La historia más popular se desarrolla en la República de Etiopía dónde la planta de café crecía en forma silvestre. Se dice que existía un pastor de nombre Kaldi  que llevaba sus de cabras a pastar a las montañas cercanas y un buen día su rebaño se comportaba muy extraño: Subían, bajaban, iban y venían con un estado de agitación.

El pobre pastor, pensó que las habían envenenado, sin embargo al amanecer el panorama era muy distinto, el rebaño estaba tranquilo; entonces lo llevó nuevamente a las zonas de pastoreo y a su paso se encontraron con unas plantas que tenían como cerezas muy tentadoras para las cabras, las mordisquearon y nuevamente el rebaño retomó la excitación y la actitud extraña del día anterior.

Kaldi se acercó y las probó, comenzó a sentir que el insomnio y el cansancio desaparecían; rápidamente tomó unas ramas florecidas y se dirigió al monasterio de Chehodet, donde se encontraban las personas más sabias de la región.

Al llegar, el pastor fue llevado con el Abad mientras que las cabras quedaron bajo el cuidado de unos monjes que no entendían el extraño comportamiento de los curiosos animalitos. El Abad llevó a Kaldi a la cocina, hizo la prueba de hervir las ramas con los frutos, pero fue tan desagradable el sabor de ambos que el Abad arrojó el atado sobre el fuego, en ese momento la cocina se inundó de un aroma delicioso.

El Abad hizo una nueva prueba. Tomó uno de los frutos tostados y preparó una infusión con un aroma tan delicioso y agradable que atrajo a los monjes que estaban cuidando las cabras.

Y así dicen que nació el café y nunca imaginaron que ese sabor continuará hasta nuestros días.

Actualmente el Senasica tiene un constante compromiso con el café al protegerlo de la plaga Broca del Café en los estados  de  Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Colima, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Querétaro y San Luis Potosí, utilizando métodos y acciones de control.