Podemos dejar de comer por horas y hasta días enteros, pero no podemos dejar de respirar ni unos cuantos minutos. El oxígeno que necesitamos para vivir es un regalo que nos dan los árboles, especies que juegan un papel fundamental en el planeta.

Los bosques y los árboles contribuyen mucho más al sustento de los seres humanos de lo que comúnmente se cree, y desempeñan un papel crucial para la seguridad alimentaria, la potabilización del agua, las energías renovables y las economías rurales.

De acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los árboles proporcionan a los hogares rurales de los países en desarrollo cerca del 20% de sus ingresos, y a una de cada tres personas en el mundo le sirven como combustible para cocinar y calentarse.

Los árboles y los bosques contribuyen a lograr múltiples objetivos en toda la Agenda 2030 y deben incorporarse en las estrategias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Proclamado por el Congreso Forestal Mundial desde 1969, cada 28 de junio se conmemora el Día Mundial del Árbol con la finalidad de reconocerlo como un elemento vital del planeta. La FAO aceptó esa iniciativa en 1971.

Un gran número de naciones tienen su propio Día del Árbol. En 1840, Suecia fue el primer país que celebró el Día del Árbol con el fin de generar conciencia sobre la importancia de los recursos forestales y de los árboles. En el caso de México, se conmemora el segundo jueves de julio desde 1959.

Hay que diferenciar esta fecha del Día Internacional de los Bosques, que tiene lugar el 21 de marzo de cada año.

Aquí te decimos algunos de los servicios ambientales que nos brindan los árboles y por qué es importante su cuidado:

Protegen el suelo: Árboles y plantas evitan los escurrimientos excesivos que pueden arrastrar la tierra fértil. Donde no hay árboles, vegetación u hojarasca, la lluvia golpea directamente el suelo y causa daños como erosión o degradación.

Producción de agua: Las copas de los árboles sirven para recolectar la mayor cantidad de lluvia posible, que se desliza entre las hojas, ramas y tronco hasta alcanzar el suelo y humedecerlo, además de protegerlo contra la erosión, mientras el agua se filtra hasta las raíces para nutrir toda la vegetación.

Fabrican su propio alimento: Las plantas, a diferencia de los animales, producen su propio alimento gracias a la energía de la luz a través de un proceso químico llamado fotosíntesis en que las plantas convierten el bióxido de carbono del aire, el agua y los minerales del suelo en azúcares. La energía para llevar a cabo este proceso se obtiene de la luz del Sol o de luz artificial.

Contribuyen a mitigar el cambio climático: Los árboles capturan el dióxido de carbono de la atmósfera y mediante la fotosíntesis lo fijan y almacenan en forma de carbono en los tejidos de las hojas, ramas, tallos y raíces.

Barreras forestales: Los árboles sirven como barreras naturales contra los vientos de los ciclones tropicales que, aunque no los eliminan, desaceleran su velocidad.

Brindan diferentes productos: Del árbol se pueden aprovechar casi todas sus partes. De sus copas se desprende una gran variedad de frutos; de sus ramas y las hojas se obtienen aceites y extractos muy utilizados en las industrias farmacéutica, perfumera y alimentaria. Del tronco, celulosa, tinta y madera que se utiliza para elaborar postes, pilotes, tablas, vigas, armazones, durmientes, triplay, materiales de construcción. Y de las raíces se pueden preparar infusiones o tés, aceites y medicamentos.

Conservan la biodiversidad: Los árboles y la vegetación representan el hogar y la protección de un inimaginable número de organismos, como insectos y moluscos, pequeños mamíferos, aves y reptiles, así como plantas y hongos. Muchos de estos organismos permiten el control de plagas, las cuales podrían representar un riesgo sanitario. Sirven para atraer polinizadores o repeler depredadores de las plantas y árboles.

Regulan el clima: Desde un árbol hasta un bosque urbano ayudan a la regulación del clima, contribuyen a disipar el calor de la atmósfera a través de la transpiración, reducen la velocidad del viento y proporcionan sombra a superficies urbanas.

Hidrología urbana: En las ciudades los árboles retienen el agua durante la época de lluvias. Es decir, reducen el volumen y la velocidad del agua que cae y corre por el suelo durante una tormenta, evitando daños por inundaciones. Las raíces de los árboles permiten la filtración de agua hacia el subsuelo, con lo cual se evita su acumulación en las calles.

Paisaje urbano: Las áreas arboladas y las que tienen otro tipo de vegetación crean un ambiente placentero al permitir el disfrute de las zonas de recreación, ambientes agradables para el trabajo, descanso y vivienda. La presencia de árboles permite una vista estética más atractiva del paisaje urbano.

Salud mental y física: Por raro que parezca, la existencia de árboles y vegetación en tu ciudad y casa permiten la disminución del estrés en las personas y, por tanto, una mejor salud física. Existen investigaciones que muestran cómo en entornos laborales y de estudio donde hay plantas y árboles la gente tiene mayor satisfacción del trabajo y sensación permanente de bienestar físico y emocional. Los árboles, además, reducen los rayos ultravioleta asociados con ciertos problemas de salud, como cáncer en la piel.

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