Durante los meses de marzo, abril, mayo y junio de 2018 se presentó nuevamente la llegada de cientos de toneladas de estas macroalgas a diferentes playas de Quintana Roo, situación que ya había sido pronosticada por la Universidad del Sur de Florida de los Estados Unidos.

Su arribo no es exclusivo de México, es un fenómeno natural recurrente.

En 2015 se consideró atípico por las cantidades excesivas que arribaron: dos metros cúbicos por cada metro lineal de playa.

Provocó reducción de luz y oxígeno, acidificación por producción de ácido sulfúrico y muerte de corales.

Afectó las actividades turísticas y de conservación, ya que abarcó la temporada vacacional y la temporada de anidación de tortugas marinas.

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