PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: … estar en esta nación en este pueblo vecino, hermano de nuestra República.

Nuestros países comparten historia, cultura y frontera. Tenemos raíces comunes en la civilización maya y en las herencias afroamericana y europea

Diversos acuerdos bilaterales regulan nuestra colaboración en una diversidad de asuntos que van desde intercambios educativos y culturales hasta los de información tributaria; la preservación de zonas arqueológicas; la protección y mejora del medio ambiente; desde la cooperación científica y técnica hasta el transporte aéreo; desde la cooperación energética hasta la defensa del consumidor; desde la navegación en las aguas territoriales hasta las campañas de salud, de seguridad social, de seguridad pública.

Esta región de nuestra América, que durante largo tiempo se ha caracterizado por los conflictos territoriales y las rivalidades nacionales entre naciones limítrofes.

Es un motivo de orgullo al mismo tiempo para México que mantengamos con Belice una muy buena vecindad, por un cause armonioso y pacífico, sobre las bases de la equidad, el respeto mutuo y la negociación para resolver los problemas que surgen de manera inevitable entre países fronterizos, la voluntad de resolver los conflictos por la vía pacífica.

Desde el siglo IXX, mi país renunció a los derechos territoriales sobre la entonces Honduras Británica que hubiese podido heredar de la Nueva España. En 1893 los gobiernos de México y de Londres suscribieron el tratado de límites sobre Honduras Británica, el cual se encuentra en vigor hasta la fecha y define con precisión y sin problemas nuestras fronteras.

Más aún, a partir de 1958, el gobierno mexicano reconoció expresamente el respeto al principio de la libre determinación de las y los beliceños. Desde 1977, México respaldó la causa de la independencia de Belice y en 1980, en la Asamblea General de Naciones Unidas, fue promotor, junto con 38 Estados, del proyecto de resolución sobre la independencia de Belice.

En cuanto esta histórica decisión se concretó, el 21 de septiembre del año siguiente; México fue primer país que estableció relaciones diplomáticas con esta nueva nación.

Nuestros vínculos económicos y comerciales son parte de nuestra historia. Todavía hay muchos en el sureste que recuerdan las visitas a Chetumal para comprar productos introducidos por Belice; ahora precisamente, luego de muchos años, hemos declarado de nuevo zona libre de pago de impuestos a Chetumal y a toda la frontera con Belice.

También, además del comercio, está floreciendo el turismo por las bellas playas del Caribe y los sitios naturales y arqueológicos de nuestros dos países.

Asimismo, Belice se beneficiará con el Tren Maya.

Acabamos de tomar el acuerdo con el primer ministro para que México suprima sus aranceles a productos que Belice pueda exportar a nuestro país; es decir, se va a poder exportar a México desde Belice alimentos, productos agrícolas, carne de res y otros alimentos básicos sin pago de impuestos, se suspenden los aranceles. Vamos a llevar a la práctica un auténtico, un verdadero libre comercio entre nuestras naciones.

Aquí también abro un paréntesis para felicitar al ministro Johnny Briceño, a todo el gobierno de esta nación, por la decisión que han tomado de regularizar a más de 40 mil migrantes que viven, trabajan honradamente en Belice y que son originarios de países centroamericanos, de Guatemala, de El Salvador, de Honduras.

Estamos hablando de una decisión histórica, pero sobre todo de una dimensión humanista de primer orden. Un país como Belice, con poca extensión territorial, con menos de 500 mil habitantes, que toma la decisión de darle albergue, nacionalidad a más de 40 mil hermanos centroamericanos, esto es un ejemplo mundial de lo que debe ser la fraternidad universal.

Tenemos, pues, una historia ejemplar de convivencia que no ha sido alterada, ni por las diferencias. Y esto es muy importante también, nuestras diferencias en formas de gobierno. Belice es una monarquía parlamentaria, monarquía parlamentaria y México es una República, es historial que bien podría servir de inspiración para encauzar de manera pacífica y mutuamente provechosa algunas relaciones bilaterales conflictivas en otras latitudes. Aquí estamos demostrando que, independientemente de los sistemas de gobierno, está la voluntad de trabajar en favor de nuestros pueblos.

Pero, más allá de buenos vínculos entre Belice y México, sostengo que es necesario avanzar en una integración continental de toda América, en nuestra construcción en el continente de un modelo semejante al de la Comunidad Económica Europea, la instancia que precedió a la Unión Europea, algo parecido para América. Sólo de esa manera, en una América unida, integrada, hermanada, podremos hacer frente a las turbulencias de la economía mundial y, lo más importante, al peligro geopolítico que representa para todo el mundo el declive económico de Estados Unidos frente a otras regiones, en especial de Asia y en particular me refiero al avance económico comercial que puede ser hasta hegemónico de China.

Además de frenar este curso de acontecimientos indeseables, debe considerarse que la integración de todos los países de América permitiría potenciar en un gran mercado común las capacidades de nuestra población, nuestros recursos naturales, nuestras industrias, nuestras costas, el turismo, y nuestros sistemas financieros, no sólo con el propósito de figurar en el primer sitio como una región próspera en el mundo, sino para dar bienestar y justicia a nuestras poblaciones, para enfrentar juntos complejos problemas comunes como el de la pobreza, la inseguridad y la delincuencia, las consecuentes oleadas migratorias y el cuidado del medio ambiente, el abasto energético e incluso prepararnos, actuar juntos en catástrofes causadas por fenómenos naturales.

