Son conocidas como copalli, voz náhuatl que se refiere a la especie vegetal bursera de la que se explotan en México más de 20 especies, como el copal chino o santo (Bursera bipinnata) y el copal ancho (Bursera copallifera).
El copal crece en regiones cálidas y secas, como el Alto Balsas de Guerrero y la Mixteca poblana y oaxaqueña, donde familias enteras de copaleros migran a las montañas en épocas de cosecha para seleccionar los árboles aptos de los que recolectan el preciado recurso.
Estos árboles son propiedad comunitaria que debe ser preservada. Los copaleros cuidan de no sobreexplotarlos ni lastimarlos con demasiadas incisiones, y tras la extracción les dan dos y hasta tres años descanso para evitar que se debiliten e incluso mueran.  

La técnica de extracción incluye incisión con una quixala y golpes sobre la zona con un trozo de madera labrada para que mane la resina sobre una hoja de encino que sirve de canal para dirigir el líquido hacia una penca de maguey suspendida bajo el tronco
Cuando la resina se solidifica al cabo de unas horas, se golpea nuevamente para continuar el acopio. Los mejores árboles aportan barras de 250 a 500 grs de copal. Se han encontrado burseras de diversas especies que evidencian más de 40 calas, lo que revela que han sido explotados cerca de 80 años.

La siembra y recolección de la resina de burseras aromáticas reúne importancia social, económica, religiosa y cultural para muchas comunidades, pues mejora la economía familiar, se usa en los baños de temazcal que han recobrado auge y siguen siendo utilizadas en ceremonias religiosas de distintos credos.

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