Ser poco abundantes y raras hace de las 22 especies de águilas de México uno de los grupos más vulnerables no solo entre las 87 especies de aves rapaces con que contamos, sino entre las mil 123 especies voladoras que surcan los cielos de México.

A la vulnerabilidad de las águilas y aguilillas, aves que sin embargo no son endémicas de México, contribuye la pérdida y degradación de los ambientes naturales donde son especies sombrilla y juegan un papel ecológico determinante al ubicarse en la cúspide de la cadena trófica del bosque tropical, por lo que tienen influencia relevante para la conservación de los ecosistemas.

Contribuyen en la estructura dinámica de los ecosistemas naturales, determinan los patrones estructurales y la composición de las poblaciones de sus presas, reciclan la materia muerta de las mismas, controlan plagas en cultivos y son indicadoras de calidad ambiental por su sensibilidad a las perturbaciones humanas o contaminantes ambientales.

El águila real (Aquila chrysaetos) y el águila arpía (Harpia harpyja) son las dos grandes representantes de las aves rapaces diurnas en México, pero la lista incluye a las águilas pescadora, crestada, tirana, elegante, albinegra y la cabeza blanca.

Además, las aguililla cola blanca, gris, pecho rojo, alas anchas, cola corta, de Swainson, aura, cola roja, ártica, real, canela, negra menor, negra mayor, solitaria, caminera y aguililla rojinegra.

Los conservacionistas advierten que en ningún caso se deben comprar aves rapaces de manera ilegal, y tampoco se les debe capturar en campo o ciudad, en tanto que a los individuos o poblaciones cautivas y a sus manejadores se les debe respetar

Imagen decorativa.

Consulta nuestra revista digital