otro gran componente, tiene que ver con el Nuevo Modelo Educativo como le llamamos, que lo que hace es centrarse fundamentalmente en nuevas competencias, nuevas habilidades, aprendizajes clave, que ya no son solamente los de tipo curricular; es decir química, matemáticas, etcétera, si no también tiene otros dos componentes importantes, uno de ellos relativamente novedoso que son las habilidades socioemocionales que le permitan al chico no solamente ser competente en una disciplina sino saber interactuar con su entorno más inmediato, el conocimiento de sí mismo y el aportar, digamos desarrollar, esas habilidades para que puedan insertarse eficientemente  no solamente en el resto de sus trayectos formativos, sino a lo largo de su vida laborar o productiva o profesional.

Este Nuevo Modelo Educativo fue, además, una construcción colectiva, consultamos a poco más de 300 mil participantes, entre maestros,  especialistas, expertos, padres de familia, etcétera, para que lo fuéramos socializando y analizando de manera cada vez más eficaz si pudiéramos así hacer un modelo educativo que respondiera efectivamente a las necesidades que hoy tiene una educación del siglo XXI.

Este modelo empieza con nuevos planes y programas de estudio y con nuevos libros de texto en el próximo mes de agosto, y es un esfuerzo realmente mayúsculo, piensen ustedes que cada año México distribuye de manera gratuita cerca de 200 millones de ejemplares de libros de texto, en todo el país hasta en la escuela más apartada, en la región más apartada. Y una de las novedades de entre otras de este Nuevo Modelo Educativo es que, por vez primera, hemos editado libros específicamente en lenguas indígenas, en veintidós lenguas indígenas, que son las correspondientes a los grupos étnicos más poblados. En México tenemos aproximadamente sesenta lenguas indígenas que representan un poco menos del 10% de la población nacional, pero algunas de ellas todavía tienen hablantes digamos en una cantidad importante de maya, náhuatl, otomí, mixteco y algunas otras en esta variedad de sesenta lenguas, ya son poblaciones relativamente muy pequeñas, entonces enfatizamos un poco la edición y la producción de estos libros de texto en veintidós lenguas indígenas, las más habladas del país, es la primera vez que los vamos a emitir como parte formal de la currícula educativa centrada en el nuevo modelo que estoy comentando.

Un tercer grupo de componentes tiene que ver con aquellas cuestiones, si ustedes quieren menos pedagógicas o menos sustantivas desde el punto de vista educativo, pero igualmente importantes como tiene que ver con la construcción, el desarrollo y la modernización de infraestructura, o sea de las escuelas, para eso nos sirvió el censo que les mencionaba hace un rato y también con ir creciendo los niveles de cobertura. Pusimos en marcha una política de ampliación de escuelas de tiempo completo. Una escuela de tiempo completo es aquella en el que el chico tiene jornada ampliada, come ahí mismo, trabaja un poco por la tarde para poder hacer remediales en distintas disciplinas que mejoren su desempeño y estas escuelas en todos los indicadores que tenemos son las que están mostrando evidentemente mejores resultados, tienen su planta docente completa, etcétera. Por lo tanto, lo que hicimos al iniciar este gobierno de 6 mil 700 que teníamos en el ciclo escolar  2012-2013, fue crecer. Ahora tenemos más de 25 mil 134 y habrá que seguir creciendo en los próximos años para que este número pueda crecer a dos, tres o cuatro veces más, y podamos llegar con el tiempo a tener –no sé- ochenta, cien mil escuelas de esta naturaleza.

En segundo lugar, pusimos en marcha un esquema muy innovador de financiamiento a través de una emisión de papel en la Bolsa Mexicana de Valores que nos permitiera captar recursos del público inversionista para entre eso y una proporción del presupuesto fiscal federal, del presupuesto fiscal nacional, hacer el programa de infraestructura quizás más ambicioso en los últimos cincuenta años en México. Al día de hoy estamos invirtiendo aproximadamente 7 mil 300 millones de dólares de recursos fiscales en todo el país para poder intervenir, mejorar, reparar cerca de 33 mil escuelas de todos los niveles desde preescolar hasta escuelas universitarias de post grado y, particularmente, en las zonas de más alto rezago, poblaciones rurales o poblaciones indígenas y ha sido realmente un éxito, de hecho en este componente hemos tenido un acompañamiento técnico y supervisión de la Unesco que ha estado muy cerca de nosotros en este sentido, y estas son las escuelas como quedan, fíjense ustedes en estas, muy claramente se nota que está en una comunidad pues prácticamente rural en donde el componente de tener escuelas adecuadas, escuelas completas, con una buena infraestructura, con instalaciones deportivas, con baños correctos, laboratorios, etcétera, evidentemente tienen una influencia importante sobre el desempeño de todos los estudiantes y el funcionamiento mismo de la comunidad escolar.

