La médula ósea ese tejido esponjoso que tenemos en el interior de algunos huesos, forma alrededor del cuatro por ciento del peso corporal total y produce más de 20 mil millones de células sanguíneas cada día durante la vida de toda persona.

Estas células son inmaduras, se llaman células madre que forman la sangre y pueden desarrollarse hasta ser glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas.

Los glóbulos rojos (eritrocitos) contienen hemoglobina, que es la proteína que transporta oxígeno en la sangre; la cantidad de oxígeno que los tejidos reciben depende de la cantidad y buen funcionamiento de estos glóbulos.
Los glóbulos blancos ayudan a combatir infecciones y son denominados leucocitos.
Las plaquetas son células que ayudan a la coagulación, son más pequeñas que los glóbulos blancos y los rojos.

La médula ósea es la encargada de mantener un número normal de estos tres tipos de células, reemplazando las células antiguas que sufrieron muerte natural por células nuevas.

Existen diferentes enfermedades que pueden afectar a la médula ósea además de ciertos tipos de cáncer que alteran las funciones esenciales de los glóbulos rojos, blancos y plaquetas debido a que las células madre no maduran adecuadamente.

Las enfermedades que afectan a la médula ósea son:

  • Leucemia. Cáncer por el cual, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales.
  • Anemia aplásica. La médula ósea no produce glóbulos rojos.
  • Linfoma. Puede diseminarse hasta la médula ósea y afectar la producción de células sanguíneas.

Los síntomas de cada enfermedad varían y el tratamiento de cada una de ellas depende de su severidad.

Algo muy importante es no confundirla con la médula espinal localizada en la columna vertebral y encargada de la transmisión de los impulsos nerviosos hacia todo el cuerpo.

Fuentes:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/bonemarrowdiseases.html
http://www.cancer.net/node/18403
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