Comunicación Social

Ciudad de México, 23 de octubre de 2019.

Muy buenos días a todos, con permiso de la Presidencia.

Buenos días, Diputados presentes.

El ciudadano Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, presentó en tiempo y forma el Primer Informe de Gobierno sobre el estado general que guarda la Administración Pública Federal, en cumplimiento con el Artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En mi calidad de Titular de la Secretaría de Economía, y atendiendo lo que establece el segundo párrafo de dicho Artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y de lo que señala el Artículo 93 de nuestra Carta Magna, comparezco ante las Comisiones Unidas de Comercio y Competitividad y de Economía Social y Fomento del Cooperativismo de la Honorable Cámara de Diputados, con la finalidad de continuar y profundizar en el análisis de Primer Informe de Gobierno y enriquecer el diálogo entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo.

Para mí es un honor ser convocada a este Honorable Congreso y dar cuenta de los trabajos realizados en la Secretaría a mi cargo. Saludo con respeto a todos los Diputados y Diputadas de las dos comisiones ya mencionadas.

En las últimas décadas, la economía mexicana ha observado un desempeño inferior a su potencial, hecho que hemos señalado a lo largo de los meses que han transcurrido de esta administración. Es decir, ha tenido una reducida tasa de crecimiento, una tasa de crecimiento reducida en el largo plazo y que los beneficios de ese escaso crecimiento, además se han distribuido de manera desigual entre regiones, sectores económicos y segmentos de la población.

Esto significa que además de esta tendencia de crecimiento de largo plazo, el país enfrenta un problema de desigualdad en diversas dimensiones, en la dimensión regional, sectorial y de sectores sociales. Este comportamiento ha resultado en la imposibilidad de resolver la grave problemática entonces de pobreza y desigualdad que observa el país.

Ello ha sido así, a pesar de que también en esas últimas, al menos en un cuarto de siglo, ha habido algunas oportunidades de detonar un desarrollo económico y detonar un proceso de desarrollo sostenido y más equilibrado; se pueden enumerar los acuerdos comerciales con las principales potencias económicas globales.

México inicia una firma de tratados comerciales entre los cuales se cuenta el TLCAN, pero no exclusivamente, sino que a partir del TLCAN se detona una serie de tratados comerciales hasta llegar a un número de 13.

Otra de estas condiciones favorables que no se aprovecharon en su oportunidad fueron los prolongados ciclos expansivos de nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos, que atravesó un ciclo expansivo muy importante en los años 90 y otro más que está al parecer concluyendo, pero que el efecto de jale que pudo haber implicado la economía estadounidense no logró aprovecharse a cabalidad para poder superar la deuda social.

Otra de las condiciones importantes para que la economía mexicana pudiera haber potenciado su crecimiento y elevado el nivel de la tasa de expansión de la economía fue el bono demográfico.

A partir de aproximadamente 1985 y hasta 1930, al 2030, México atravesó una condición demográfica que los especialistas denominan bono demográfico. Y eso significa que en ese periodo la pirámide poblacional tenía un mayor número de jóvenes, la población entre 15 y 60 era la mayor que iba a tener en toda su historia demográfica. Eso significaba la capacidad de elevar la población económicamente activa.

Sin embargo, los bajos niveles de crecimiento no generaron los empleos suficientes para generar las tasas de ahorro, y esas tasas de ahorro una reinversión que potenciara el crecimiento económico.

Los ingresos fiscales derivados de un aumento muy importante de los precios del petróleo a principios de este siglo, ustedes recordarán que superó el precio de la mezcla mexicana más de cien dólares por barril, a principios del siglo XXI también generaron unos ingresos extraordinarios que no fueron a parar a una ampliación de la capacidad productiva del país.

Estas y otras condiciones no aprovechadas hicieron que permaneciera la economía mexicana en esa trayectoria de lento crecimiento. Es decir, para resumir, hemos desperdiciado oportunidades inmejorables para resolver los problemas estructurales de pobreza y desigualdad de la economía mexicana.

Lo anterior obedece principalmente a decisiones que se tomaron desde el Estado y desde los centros de poder económico, desde la iniciativa privada, que consistieron en dejar el desarrollo económico por completo en los mecanismos del mercado.

Sin desconocer la potencia que puede tener el mercado como fuerza económica, también queremos aquí reconocer la importancia que tiene la dirección estatal en fomentar el crecimiento, en potenciar las oportunidades que aparecen en el escenario interno y externo.

Ese proceso de concentración en el mercado adoleció entonces de una rectoría que permitiera conciliar el interés privado con los objetivos claros de crecimiento alto y sostenido, así como una mejora en el bienestar social.

Nosotros creemos que es posible mantener reglas claras para el mercado, mantener canales conducentes a una economía de mercado como es la economía mexicana, pero que a esta economía de mercado se le complemente con un Estado activo que promueva el crecimiento económico.

Para propiciar un desarrollo económico que no se limite al crecimiento y nos permita construir un país con bienestar social, es indispensable entonces recuperar ese papel activo del Estado con objeto de propiciar la inclusión de todos los sectores, segmentos y regiones rezagados.

