Especialistas del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) “Isidro Espinosa de los Reyes”, aplican una técnica llamada Rodríguez Bosch (RB) para el tratamiento de la hemorragia obstétrica, con la cual se han logrado cero muertes maternas por tres años consecutivos y desde 2017 a la fecha solo ha ocurrido una muerte materna por hemorragia obstétrica.

En los últimos dos años, la primera causa de muerte materna en México es la hemorragia obstétrica, siendo el acretismo placentario una de las complicaciones del embarazo que más se asocia a hemorragia.

El acretismo placentario consiste en una adherencia anormal de la placenta, con penetración hasta el músculo del útero (miometrio), lo que provoca sangrado incontrolable al intentar desprender la placenta del útero, condicionando en algunos casos, el fallecimiento por hemorragia durante el proceso de alumbramiento.

El creador este modelo de atención (técnica RB), el subdirector de Ginecología y Obstetricia del INPer, Mario Rodríguez Bosch, informó en entrevista que cada año -en promedio- se atienden en el INPer 45 casos de acretismo placentario, lo que representa uno de cada 50 nacimientos que atiende el instituto. 

Con esta técnica, realizada por primera vez en 2004 por Rodríguez Bosch, y que se fue perfeccionando y generalizando su uso en el INPer hasta convertirse en el estándar de manejo del acretismo placentario desde 2015, este instituto se ha colocado como centro de referencia nacional y como una de las instituciones en el mundo que atiende más casos de mujeres embarazadas con acretismo placentario.

Rodríguez Bosch refirió que tienen mayor riesgo de desarrollar esta adherencia las mujeres con una o más cesáreas previas, o uno o más legrados o cirugías uterinas de cualquier tipo.

Explicó que el acretismo placentario es una condición de difícil diagnóstico, debido a que se necesita personal de salud entrenado y con experiencia para hacer el rastreo por ultrasonido.

No hay una señal de riesgo, muchas de las mujeres embarazadas con esta condición son asintomáticas, aunque en algunas ocasiones pueden presentar sangrado, por lo que es importante realizar el control médico desde el primer trimestre para la detección oportuna.

Según las condiciones de la paciente y a través de la técnica Rodríguez Bosch, se programa el nacimiento entre la semana 36 y 37, para que haya menos complicaciones asociadas al bajo peso y la prematurez.

El nacimiento es por cesárea, evitando incidir en la zona de inserción placentaria y se realiza sin retirar la placenta y una semana después realizan una histerectomía para quitar el útero con la placenta adherida -acreta-, lo que reduce el riesgo de hemorragia.

En este procedimiento de alta especialidad participa un equipo multidisciplinario integrado por personal experto en hemorragias obstétricas: gineco-obstetras, anestesiólogos, especialistas en urología ginecológica, así como enfermería quirúrgica. También intervienen banco de sangre y terapia intensiva, entre otros. 

El instituto cuenta con personal entrenado en este procedimiento para la atención en los turnos matutino, vespertino y fines de semana, y capacita a profesionales de la salud del país en atención al acretismo placentario.

Rodríguez Bosch explicó que otras instituciones de la Secretaría de Salud, como el Hospital General de México “Eduardo Liceaga” y el Hospital de la Mujer tienen sus propios protocolos de atención de placenta acreta, con buenos resultados. 

El INPer, considerado el centro de referencia para la atención de estos casos, impulsa estrategias para reducir la muerte materna por cualquier causa, como preeclampsia, hemorragia obstétrica o por enfermedades como cardiopatías y nefropatías, entre otras, las cuales se darán a conocer durante la 36 Reunión Anual, a celebrarse del 18 al 21 de abril en el Auditorio “Dr. Samuel Karchmer” del instituto. 

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