Muy buenos días a todos ustedes.

Les prometo que en unos minutos vamos a tener ya la posibilidad de disfrutar este bello día que, por cierto, no sé por qué desde el domingo ha sido bello.

Qué decir en este merecido Día Mundial del Sida, que conscientes en ese jubilo inicial no lo podíamos hacer sin darle una fuerza, una posición a este día, pegado al otro día; entonces, en un acuerdo rápido de sentimiento, pues lo decidimos celebrar hoy, y que bueno que lo hicimos.

Qué puedo decir yo, siempre el que habla al último tiene algunas ventajas, pero la mayor parte de las desventajas hoy las tenemos. Qué puedo decir yo, después de lo oído, de lo señalado, por Oliva, por Antonio, por Hugo, por Alejandro, en particular, por el maestro Raúl, qué podría yo decir, pues poco.

Pero, pues tengo que cumplir con esto, y con el sentimiento de estar con ustedes y desde luego celebrar, porque se pueden celebrar cosas tan serias y tan importantes, y no solo conmemorar.

Celebramos un camino que está dejando luz en la humanidad, después de pasar por momentos muy difíciles y de los cuales no queremos regresar, y para eso estamos hoy aquí.

Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos.

Como hemos oído, todos los años desde hace tres décadas conmemoramos este día. Esta fecha sirve para recordarnos la urgente necesidad de que todos nosotros, todos los actores involucrados, debemos unirnos y renovar, sin lugar a dudas, nuestro compromiso, estas palabras son de renovar compromisos y ponerlos firmes, para combatir la epidemia del VIH en México.

¿Quiénes? El gobierno, la academia, la sociedad civil, agencias internacionales, como hoy nos acompañan notoriamente aquí, y sociedad en general en su conjunto.

Hemos oído y está presente en todos nosotros, este año, el lema de gran interés, “Es conocer tu estado, hazte la prueba”, donde se anima a todo el mundo a conocer su estado serológico.

El número de muertes por SIDA, es cierto, en el mundo sigue cayendo, y en 2017, ya oímos fueron ya menos de un millón en paralelo, continúa en aumento el número de personas con VIH, que reciben tratamiento afortunadamente.

Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer, y dicho camino pasa por llegar a las personas que viven con este virus y no conocen su estado, y porque todos tengan acceso, primer llamado a los Servicios de Asistencia y Prevención de Calidad.

El SIDA siempre deberá ser el primer punto de nuestro programa político y práctico, nos recordaba con gran compromiso, Kofi Annan, y hoy estamos aquí para refrendar nuestro compromiso con ese principio.

Con esto, nuestra intención del día de hoy, en los primeros días de nuestra gestión, es enviar un mensaje fuerte, decidido, de lucha contra la desinformación, los prejuicios, el aislamiento y la indiferencia social hacia el VIH y las personas que viven con el virus.

Este mensaje de compromiso y que es parte del mensaje que les envía el Presidente, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, es de fuerza, de solidaridad, queremos enviarlo, particularmente a las poblaciones clave, ya se ha mencionado, es decir, a los hombres que tienen sexo con otros hombres, personas trans, personas que se inyectan drogas y trabajadores sexuales, que son los grupos, no los únicos, pero sí los más afectados por esta epidemia en México.

También a los compañeros del movimiento LGBTI que enfrentan rechazo y discriminación, es momento de recordar las palabras de Carlos Pellicer que hoy merece su atención, su recuerdo: mi voluntad de ser no tiene cielo.

Este mensaje de compromiso continúa, va en sincronía con lo que proponemos, un camino junto a aquellos en los que el virus tiene una gran presencia y que sufren dificultades para acceder a los servicios básicos de salud y prevención.

Con ello, pueden otorgar medicamentos para todos y gratuitos, desde este inicio de gestión. También, entendemos que cada contexto es diferente en función de las diversas regiones de nuestro país. Tenemos que estar abiertos a ajustar nuestra estrategia a las necesidades de cada una de las comunidades, en cada uno de los estados, a escuchar y responder.

Estimados amigos, el VIH no es solo un virus individual, también lo es social. Y si queremos que cualquier campaña de prevención funcione, tenemos que entender que los impactos no solo se producen en el cuerpo del huésped, sino también en sus familias y en el pensamiento de los habitantes del país, que reproducen los estigmas y dificultan la atención.

Aquí tenemos un nodo de atención complejo, pero lo vamos a enfocar. Por todo ello pensamos que es tan necesaria una vacuna contra el virus, pero también como otra contra el estigma que produce.

En estos momentos es crucial que comprendamos que esos grandes retos no tienen una solución excluyente. Solo bajo la batuta de la política nacional o local, es indispensable que rescatemos el concepto de la tarea colectiva.

Estimados participantes a este importante evento, no se nos puede escapar de las manos la oportunidad de gestionar un esfuerzo global de una forma más eficaz, por lo que agradecemos a las delegaciones aquí presentes, acreditadas las extranjeras en nuestro país, y a los organismos de cooperación internacional, que nos acompañan.

En el equipo de la nueva administración, estamos conscientes de que nuestras obligaciones son varias y que requerirán inteligencia, esfuerzo y tiempo.

También sabemos que, en México y América Latina, existen referentes que nos dan esperanza; enfermeras, médicos, trabajadores sociales, investigadores, diferentes personas dentro del sector salud que trabajan en sus comunidades todos los días.

Voluntarios, aliados y organizaciones de la sociedad civil o internacional que han impactado positivamente a la sociedad mexicana. Ellos, ustedes y nosotros, todos inspirados, así como también los pacientes y sus familias.

Nos preguntamos hoy: ¿por qué deben seguir y enfermando personas por enfermedades que se pueden tratar? Decimos a ello: ya basta.

Con trabajadores del sector salud y la comunidad, todos vamos a desmantelar esta estructura de acceso desigual a los servicios de salud.

La Secretaría de Salud tiene claro que, para lograr eliminar esta epidemia en el 2030, como está establecido en los objetivos ya mencionados del desarrollo sostenible, de ninguna manera debemos bajar la guardia y caer en complacencias y así lo haremos buscando nuevas fórmulas e innovaciones que permitan acelerar los avances alcanzados y enfrentar los retos que todavía existen.

En ese sentido, trabajaremos por una meta asequible en el mediano plazo, que ningún niño mexicano más nazca con VIH en la Cuarta Transformación de nuestro país.

Atendamos el virus y el entorno social de su incidencia, vayamos a las comunidades, trabajemos con las familias, mejoremos el sistema de prevención y retomemos las ideas sociales de aquellas personas que dedicaron sus vidas a abrir caminos para que vivamos mejor.

Tenemos que atender las raíces del problema, la violencia estructural que facilita la trasmisión VIH; en palabras de Salvador Allende, en aquel año de 1972, cuando visitó nuestro país: la injusticia no puede seguir cerrando las posibilidades del futuro, trabajemos para que así sea.

Muchas gracias.

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