Seguramente has visto y probado maíces de diferentes colores y sabores, pero ¿los conoces todos? ¿Sabías que en México tenemos 64 razas? Representan el 29% de las 220 razas de maíz que existen en América Latina.
Desde Chihuahua, pasando por el centro del país, hasta Chiapas, este cereal lo consumimos en diversos platillos y desde hace más de 10 mil años forma parte de nuestra alimentación. Se domesticó a partir del teocintle, que es su pariente silvestre desde hace más de 10 mil años, por lo que ha tenido un papel importante en los calendarios de siembra, cosechas y celebraciones. De cada raza hay una gran variedad de maíces.
Con información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), te compartimos una lista de algunas razas y su ubicación geográfica.
- Dzit Bacal. Con distribución y adaptación en la península de Yucatán.
- Apachito. Raza endémica del estado de Chihuahua, en sus regiones Alta y Baja Babícora, y en general en la Sierra Tarahumara.
- Cónico. Nativo de zonas altas y templadas de la Mesa Central, principalmente en los estados de México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo.
- Palomero de Chihuahua. Existen muy pocos registros de esta raza, por lo que se considera rara y en fuerte peligro de erosión genética.
- Chapalote. Se cataloga como una de las razas antiguas de México. Se distribuye principalmente en zonas bajas del noroeste del país, en los estados de Sinaloa y Sonora.
- Motozinteco. Del sureste de Chiapas, en la zona de Motozintla, cerca de los límites con Guatemala.
- Olotón. Es típica de la región de los Altos y el Soconusco en Chiapas.
- Pepitilla. Sur de Morelos, suroeste de Puebla y norte de Guerrero.
- Vandeño. Oriundo principalmente de las costas y vertiente del Pacífico. Desde Chiapas hasta Sonora.
- Tabloncillo Perla. Crece en áreas temporaleras de los estados de Sinaloa y Nayarit, se extiende hacia Jalisco, Colima y el sur de Michoacán y se ha reportado también hacia el norte, en Sonora y Baja California Sur.
El Gobierno de México fortalece sus políticas públicas para proteger el maíz nativo mediante leyes y decretos que garanticen su permanencia libre de agroquímicos y la conservación del gran acervo de biodiversidad en manos campesinas.
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