La palabra solsticio viene de "sol" y "sistere" (quedarse quieto), ya que el movimiento estacional de la trayectoria diaria del Sol (como se ve desde la Tierra) parece "quedarse quieto" en un límite norte o sur antes de invertir la dirección.

Es un evento que ocurre cuando el Sol alcanza su máxima declinación norte o sur en relación con el ecuador. Por lo tanto, hay dos solsticios que ocurren anualmente: uno alrededor del 21 de junio (comúnmente conocido como "Solsticio de verano" por ser el primer día de verano y el día más largo del año) y el 21 de diciembre (comúnmente conocido como "Solsticio de invierno" por ser el primer día de invierno y el día más corto del año).

La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció que la celebración de  los solsticios y equinoccios es una encarnación de la unidad del patrimonio cultural y las tradiciones de siglos de antigüedad. Gracias a este tipo de conmemoraciones se fortalecen los lazos entre los pueblos sobre la base del respeto mutuo y los ideales de paz y buena vecindad. Por todo ello, en 2019 la ONU proclamó el 21 de junio Día Internacional de la Celebración del Solsticio.

Sabemos que sin el Sol, la vida en la Tierra no sería posible. Es la estrella más grande de nuestro sistema solar y conforma la mayor fuente de radiación electromagnética dentro del mismo.

Su temperatura alcanza los 5.500 grados centígrados en la superficie y más de 15,5 millones de grados centígrados en el núcleo. Está constituida en tres cuartas partes de hidrógeno y helio, que son los elementos más abundantes de su masa, el resto es oxígeno, carbón, neón y hierro.

Se ha llegado a sugerir que los cambios en la producción de energía del Sol son los causantes del cambio climático, ya que el Sol es la fuente de energía fundamental que rige nuestro sistema climático.

Estudios mencionados por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), indican que la variabilidad solar ha desempeñado un papel importante en cambios climáticos pasados. Por ejemplo, se cree que una disminución en la actividad solar, junto con un aumento en la actividad volcánica, ayudó a desencadenar la Pequeña Edad de Hielo, que tuvo lugar aproximadamente entre 1650 y 1850, cuando Groenlandia se enfrió desde 1410 hasta la década de 1720 y los glaciares avanzaron en los Alpes.

Sin embargo, varias líneas de evidencia muestran que el calentamiento global actual no se puede explicar mediante los cambios en la energía del Sol:

l  Desde 1750, la cantidad promedio de energía procedente del Sol se mantuvo constante o se incrementó levemente.

l  Si el calentamiento fuera causado por una mayor actividad del Sol, entonces los científicos esperarían ver temperaturas más calientes en todas las capas de la atmósfera. En cambio, han observado un enfriamiento en la parte superior de la atmósfera y un calentamiento en la superficie y en partes más bajas de esta capa. Esto se debe a que los gases del efecto invernadero están atrapando calor en la parte inferior de la atmósfera.

l  Los modelos del clima que incluyen cambios en la radiación solar no pueden reproducir la tendencia de temperatura observada durante el último siglo o más sin incluir un aumento de los gases de efecto invernadero.

La cantidad de energía solar que recibe la Tierra ha seguido el ciclo solar natural de 11 años de pequeños ascensos y descensos, sin un incremento neto desde la década de 1950. Durante el mismo período, la temperatura global ha aumentado notablemente. Por lo tanto, señala la NASA, es extremadamente improbable que el Sol haya causado la tendencia al calentamiento global observado durante el último medio siglo.

Por su parte, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) señala que en los últimos 800,000 años las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso han aumentado a niveles sin precedentes. La acumulación de CO2 se ha elevado en un 40% desde la era preindustrial debido, en primer lugar, a las emisiones derivadas de los combustibles fósiles y, en segundo lugar, a las emisiones netas derivadas del cambio de uso del suelo. Los océanos han absorbido alrededor del 30% del CO2 antropógeno emitido, provocando su acidificación.

En este día te invitamos a conocer algunos aspectos interesantes del Sol:

1.        En promedio, el Sol tiene el 99.85% de toda la masa del Sistema Solar.

2.       Su diámetro, de 1,4 millones de kilómetros, podría albergar a 109 planetas en su superficie.

3.       Si fuera hueco, más de un millón de Tierras podrían vivir en su interior, pero no lo es.

4.      Su estructura en capas semeja una cebolla. Su núcleo ocupa una quinta parte de la estrella y está en la región más interna.

5.       Un ciclo solar es el periodo de 11 años en el que cambia la polaridad del campo magnético de nuestra estrella. Actualmente estamos en el ciclo solar 25 cuyo máximo, según los expertos, podría darse en 2024.

6.      Al igual que muchas otras fuentes de energía, el Sol no es eterno. Tiene 4 mil 600 millones de años y ha utilizado casi la mitad del hidrógeno de su núcleo, por lo que se agotará en unos 5 mil millones de años, pasando el helio a ser su combustible principal.

7.      El Sol se hará más grande, alcanzando casi cien veces su tamaño actual, al absorber a la Tierra y otros planetas, como un gigante rojo durante otros mil millones de años estallará al final en una enana blanca del tamaño del planeta Tierra.

8.      El Sol viaja a 220 km por segundo. Está a unos 24.000-26.000 años luz del centro galáctico y le lleva aproximadamente 225-250 millones de años completar una órbita del centro de la Vía Láctea.

 

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