Esto sólo se logrará al fomentar la actividad emprendedora que haga posible la creación masiva de nuevas empresas, micro, pequeñas y medianas, que se sostengan y crezcan en el tiempo, en particular aquellas que generen empleos de calidad bien pagados y con prestaciones suficientes para una vida digna.

Asimismo, es necesario enfatizar la diversificación del país, lo cual significa proveer condiciones para incursionar efectivamente en nuevos mercados o profundizar nuestra presencia en mercados internacionales donde ya participamos.

Para ello, es necesario ampliar la gama de productos y servicios que producimos de forma competitiva, no solamente un puñado de ramas industriales o agroindustriales, sino que ampliemos nuestra oferta exportadora al tiempo que incursionamos en nuevos mercados.

Y extender, y esto es importante, un énfasis en la política que ha desarrollado este gobierno. Extender los polos de desarrollo productivo a todo el territorio nacional. Es cierto que hay regiones que están mejor dotadas de recursos, pero también de políticas para aprovechar la plataforma exportadora, aprovechar las fuerzas de la economía global. Pero también es cierto que debemos hacer un esfuerzo por reducir las brechas entre las regiones más pobres del país, las entidades federativas con mayores niveles de rezago social, con aquellas que han alcanzado niveles de desarrollo muy similares a los de nuestros socios comerciales.

Mención especial merece la innovación. Un tema que es muy cercano a los propósitos que encabezamos en la Secretaría de Economía, el bienestar en el largo plazo y no solamente en el corto, la innovación es una apuesta de futuro; requiere de una especialización productiva en la generación de bienes y servicios, de alto valor agregado que son los que permitan pagar salarios altos y crecientes.

Para ello hace falta construir y consolidar condiciones desde la raíz, para que las empresas mexicanas desarrollen nuevos productos que tengan cabida en la economía global y que compitan satisfactoriamente con las importaciones en nuestro propio territorio, así como procesos productivos altamente eficientes para los bienes que actualmente se comercian con éxito.

¿Por qué es tan importante la innovación? Lo es, porque el mundo atraviesa hoy por la Cuarta Revolución Industrial. Una Revolución Industrial que exige que estemos preparados no solamente para eficientar los procesos productivos mediante la incorporación, adopción y adaptación de tecnología, sino que exige estar preparados para nuevas formas de trabajo; que exige estar preparados para capacitar, recapacitar y redireccionar las habilidades de trabajo que, de no hacerlo, podría quedar desplazado por procesos de automatización de robotización.

Regresando a la coyuntura en la que hoy nos desempeñamos, vivimos tiempos con un giro proteccionista. La expresión más clara de este proteccionismo es el Brexit en el Reino Unido, que no sabemos qué va a pasar el 31 de octubre.

Esta semana se han dado noticias respecto a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero no lo tenemos que ver exclusivamente como un fenómeno de corto plazo. Lo tenemos que ver como un fenómeno más grande que expresa un proteccionismo tanto en Brexit, pero también en nuestro socio comercial, los Estados Unidos.

Tenemos el riesgo de recesión en la economía internacional. Y si no de recesión, sí de una desaceleración pronunciada tal como fue evidente en las reuniones de otoño del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en las que México participó a través del Secretario Herrera.

Observamos, además, disputas comerciales entre los Estados Unidos y la República Popular de China. En este contexto tenemos que encontrar oportunidades, oportunidades para justamente redireccionar en distintas dimensiones el crecimiento mexicano para cerrar brechas, pero para también abrir nuevas oportunidades y patrones de crecimiento.

México tiene características que lo hacen resiliente a ese contexto internacional del que he hablado. Es una de las economías más abiertas del mundo y eso tiene que ser una palanca de desarrollo.

Se modernizó el T-MEC con la aprobación del Senado de la República el 19 de junio del 2019, producto de la participación de todos los actores interesados en México. Una vez que nuestros socios hayan concluido y estamos en una fase intensa de discusión tanto en los Estados Unidos como en Canadá, esperamos que este tratado entre en vigor y redinamice la economía mexicana.

Pero no debemos confiar todo en el T-MEC. Debemos en todo momento recordar que el TLCAN sigue vigente y que ha probado ser una palanca de desarrollo.

En este primer año de gobierno de la Cuarta Transformación, la Secretaría de Economía se ha enfocado en diseñar políticas públicas, programas y acciones coherentes orientadas a detonar los procesos de inclusión, diversificación e innovación con el objeto de retomar la rectoría del proceso de desarrollo económico y recuperar para el estado una participación activa; no necesariamente la única, pero sí activa en el establecimiento de las condiciones para mejorar el bienestar de todos los mexicanos.

Voy a cortar. Tenía algunas otras cosas, pero seguramente tendré oportunidad de comentarlas al final. No quisiera exceder de mi tiempo.

Cierro diciendo que el crecimiento económico, el incremento de la productividad y la competitividad no tienen sentido como objetivos en sí mismo, sino como medios para lograr un objetivo superior: el bienestar general de todos y todas las mexicanas.

Quedo atenta de ustedes, señoras legisladoras, señores legisladores, para cualquier aclaración y para contestar respetuosamente a todas sus preguntas.

Gracias, Diputado Presidente.

Consulta: Versión estenográfica de la comparecencia