Un proyecto de estas dimensiones requiere altura de miras para dejar atrás fobias ideológicas obsoletas; respeto a las decisiones soberanas de cada país y, sobre todo, un genuino compromiso con nuestras poblaciones y la satisfacción de sus carencias más apremiantes. Por eso, he estado insistiendo en la necesidad de que ningún gobierno del hemisferio, ningún país de América sea excluido en la próxima cumbre que se realizará en los Ángeles, en Estados Unidos; que nadie excluya a nadie. Debe ser un encuentro que permita, precisamente, dirimir y resolver los disensos sin imposiciones ni medidas unilaterales; sin hegemonías, sin prepotencias.

En ese mismo espíritu, mi gobierno está ayudando, con respeto a las soberanías, a países vecinos del Caribe y Centroamérica en la aplicación de programas sociales, como los que hemos llevado a cabo en México desde hace más de tres años, de manera muy especial el programa Sembrando vida, que ya va a aplicarse en Belice, acabamos de ser testigos de la firma de este acuerdo. Se va a apoyar en una primera etapa a dos mil productores de Belice, que van a recibir un jornal para trabajar en sus propias parcelas, sembrando árboles frutales, árboles maderables.

También, este programa va a irse ampliando porque tiene un efecto multiplicador: se da empleo, se siembran árboles frutales para que se tengan ingresos y se mantenga el arraigo a la tierra, a las comunidades, y también es un programa para contribuir a la reforestación, a mejorar el medio ambiente.

Estamos también contemplando el que se aplique el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, para que los jóvenes que no han podido estudiar o no tienen empleo sean ocupados, trabajen como aprendices en empresas, en comercios, en el campo, en actividades productivas, sociales; que se les pague un salario para que se vayan capacitando. Con esto, los jóvenes ya no van a ser enganchados por la delincuencia organizada, los jóvenes van a tener posibilidad de salir adelante con el trabajo honrado.

Amigas y amigos de Belice:

Invito a ustedes a reflexionar sobre estas propuestas y, de considerarlo adecuado, que actuemos juntos en este propósito de cooperación para el desarrollo regional.

Y quiero también afirmar que, sean cuales sean las circunstancias continentales y mundiales, espero que la relación bilateral entre nuestros países, primer ministro, siga fortaleciéndose y avanzando en la solución de los problemas comunes. Estoy seguro de que esa convicción es compartida por dos pueblos que, además de ser vecinos, son hermanos, muy buenos hermanos.

Muchas gracias.

JUAN ANTONIO BRICEÑO, PRIMER MINISTRO DE BELICE: Muchas gracias, señor presidente, y bienvenido una vez más a usted y todo su grupo, al canciller y todo su equipo.

(Habla en inglés)

Señor presidente:

Mis abuelos, mis bisabuelos eran de cerca de la frontera de Xcanjá, creo que está cerca de la frontera con Campeche, y de allá llegaron muchos beliceños que viven en el norte y es por eso que podemos hablar el español; más o menos, podemos mejorarlo. Desafortunadamente, toda nuestra educación ha sido en inglés, así que ahora hablamos y pensamos, escribimos en inglés.

Pero estaba hablando con el ministro de Educación hace unos momentos y está diciendo que es importante ahora en Belice, más que nunca, que podamos empezar, no sólo escribir y leerlo, pero hablar el español, porque el futuro de Belice es acá en Centroamérica y con México.

(Habla en inglés)

Importamos mucho de Belice. Me está diciendo el ministro de Agricultura, que en el 2017 importamos más de 100 millones de dólares americanos de México a Belice y exportamos a México como medio millón de dólares. Así que hay una gran diferencia y las oportunidades que nos está dando en estos momentos con los aranceles nos va a permitir ahora poner vender muchos de los productos de Belice.

(Habla en inglés)

No creo que vaya a dormir nuestro ministro de la Cultura, sabiendo todo lo que nos está proveyendo hoy día el señor presidente.

(Habla en inglés)

La pobreza ha hecho su vida hasta casi 60 por ciento en Belice, especialmente por la pandemia.

(Habla en inglés)

El único problema que hemos tenido, señor presidente, es de que no va a estar acá suficiente tiempo para poder visitar nuestro país, un país pequeño, pero con mucho para poder ver y tenemos mucho orgullo de nuestro país, y que nos hubiera gustado mucho que le pudiéramos mostrar los cayos, las áreas arqueológicas, las selvas que tenemos para compartir con usted, para demostrarle lo orgulloso que nosotros somos de nuestro país; pero siempre hay la esperanza que pudiera llegar en otra ocasión.

De parte de mi gabinete, de parte de mi gobierno, de parte de todos los beliceños, les damos las gracias a usted y su gobierno y al pueblo de México por toda la ayuda que nos están dando hoy.

Y veo que está también el gobernador de Quintana Roo, que también sabe que tenemos muy buenas relaciones con Quintana Roo.

Y miles de beliceños se van a Chetumal y a Cancún, y a otras áreas también para visitar y para comprar. En muchas ocasiones, como dicen muchos beliceños, ya no tenemos que ir a Miami, podemos llegar a Chetumal.

Así que está en casa usted también. Una vez más, muchas gracias por todo y por visitarnos hoy.

Muchas gracias.

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