A través del Programa de Monitoreo de Residuos Tóxicos y Contaminantes, personal del SENASICA comprueba que la miel que se produce en México no tiene contaminantes físicos, químicos o microbiológicos que pudieran afectar la salud de los consumidores.

Para llevar a cabo estas tareas, el SENASICA cuenta con laboratorios, en donde especialistas realizan diversos análisis con equipo muy moderno que les permite detectar las moléculas más pequeñas y así, estar seguros que cumplen con los más altos de estándares de inocuidad que demandan los consumidores de México y el mundo.

Gracias a estas labores, al esmero de los productores apícolas y a la variedad de flores que existen en nuestra tierra, la miel mexicana es muy apreciada en el mundo por su inigualable sabor.

En 2017 produjimos 50 mil toneladas de las cuales poco más de 29 mil, se exportaron principalmente a Alemania, Japón y los Estados Unidos de América.

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