El siguiente elemento tiene que ver ciertamente con la cobertura. Es cierto, como yo ya mencioné, que propiamente lo que es educación primaria y secundaria, educación básica que ya mencionaba. Tenemos ya coberturas muy importantes, sin embargo hay tres niveles en los cuales el área de oportunidad todavía es relevante. Y el promedio se nos sesga.

El primero de ellos tiene que ver con lo que llamamos en México educación preescolar, o sea las que se da a los niños de tres, de cuatro, y de cinco años previo al ingreso de la educación primaria. En este sentido, el incremento ha sido importante a una cobertura de cerca del 76 por ciento, pero si yo desagrego este porcentaje, entre los tres años que mencioné, el año dos y el año tres traemos cobertura de más del 90 por ciento.

Y el promedio se nos ha ido un poco a la baja porque en el primero de estos años que es cuando el niño entra de tres años al preescolar, todavía no hemos logrado incentivar, digamos, la mayor inscripción por parte de los padres de familia, las madres de familia, a este nivel porque de algunas de ellas, en estudios o encuestas que hemos hecho, algunas de ellas no se sienten todavía digamos seguras o confiadas de llevar al niño de tres años al primer año de preescolar. Por lo tanto aquí la tasa, en el primer año de preescolar, anda sobre el 48; 52 por ciento, aproximadamente; en los otros dos de más del 90 por ciento que es lo que nos da el promedio de este 76 por ciento.

En el caso de la educación secundaria digamos, en el sentido anglosajón del término, concretamente lo que llamaríamos preparatoria o educación media superior en México aquí el incremento ha sido notable. De una tasa de cobertura que traíamos del 66 por ciento al principio de este gobierno a casi ya el 86 por ciento en la actualidad, combinando ya las dos modalidades de educación presencial y educación en línea.

Y el tercer lugar la educación superior, el pregrado (doctor y eso) y eso  equivalente, es decir el nivel universitario en donde la tasa de cobertura es todavía baja. En América Latina, el promedio general de América Latina anda más o menos por el 41.6, el 42 por ciento aproximadamente. En nuestro caso, nosotros partimos de un 32 por ciento al inicio de este gobierno, ahora tenemos ya el 38.4 por ciento, creemos que vamos a llegar al final de esta administración al 39 por ciento quizá un poquito más, todavía un área de oportunidad importante, pero y este es un pero relevante, nuestra predicción, o por lo menos la mía en particular, es que en los próximos 25 años que vamos a ver una mutación, un cambio en el modelo tradicional de la educación superior, dada la emergencia de otros elementos relevantes como la educación técnica de nivel medio o las nuevas formas de organización de la educación superior que respondan más a  intereses particulares del estudiante; el surgimiento de más opciones en línea que no necesariamente van a ser los de una currícula completa de 52 signaturas como ocurre en México y en otros países.

Lo mismo ha pasado también en lo que llamamos la tasa de abandono escolar, y este es un fenómeno interesante. En el caso de la secundaria bajamos ya del 5.1, que ya era bajo, al 4.2; en otras del 14.3 al 12.8 que es el caso de la educación media superior. Y en el caso de educación superior del 7.2 por ciento al 6.7 por ciento.

Y luego hay un hallazgo interesante en el caso específicamente de la alfabetización (inaudible) con un 80 por ciento de habitantes que vive ya concentrado en más o menos en 59 grandes zonas metropolitanas, el restante 20 por ciento son una gran cantidad de comunidades dispersas, pequeñitas, donde vive población adulta  o por lo menos de 15 años en adelante que todavía sigue arrastrando digamos insuficiencias en materia de alfabetización.

