Este año es clave para la humanidad porque las sociedades de toda latitud conocerán tres informes transcendentales que se entrelazan: el reporte del avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); 2. La redefinición de las metas del Convenio sobre la Diversidad Biológica y; 3. La puesta en marcha de los Compromisos Climáticos.

Con esas expectativas, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) vislumbra un escenario que podría dar tranquilidad y respiro a la humanidad en su conjunto, pero hace un llamado urgente a sociedades y gobiernos: para tomar acción y lograr que todos, alrededor del mundo, entendamos el valor de la naturaleza y su biodiversidad

“Unamos nuestras voces y compromisos para demostrar que la naturaleza importa”, propone en un comunicado WWF, organización no gubernamental con sede en Suiza, que impulsa desde 2007 la Hora del Planeta.

Este año, esa organización lanzó el hashtag #ConéctateConLaNaturaleza e impulsemos juntos un Nuevo Acuerdo por la Naturaleza y las Personas para dar directriz a esta manifestación ecologista que cada año resuena en todos los confines.

En México, la Hora del Planeta 2020 está prevista para el sábado 28 de marzo, de 8:30 a 9:30 p.m, lapso en que se invita a la ciudadanía y los gobiernos locales y nacional a apagar las luces durante 60 minutos.

Este movimiento lo inspiraron 2.2 millones de personas que apagaron sus luces en Sydney, Australia, en un llamado a la acción frente al cambio climático, y actualmente la Hora del Planeta es reconocida como la más grande conmemoración por la naturaleza, al incluir la participación de más de 180 países en el mundo.

El simple apagar la luz durante una hora en hogares, avenidas, monumentos emblemáticos y edificios públicos y privados, constituye una acción de profundo significado para la vida misma.

En el plano individual podemos invitar a nuestros vecinos y vecinas, colegas, amistades y familiares a apagar una hora las luces de sus espacios, tanto para ahorrar un volumen importante de energía al sumarnos millones de personas de todo el mundo, como para generar conciencia y promover acciones y hábitos sostenibles.

En tiempos de una pandemia que nos confina al encierro, observemos por las ventanas de las redes sociales cómo, sin la presencia humana, la naturaleza trepida,

reclama sus espacios y se recupera de los estragos que en la era industrial causaron las febriles actividades cotidianas.

En Madrid, España, reaparecieron los pavorreales caminando con toda libertad por avenidas que quizás fueron su hábitat antes del cambio de uso de suelo; en Italia, las aguas de Venecia volvieron a ser cristalinas y los delfines retornaron, y a la fuente de Trevi llegaron los patos y los pequeños peces. En China, según imágenes satelitales de la NASA, se despejaron los cielos de las ciudades industriales asfixiadas por la contaminación atmosférica, mientras en Japón los ciervos y otras especies animales dejaron los bosques para buscar alimento en las urbes.

Esos cielos otra vez azules de China y esa fauna que asombra al citadino europeo y oriental podría estar confirmando que es: la “Hora del Planeta”, y que las personas no pueden sobrevivir sin la naturaleza, pero la naturaleza puede perfectamente vivir sin ellas.

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