Distinguidos integrantes de la plana mayor de la secretaría de la defensa nacional.
Señores exdirectores del heroico colegio militar.
General director de esta institución.
Directoras y directores de diversas dependencias y planteles educativos.
Muy respetables familias que nos honran con su presencia.
Compañeras y compañeros de armas.
Representantes de los medios de comunicación.
A todos muy buenas tardes.
Sean bienvenidos a nuestro emblemático heroico colegio militar, que hoy se viste de gala, porque celebramos el 195 aniversario de su creación.

Estas imponentes instalaciones conservan la esencia de aquel colegio militar fundado el 11 de octubre de 1823, por acuerdo del General José Joaquín Herrera, ministro de guerra y marina en esa época, asentándose en la fortaleza de san Carlos de Perote, Veracruz.

Ante la conocida rebelión de Montaño; de finales de 1827, los cadetes fueron invitados a sumarse a este movimiento encaminado a derribar al gobierno de la república; sin embargo, estos se negaron categóricamente a participar al lado de los rebeldes; por el contrario, se prepararon para combatir en defensa de las instituciones legalmente constituidas; dando así, su primera prueba de lealtad a la institucionalidad.

El 31 de diciembre de 1827, en el informe anual que el entonces ministro de guerra Manuel Gómez Pedraza rindió a la cámara de diputados, manifestó que era preciso aspirar a la perfección, con una institución para jóvenes en quienes la patria pusiera sus esperanzas, puesto que en esa clase de establecimientos no cabía la medianía.

Lo anterior motivó el traslado del colegio militar a la Ciudad de México, quedando instalado en el edificio de la inquisición y más tarde en el ex convento de las Bethlemitas, en las calles de Filomeno mata y Tacuba.

Fue en esa época, cuando los cadetes imbuidos por el sentimiento de lealtad y patriotismo, se pusieron al servicio del primer presidente de México Guadalupe Victoria protegiéndolo con sus armas y negándose a participar en el llamado motín de la acordada de 1828.

En 1837, se instala en el edificio de las recogidas; y el 15 de julio de 1840, ante la asonada que estalló en la ciudad de México encabezada por Valentín Gómez Farías y otros más, para apoderarse del gobierno, los cadetes, salieron hacia la ciudadela, para reunirse con las tropas leales al gobierno de Anastasio Bustamante.

A principios de 1842, el ministro de guerra ordenó la reubicación del plantel al castillo de Chapultepec; fue aquí, donde el 13 de septiembre de 1847, se llevó a cabo la gesta heroica que inmortalizó los nombres de los 6 niños héroes; hijos del colegio militar que ofrendaron su vida por el honor nacional.

En 1871, los cadetes del colegio militar, sin dudar, acudieron al llamado del primer mandatario el presidente Benito Juárez para tomar las armas y defender la institución presidencial, durante la rebelión de la ciudadela.

El 9 de febrero de 1913, quedó escrito en el devenir nacional, la conocida marcha de la lealtad, con el acompañamiento de los cadetes al presidente Francisco I. Madero del castillo de Chapultepec a palacio nacional, al ver amenazada la institucionalidad de nuestro país y su naciente democracia.

Ante el triunfo del ejército constitucionalista en agosto de 1914, y la firma de los tratados de Teoloyucan, en los cuales se pactó la entrega de la Ciudad de México y la disolución del ejército federal, entró en receso el colegio militar.

Con el gobierno revolucionario de Venustiano Carranza se creó el 20 de julio de 1916, la academia de estado mayor para capacitar a generales, jefes y oficiales del ejército constitucionalista; a medida que evolucionaba la organización del nuevo ejército, se proyectó transformar la academia en un nuevo colegio militar, con organización acorde a la época, conservando las viejas tradiciones.

De esta manera con fecha 1 de enero de 1920, cesó dicha academia y pasó revista de entrada el nuevo colegio militar, teniendo como sede el edificio de lo que fue la escuela normal de maestros, en Popotla, Tacuba.

Apenas se estaba adaptando en su nueva etapa, cuando en mayo de 1920, cadetes del colegio militar, escoltaron y defendieron al presidente Venustiano Carranza en su trayecto hacia Veracruz, en la hazaña conocida como la “columna de la legalidad”.

El 29 de diciembre de 1949 por decreto expedido por el presidente de la república, Miguel Alemán Valdés, se acordó conceder al colegio militar y a la escuela naval de Veracruz, la denominación de heroicos, por sus hazañas gloriosas.