Sin embargo, en los últimos años, de una tasa de analfabetismo que teníamos de 6.2 por ciento, ahora la tenemos ya en 4.4 por ciento, concretamente 4.38 por ciento, lo cual nos permitirá, muy probablemente al final de esta administración, el que podamos todavía bajar estas cuatro décimas y quedar en más o menos 4 por ciento exactamente, que según los criterios internacionales es cuando uno ya puede decir que un país está razonablemente libre de analfabetismo.

Lo que no incluí para no abrumarlos, es que este 4 por ciento, a su vez, se distribuye en las 32 entidades y entonces más de 20 en donde las tasas de analfabetismo ya son del 1 por ciento o menos, 1.2 por ciento, etcétera. Eso nos va a permitir que en el resto, las otras diez entidades, podamos focalizar los esfuerzos el resto de este año, para poder bajar tasas que en algunos casos todavía son de dos dígitos a niveles más bajos y que el promedio nacional nos dé ese 4 por ciento o menos hacia el final de esta administración.

Por último, digamos cómo está percibiendo la población, los maestros, qué resultados están teniendo en estas evaluaciones. Fíjense ustedes nosotros mantenemos una hipótesis qué ha ocurrido en otras partes del mundo, en Brasil, en Canadá, en los Estados Unidos, en muchos países en donde  normalmente los reportes internacionales los que hace la Unesco, la prueba PISA de la OCDE etcétera, naturalmente son promedios de carácter nacional, nos parece bien, pero nos parece también importante que tenemos que enriquecer la información desagregando estos índices que dan una primera fotografía de un país, digamos México, para ver qué está pasando en el nivel subnacional.

Y entonces ahí los datos, la información y las intervenciones pueden ser muchísimo más focalizadas y obtener resultados exitosos a más corto plazo. Por ejemplo, en el caso como ya dije de los exámenes de ingreso esta categoría que yo mencioné como profesores idóneos, o sea los que sí pasan los exámenes. Fíjense las tasas que obtuvieron esta calificación en 2014-2015 en estos cinco estados, en el primero Querétaro era del 56 por ciento ahora es 73 por ciento; Colima, un estado pequeñito en el Pacífico mexicano, del 56 por ciento, ahora es del 68 por ciento; en la Ciudad de México que era del 52 por ciento, ahora es del 64 por ciento; en Baja California, un estado fronterizo a los Estados Unidos, era del 49 por ciento ahora es del 72 por ciento; en Baja California Sur era del 48 por ciento, ahora es del 69 por ciento, y así podemos ver en el resto de los estados, en otros por supuesto los resultados no son como estos.

Pero ¿entonces qué nos quiere decir eso? Nos quiere decir que en el futuro el éxito de las intervenciones va a estar mucho más centrado en la gestión de los estados para un país federal como es México, que esto es muy relevante y en la gestión de las escuelas.  Exactamente lo que decía, es decir, la intervención del director de la escuela, de los buenos profesores, en una escuela pueda ser una diferencia muy importante y en algunos casos toda la diferencia.

Vean ustedes esta es una evaluación de logros de aprendizaje, digamos la versión nacional de PISA, por llamarle así que se llama PLANEA. Como ustedes pueden ver en las evaluaciones de 2017, comparadas con las de 2015, ya hubo 11 estados que mejoraron en lo que llamamos lenguaje  y comunicación o español digamos, todos estos mejoraron de manera muy importante y si ustedes ven los puntajes, pues el caso de Colima, por ejemplo, traía 522 puntos, si uno compara con algunos de la tabla media de PISA que están ya, digamos, acercándose. Y lo mismo pasó sorprendentemente con matemáticas en donde 18 estados incrementaron sus promedios de manera muy relevante, en algunos casos se fueron hasta 27 puntos. Ustedes saben que estadísticamente 15 puntos ya puede hacer una diferencia, 15; en este caso casi duplicaron a 27 puntos. Entonces la pregunta es qué hicieron estos estados que obtuvieron buenos resultados en 2017, que no hicieron los que están abajo o qué dejaron de hacer.

Y en algunos casos para aquellos que conozcan México y les destaco el caso de Nuevo León que es uno de los estados digamos más industrializados con más altos niveles de crecimiento y sin embargo en la edición de esta prueba cayó ¿Por qué cayó? Estamos apenas investigando explorando, investigando un poco cuáles fueron las razones que generaron un cambio en esa naturaleza.

