Discurso de la Oficina del Comisionado Nacional de Seguridad

Muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes,

Dra. Elena Azaola Garrido, Profesora-Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social;

Dra. Catalina Pérez Correa, Profesora-Investigadora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE;

Dr. José Ramón Cossío Díaz, Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación;

Dr. Rogelio Miguel Figueroa Vázquez, Comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado, Prevención y Readaptación Social;

Compañeras y compañeros del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social;

Señores Jefes de División, Comisionado Bagur;

Visitadora Ruth Villanueva;

Autoridades de las instancias estatales y municipales de readaptación social;

Compañeras y compañeros de la Comisión Nacional de Seguridad;

Sean bienvenidos a esta, su casa, la Comisión Nacional de Seguridad.

Reciban un saludo afectuoso del Secretario de Gobernación, del Dr. Alfonso Navarrete Prida.

Nos honra mucho que nos acompañen este día para presentación de este libro “Condiciones de vida y de trabajo del personal de los Centros Penitenciarios Federales”.

Agradecemos profundamente al Centro de Investigación y Docencia Económicas al (CIDE) y al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) por este  aporte utilísimo para mejorar las condiciones de vida, laborales del personal que se encuentran en el Sistema Penitenciario Federal.

Muchas gracias a la Dra. Elena Azaola y a la Dra. Catalina Pérez Correa, cuyo talento, cuya visión hicieron posible esta obra.

Muchas gracias el señor Ministro José Ramón Cossío, amigo de tantos años por acompañarnos.

Como se ha dicho anteriormente, este libro es una aportación pionera, seminal, es el primer texto que aborda este tema en nuestro país.

Hace algunos años el CIDE realizó una encuesta de personas privadas de la libertad en centros federales, hoy contamos con la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad que realiza el INEGI, pero nunca se había hecho un ejercicio en relación con el personal penitenciario.

Y por eso, la Comisión Nacional de Seguridad y el Órgano Administrativo decidió impulsarlo, apoyarlo.

Porque estamos convencidos de que sólo abriendo así la casa, transparentando lo que sucede, estudiando lo que acontece, vamos a poder avanzar, caminar.

Dicen las reglas Mandela: Cuando hablan del personal penitenciario, que la administración penitenciaria escogerá cuidadosamente al personal, puesto que de la integridad, humanidad, aptitudes y capacidad profesional de este personal dependerá la buena dirección de los establecimientos penitenciarios.

Sólo con el acompañamiento de la sociedad civil, sólo con el acompañamiento de expertos, podremos consolidar un Sistema Penitenciario moderno, eficiente, que tenga por eje la dignidad y el respeto por los derechos de las personas.    

De las personas privadas de la libertad, por supuesto, pero de las personas que trabajan con las personas privadas de la libertad.

Hemos dicho que la dignidad es fuente y razón de ser de todos los derechos; y que la persona que ha perdido su libertad por la comisión del delito que sea, por grave que éste sea, nunca pierde su dignidad.

Esta obra, este texto, da mayor evidencia de algo que hemos mencionado en otras ocasiones.

Que la colectividad penitenciaria no se refiere, por supuesto, únicamente a las personas privadas de la libertad sino que abarca a profesionales que hacen posible la operación de los centros.

Personal de seguridad, custodios, médicos, abogados, psicólogos, criminólogos, trabajadores sociales, administradores, maestros, técnicos y varios otros comparten  el mismo aislamiento que aquellos que compurgan una pena.

Comparten y viven las mismas complejidades que encierra este difícil trabajo, su difícil contexto profesional.

Y estos servidores públicos que trabajan en beneficio del bien común, lamentablemente no ven suficientemente reconocida su labor y tampoco tienen acceso a mecanismos que faciliten su actividad profesional.

Se sienten, ya lo decía Elena, moralmente agraviados, se siente víctimas de un insulto moral de la falta de reconocimiento.

Algunos datos  nos resultan muy valiosos.

  • Sólo el 56.6% considera que la vida que lleva en el Centro Penitenciario, como custodio es mejor que la de los internos, mientras que 22.4% piensa que es igual y 16.2 que es peor.
  • Todos se duelen de la distancia familiar, del estrés que genera el trabajo, del poco apoyo de sus superiores.
  • Y un dato terrible que nos debe hacer reflexionar, pero sobre todo impulsar acciones, es que el 61.4% de los entrevistados consideró que las personas privadas de su libertad gozan de más derechos que ellos.
  • El 65% de los entrevistados considera que el trabajo penitenciario le aporta un buen sueldo, sin embargo, y el 78% que le aporta buenas prestaciones.
  • Y alguno de ellos dijo algo terrible, dijo nosotros somos los PPL’s, nosotros estamos peor que los PPL’s.

Eso es lo que tenemos que cambiar, requerimos profesionales en el sistema penitenciario y para lograrlo hay que mejorar no solamente en capacitación, desarrollo y profesionalización, sino también justamente en la dignificación del personal que se dedica a estas tareas.

Contamos ya con una licenciatura en Seguridad Penitenciaria, eso es lo que tenemos que conseguir, orgullo por la labor que se está haciendo.

¿Cómo cambiar?

Bien, se comentaba ya hace un momento: forjar una relación entre el personal y la institución que basa en la confianza.

Que se sustente en procesos de selección, capacitación y auténtica evaluación del personal.

Consolidando un control de confianza que no ponga el centro de su batería de pruebas en el polígrafo sino en una evaluación socioeconómica integral que permita tener a los mejores elementos.

Es claro que tenemos que trabajar urgentemente en estimular la tarea penitenciaria a través del reconocimiento de la labor del personal.

Y así entendemos la importancia de este texto.

Y por eso, le pido al Comisionado Figueroa, que el Órgano Administrativo bajo su conducción, con base en este diagnóstico, con base en información que aporta este estudio, elabore una propuesta de acciones en concreto para mejorar las condiciones de trabajo del personal penitenciario.

Necesitamos que este personal labore en condiciones dignas y acceda a mejores oportunidades de desarrollo.

Porque son las personas y no las instalaciones las que deben constituir el núcleo de la función penitenciaria. Y aquí nos comprometemos a hacer todo lo posible para superar justamente el agravio moral para respetar plenamente los derechos de las personas privadas de la libertad, pero también destacar y respetar los derechos de las personas que trabajan con las personas privadas de la libertad.

Gracias.

Discurso de la Oficina del Comisionado Nacional de Seguridad