Buenas tardes tengan y todos ustedes.

Con su autorización señor Presidente.

Primero que nada, un reclamo, un reclamo amable, pero también, claro, el aplauso al gobernador lo llena a uno de envidia, de la única que hay, de la mala, no, ya no, ya no empiecen, viene uno de tan lejos, viene uno a hacer una entrega de una obra fundamental y el aplauso que yo me merecí quedó como en el quinto o sexto lugar, de seis que presentaron, no ya no, de veras, no vale, pero, en fin, ahí se los apunto cuando vayan a la Ciudad de México, cuando vaya su gobernador se va a acordar de mí.

Señor Presidente, es un gusto poder acompañarle a usted, de estar con su señora esposa, muchas gracias doña Angélica por acompañarnos.

Gracias de verdad señor Gobernador por la calidez y generosidad de sus palabras.

Al señor secretario de Desarrollo Social, a los representantes de los Poderes del estado y del municipio, a mis colegas, las y los trabajadores de la salud, y a las y los universitarios que nos hacen el favor de acompañarnos.

Muchas, muchas gracias a todos ustedes por su presencia, déjenme decirles algunas palabras.

La salud es un elemento indispensable para alcanzar el desarrollo humano y para estar en posibilidad de desplegar las potencialidades de una persona o de una colectividad. Por eso, con frecuencia señalo que si bien es cierto que la salud no es todo, sin salud no hay casi nada. La relación de la salud con muchas otras áreas del quehacer humano es irrebatible, la educación, el empleo, la productividad, la práctica de la actividad física, el disfrute del arte y la cultura, la alimentación, el desarrollo humano, incluso el gozo de la vida, están relacionadas con la salud.

Un país como el nuestro, que tiene una población de 125 millones de habitantes y una extensión territorial de casi dos millones de kilómetros cuadrados, es una nación grande, como otra que, al igual que México, cuente con una cultura milenaria y una historia floreciente y llena de motivos de orgullo, con la biodiversidad que nos caracteriza, con la economía robusta y poderosa de que disponemos, con un régimen de instituciones fuertes y muchas, muchas de ellas más que centenarias, con valores e identidad  ampliamente compartidos en la sociedad, una nación así es una que tiene la grandeza que se despliega en nuestra Patria, una Patria grande y con grandeza.

Es cierto que tenemos problemas y que algunos nos abruman y molestan, pero también lo es que varios de ellos han estado presentes desde hace mucho, mucho tiempo, algunos desde siempre. Pero no es menos cierto que México ha avanzado y mucho, a lo largo de los años. Las reformas estructurales impulsadas por el Presidente de la República apuntaron sin duda en la dirección correcta y empiezan a dar resultados. Por supuesto que en un país como el nuestro, nada cambia de la noche a la mañana y menos cuando se trata de transformaciones que aspiran a ir al fondo de nuestras realidades.

Sin embargo, a tres o cuatro años de distancia, y solo como ejemplo de los logros alcanzados, se puede recordar que nuestra economía tiene el nivel de competitividad más alto de los últimos lustros, y que ha sido posible crear 3.6 millones de empleos formales.

Por su parte, la inversión extranjera directa acumulada supera los 181 mil millones de dólares, para constituirse en una cifra histórica, al tiempo que el turismo internacional se constituye también como una fuente extraordinaria de acceso de divisas a nuestro país con más de cien mil visitantes diarios a nuestro país. Más de dos millones de mexicanos salieron de la pobreza extrema, los créditos del INFONAVIT se incrementaron como nunca en número y en monto. Al mismo tiempo, se fortaleció nuestra democracia y se amplió el régimen de libertades.

En materia de salud señor Presidente, también se registran logros importantes. Uno de ellos es el que reconoce Coneval en cuanto al acceso a los servicios de salud, mismo que en su evaluación, es el indicador con la mejoría más acentuada, con seis puntos porcentuales de cambio positivo entre 2012 y 2016.

La vacunación se fortaleció y en este gobierno se aplicaron más de 520 millones de dosis de vacunas; la mortalidad infantil disminuyó nueve por ciento, la muerte materna 13 por ciento y el número de embarazos en niñas y adolescentes 15 por ciento.

Los casos de dengue disminuyeron más de 70 por ciento en el país en este sexenio, al igual que la transmisión de VIH de madre a hijo en 40 por ciento. La lucha contra las enfermedades no transmisibles se fortaleció y se desaceleró el crecimiento de casos de diabetes y de obesidad y sobrepeso en algunos grupos de población.

México cuenta con una mejor estrategia para atender a la niñez, para detectar riesgos de rezago en el crecimiento y desarrollo y ahora cuenta con treinta Centros Regionales de Desarrollo Infantil y Estimulación Temprana. Hoy el país cuenta con una agencia de regulación sanitaria fortalecida y con reconocimiento internacional. La puesta en marcha de este Hospital es un ejemplo del compromiso por fortalecer la salud.

Para el gobierno del Presidente Enrique Peña, la salud ha sido prioritaria y la coordinación entre las instituciones del sector, fundamental. Se puede asegurar que hoy México tiene más salud y que seguimos trabajando para superar lo alcanzado.

Señor Presidente, la nación, como lo señalaba el gobernador, la nación inicia en los puntos en que comienza su territorio y donde está su gente, hoy nos encontramos en una de esas regiones y estamos convocados por la figura del doctor Manuel Velasco Suárez, el maestro de la neurología y la neurocirugía mexicanas.

Chiapas es un sitio pródigo en historia y en hombres y mujeres sobresalientes, este es un lugar donde se puede invocar a Rosario, la mujer extraordinaria; a Belisario Domínguez, mártir de la libertad y la legalidad, esta es también una oportunidad para recordar a Jaime Sabines, el poeta sanador del alma, el que nos recordó las propiedades curativas de la luna, el gran Sabines, el que escribió, y cito una parte de uno de sus maravillosos versos:

La luna se puede tomar a cucharadas 

o como una cápsula cada dos horas. 

Es buena como hipnótico y sedante 

y también alivia 

a los que se han intoxicado de filosofía.

Se puede dar de postre a los niños  

y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos 

ayudan a bien morir. 

Hoy señor Presidente con esta entrega usted cumple con el cuerpo y con el alma de quienes más necesitan del apoyo para recuperar su salud. Enhorabuena a todas y todos ustedes.

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