Finalmente debido al crecimiento de la ciudad que obstaculizaba el desarrollo de las actividades en materia educativa y de capacitación, motivó que el heroico colegio militar tuviera una nueva sede; es así que el 13 de septiembre de 1976, se inauguraron aquí en Tlalpan, estas instalaciones exprofesas para ello, cuyo diseño arquitectónico evoca al Calmecac, donde se formaban los antiguos guerreros aztecas.

Señoras y señores:
Como queda demostrado, desde la fundación de este significativo plantel militar, sus cadetes han dado ejemplo de honor y lealtad a las instituciones y de manera destacada, a la presidencial, escribiendo en las páginas de su historia, relevantes acontecimientos que trascienden hasta nuestros días.

Proezas en la que reiteradamente dieron muestra de absoluta entrega por su país, haciendo patente en los hechos, su amor a la patria y su honor militar.

En sus aulas se han formado hombres de excepcional valía; que dieron forma y estabilidad a nuestra nación, muchos de ellos, a través de los tiempos entregaron su vida en cumplimiento del deber.

Hoy a 195 años de su creación, este nuestro heroico colegio militar, sigue siendo una de las instituciones de mayor tradición en México, donde se forman, norman y forjan los futuros mandos del ejército mexicano, a los que desde siempre, siendo cadetes, se les inculcan las virtudes de honor, valor, lealtad, abnegación y patriotismo.

Centro educativo que ha evolucionado brindando oportunidades de desarrollo profesional y personal a mujeres y hombres de todo el país, sin importar condición social; convirtiéndose en un referente a nivel nacional e internacional.

Institución que conjuga una estructura educativa militar e integral en los aspectos filosófico, teórico y axiológico con la disciplina, para la sólida formación de sus educandos.

Nuestro colegio militar, sigue siendo hasta estos días, el nido de aguiluchos donde se mantiene viva la antorcha del valor y se conservan las más preciadas virtudes militares… yunque forjador de mujeres y hombres leales y honorables… cuna donde se cultiva el amor a la patria por encima de cualquier otro interés.

Compañeros de armas hijos del heroico colegio militar:

Esta fecha es propicia para hacer unos merecidos reconocimientos:
Al expresidente Luís Echeverría Álvarez, quien siendo comandante supremo de las fuerzas armadas y conociendo las necesidades de nuestra alma mater, tuvo la enorme determinación para construir estas instalaciones que son las primeras, edificadas única y exclusivamente para este heroico plantel;

A la destacada visión que tuvo el general Hermenegildo cuenca Díaz, Secretario de la Defensa Nacional de aquella época, para impulsar esta iniciativa y la profesionalización de los cadetes; reconocemos también: a los exdirectores presentes y ausentes, que en su momento, aportaron talento y experiencias, para darle rumbo y mantener firme sus principios.

A los que han fungido como subdirectores y comandantes del cuerpo de cadetes, por el liderazgo con el que han guiado a los estudiantes a través de los tiempos.

A los jefes y oficiales que como docentes, comandantes de compañías, escuadrón o batería y comandantes de sección, en su momento, con sus enseñanzas, han contribuido en la formación de los estudiantes.

A todos… gracias por preservar el buen nombre y prestigio de nuestro querido heroico colegio militar.

De manera especial, agradezco a quienes generosamente donaron al museo de nuestra alma mater diversos artículos utilizados por los cadetes a lo largo de su existencia, y que forman parte de su historia, para que las nuevas generaciones y el público en general puedan apreciarlos.

Es un valioso gesto fraterno que enriquece significativamente el acervo histórico del plantel, pero sobre todo, da cuenta de su alta estima hacia el colegio.

Quienes aquí nos formamos como oficiales, somos privilegiados de ser parte de su historia, forjada con un pasado de heroísmo, que ahora vive un presente acorde a las exigencias actuales, proyectándose hacia un mejor futuro.

Está en nosotros, seguir fortaleciendo el legado de honor y lealtad institucional que nos dejaron quienes nos antecedieron en estas aulas, y que con determinación contribuyeron en las etapas difíciles de México, a mantener la dignidad de la república.

Está en nosotros, portar con orgullo su emblema y seguir siendo soporte de las instituciones nacionales, garantes de la soberanía.

Está en nosotros, mantener viva la esencia de este histórico plantel que representa lealtad, tradición, honor y gloria...
Hagámoslo, por el cariño que le tenemos y lo mucho que le debemos…
Hagámoslo, por prestigio del ejército y fuerza aérea; pero sobre todo y ante todo…
Hagámoslo, por el honor de México.

Muchas gracias.