Buenos días tengan todas y todos ustedes.

Estar en este auditorio y poder dirigirme a quienes hoy nos acompañan, es un motivo de gran satisfacción.

Soy portador de algunas noticias, algunas son buenas y otras son mejores. Ya las comentaré, y me da muchísimo gusto poder acompañar a quienes presiden esta ceremonia.

Menciono en primer lugar a las damas que están aquí con nosotros, a Carmen Lebrija, a Marcela Velasco, a Carmen Narro y por supuesto, con muchísimo gusto, a Fernando Suinaga y al doctor Meljem.

Pero además, estar en compañía de ustedes que nos han hecho el favor de acudir, de estar aquí con nosotros, directoras, directores de institutos nacionales, de hospitales federales.

Estar con directoras y directores generales, con colaboradores de la Secretaría de Salud, con el Secretario del Consejo, con el titular de nuestra Comisión Nacional de Bioética, con todas y todos ustedes es un motivo de privilegio.

Miren déjenme empezar, pues ya los dijo Fernando, ya ni modo, va a disminuir la credibilidad que le van a dar a mi mensaje, yo iba a echarle porras a él después de lo que dijo, que la Cruz Roja me entregó un reconocimiento, pues ya va a parecer nada más que estoy correspondiendo con ese gesto.

Pero no es el caso, de verdad se los digo. La Cruz Roja Mexicana tiene una enorme trayectoria. Bien lo recordaba Fernando, son 108 años de trabajo, de una gran entrega a las necesidades la población.

La Cruz Roja Mexicana ha visto el desarrollo del país a lo largo del siglo XX y de los primeros años del siglo XXI.

A la Cruz Roja Mexicana le tocó ver la Revolución Mexicana y la institucionalización de la misma. El desarrollo de instituciones de salud, el Hospital Infantil de México que está cumpliendo 75 años, o el desarrollo de la seguridad social en México, que también esta cumpliendo, en el caso del IMSS, 75 años y en el caso del ISSSTE se aproxima a 60 años.

La Cruz Roja ha visto el desarrollo de una nación, que ha pasado de unos cuantos millones de habitantes a tener prácticamente 125 millones, y a tener una profunda transformación en el país.

En todo ese viaje histórico la Cruz Roja ha prestado servicios y ha ayudado, porque pensaba yo, que hay vocaciones que se desarrollan francamente para servir.

El desarrollo de las vocaciones en el campo de la salud es uno de los ejemplos más claros. La Cruz Roja Mexicana es típicamente una institución que está para servir cuando más se necesita.

A veces es para ayudar a la persona, a alguien que sufre, por ejemplo, un accidente en la vía publica. A veces es para contribuir y atender a poblaciones cuando se trata, por ejemplo, de desastres naturales o desastres provocados por el ser humano.

Pero ahí está en esos 108 años el trabajo, el compromiso, la entrega, la solidaridad, la ayuda de la Cruz Roja Mexicana. Las instituciones son lo que son porque las hacen los seres humanos.

En el caso particular de la Cruz Roja Mexicana hay una larga trayectoria de personajes que han contribuido a su desarrollo. Y en esta última etapa le toca a Fernando Suinaga, le toca a Carmen Lebrija estar al frente de esa convocatoria de esa coordinación, de esa dirección, para poder ayudar a los demás.

Y yo lo digo con toda honestidad, sí, con agradecimiento por las muestras de generosidad, de afecto que Fernando y Carmen han tenido para conmigo, pero también con mucha convicción.

Gracias por lo que han hechos ustedes, por el esfuerzo, por generar un ambiente que contribuye al desarrollo de la Cruz Roja, de verdad para ustedes nuestro reconocimiento y nuestro aplauso.

Les decía que soy portador de noticias, una buena y una mejor. La buena es que van a tener la oportunidad de ayudar. La mejor es que no los vamos a dejar salir si no lo hacen.

De tal forma que vayan preparándose y háganlo con toda la generosidad que tiene ustedes que yo sé que es mucha. Porque cuando uno contribuye a una causa, uno se siente bien.

Cuando uno ayuda o auxilia a quienes lo requieren, uno se siente bien. Con alguna frecuencia uno identifica a quien puede ayudar. Pero yo creo que es todavía más satisfactorio cuando se trata de un proceso anónimo. Cuando uno ayuda sin saber a quién va a ayudar, pero seguro de que va a ser para auxiliar a alguien que lo necesita.

A eso venimos, nadie nos engañó. Algunos de ustedes son repetidores de la causa. Han estado con nosotros en muchos momentos y muchas oportunidades.

Yo no tengo dudad de que lo hacen con mucha convicción. El llamado ha sido muy claro, la tarea es relativamente sencilla, ojalá que esta acción de apoyo de auxilio, de ayuda, a una institución, pero sobre todo a quienes están requiriendo y demandando todos los días, a todas las horas y en todo el territorio nacional de ese apoyo, se vean beneficiados por su generosidad.

Déjenme decirles que estaba haciendo memoria y en las últimas reuniones que he tenido, particularmente digo las más recientes: en Tlaxcala, en una reunión para dar por concluido los trabajos de la Primera Semana Nacional de Salud estaba presente la Cruz Roja.

Ayer estuve en Saltillo, imagínense nada más. Cosa tan mas maravillosa. Ahí estaba en el consejo estatal de salud la Cruz Roja, la delegación de la Cruz Roja.

Cundo trabajamos juntos siempre lo digo, nos va mucha mejor. Cuando sumamos nuestras capacidades y nuestros esfuerzos, y cuando lo hacemos para ayudar al que lo requiere eso es una condición francamente superior.

Hagamos pues, nuestro acto de generosidad y ayudemos a ayudar, ayudemos a quienes más lo requieren y estemos listos para seguir aportando, apoyando y consolidando a una institución que se ha desarrollado en el mundo y que en México tiene una expresión muy particular: la Cruz Roja Mexicana.

¡Enhorabuena, felicidades y que brote la generosidad!

100. Cruz Roja Mexicana, 108 años de llevar ayuda humanitaria a quien más lo necesita

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