Por último, y como dije al principio, todas las reformas educativas en el mundo siempre son controvertidas, polémicas, no suelen comprenderse sus beneficios en lo inmediato, entre otras razones porque su tiempo de maduración tardan hasta que dan buenos resultados y eso requiere de un conjunto de factores, entre otros muchos de los que aquí acabo de mencionar, también la posibilidad de construir un ambiente de motivación y de consenso nacional en torno a las reformas educativas y a los resultados educativos. Y aquí está nuestro colega de Colombia por ejemplo, ellos tuvieron un despegue PISA importante, claro hubo un esfuerzo nacional encabezado por Santos, el presidente Santos, para motivarlos, etcétera. 

Entonces, todos los países de una forma están haciendo, digamos, cosas de este tipo, que permitan cambiar la percepción de la reforma, construir coaliciones potentes, tratar de alcanzar el consenso nacional que facilite la instrumentación de una reforma de este tipo que, repito, tiene sus complejidades y sus ciertos niveles de conflicto. Por ejemplo, en distintas encuestas que llevamos a cabo el año pasado, en los meses julio, noviembre y diciembre, por distintas casas encuestadoras, y cara a cara y en vivienda, no telefónicas que tienen un sesgo diferente, encontramos que los niveles de acuerdo con la reforma son del 64 por ciento, contra la opinión que a veces se puede tener de que a nadie le gusta la reforma. Este es un dato importante, porque como dije antes, los maestros y sus organizaciones sindicales son peculiares digamos, entonces quisimos medir cómo estaba el clima laboral dentro de la escuela, he hicimos en la encuesta en poco más de dos mil escuelas, con maestros en vivo, maestros de verdad que están ahí dando clases en el aula, para preguntar por ejemplo cómo era su relación con otros maestros de su escuela, y nos arrojó que casi el 93 por ciento siente que es muy buena o buena, por lo menos, lo cual refleja un clima laboral de lo más interesante. Y una tercera tiene que ver con la percepción que tienen los maestros de la propia reforma. Cómo es su relación con el director de la escuela, buena, muy buena, dijeron el 92.1, claro no iban a decir otra cosa pue es el director. Pero, de todas formas, nos muestran, que si uno combina los dos resultados, nos muestra que hay un clima mejor respecto de la percepción de la propia reforma, porque al final del día, es buena para el maestro, es buena para la escuela, es buena para los alumnos esencialmente.

Finalmente, qué nos dicen otras encuestas al respecto, que también fueron hechas en vivienda, con público en general, el 79 por ciento está de acuerdo en hacer evaluaciones a los maestros; el 71 por ciento con tener escuelas de tiempo completo o de jornada ampliada como ya mencioné; el 71 por ciento con la modernización, con la reparación de las escuelas; con el 88 por ciento de que tengan un buen nivel de inglés en nuestras escuelas, y que el 60 por ciento de los maestros están de acuerdo en que el desarrollo profesional es un elemento fundamental para su propio desarrollo.

Concluyo, todas las reformas educativas toman tiempo, en algunos casos una generación, en algunos casos dos generaciones, el caso es que su éxito dependerá de la consistencia, de la continuidad, de la tenacidad, con la que se pueda seguir instrumentando.

Qué nos falta por ahora: en agosto empezar con la primera etapa del Nuevo Modelo Educativo, de los nuevos contenidos; en segundo lugar, entender y hacer entender, construir coaliciones que entiendan que una reforma tendrá éxito y tendremos los resultados deseados, en la medida que se siga instrumentando con energía y con dedicación; tercero, que en buena medida los tres componentes clave son tener una buena arquitectura constitucional y normativa, buenos instrumentos de política pública, y tercero importantísimo un liderazgo del más alto nivel público, político y social, muy comprometido con la reforma. Cosa que a veces, no es siempre fácil de lograr. Y finalmente, el poder construir un nuevo sistema de gobernanza, dadas las heterogeneidades de México en esta dirección.

En suma, es una reforma en la que estamos muy comprometidos, pensamos que ha habido progresos relevantes, hay mucho más por hacer en los próximos años, pero pensamos que va a dar resultados a mediano y a largo plazo básicamente para los niños de México y de la calidad de la educación que reciban.

Muchas gracias.