PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos dirigentes, sindicales, mujeres, hombres que representan a trabajadoras y trabajadores de México.

La verdad es que ya está dicho todo y a lo mejor sobran mis palabras, pero escribí este texto porque para nosotros es muy importante, como para ustedes y para millones de mexicanos, este día, el Día del Trabajo.

Conmemoramos el Día Internacional del Trabajo recordando con admiración y respeto a los obreros ultrajados y asesinados en Chicago. En nuestro país, como aquí se ha dicho, nuestros referentes más tristes, pero también definitorios para las conquistas laborales, fueron las huelgas de Cananea de 1906 y la de Río Blanco del año siguiente. Esas gestas no sólo contribuyeron a la emancipación de los trabajadores, sino que fueron precursoras de la Revolución mexicana.

Los anhelos de justicia que las animaron quedaron plasmados en la Constitución de 1917. No en vano, en el artículo 123 se reconoce el derecho de los obreros a salarios justos, a una jornada de ocho horas y otras prestaciones muy diferentes, muy distintas a la realidad de esclavitud y opresión que prevaleció durante la dictadura porfirista.

Casi todos los gobiernos posrevolucionarios procuraron respetar el pacto con la clase obrera establecido en la Constitución del 17. No obstante, durante el periodo neoliberal o neoporfirista de 1983 hasta finales de 2018 se produjo, se padeció, un retroceso antiobrerista que llevó a modificar la Constitución, la carta magna, y las leyes laborales para reducir derechos a la clase trabajadora.

Esto se tradujo en la práctica en una política de congelamiento salarial, en la subcontratación, en el pago por hora y sin prestaciones, en el incremento a la edad de jubilación y en la privatización del manejo de las pensiones de los trabajadores, entre otros retrocesos.

Por todo ello es importante no olvidar que el pueblo de México, con mucho atino y mucha consciencia, tomando en consideración la fecunda historia de lucha de los mexicanos y de los próceres, haya decidido llevar a cabo una transformación en la vida pública del país, la Cuarta Transformación de la vida pública de México.

Porque nosotros consideramos que la Independencia fue la primera transformación, por lo que aquí se ha dicho. Cómo no recordar que Miguel Hidalgo proclamó la abolición de la esclavitud y por eso con saña y como escarmiento lo asesinan, le cortan la cabeza y la exhiben durante 10 años en la plaza principal de Guanajuato.

Y se habló aquí también de Morelos, que decía que se eleve el salario del peón, que se eduque al hijo del campesino, al hijo del barretero igual que al hijo del más rico hacendado. Decía Morelos que haya tribunales que protejan al débil de los abusos que comete el fuerte. Esa es nuestra fecunda historia.

La segunda transformación, sin duda, fue la que encabezó Benito Juárez, el mejor presidente de México en toda la historia, y el grupo de liberales que lo rodeaban, que lo apoyaban; hombres que parecían gigantes.

Y la tercera transformación fue la Revolución de 1910, con dos demandas: justicia y democracia. Y como aquí también se ha dicho, esa revolución fue la primera en el mundo, la primer revolución social en el mundo. Y de ahí también surgió la Constitución del 17, que garantiza los derechos sociales con sus tres artículos fundamentales, estratégicos:

El 3º, derecho a la educación pública.

El 27, derecho de la nación al manejo de las riquezas del subsuelo. Desde que se aprobó por el Constituyente el artículo 27 se estaba nacionalizando el petróleo, nada más que eran tantos los intereses, tanta la tentación que despertaba el petróleo, la fuerza de las compañías petroleras, que se estableció en el 27 el derecho y el dominio de la nación, pero no se pudo aprobar durante décadas la ley reglamentaria porque amenazaban hasta con invadirnos de empresas y de gobiernos extranjeros. Es hasta que el general Cárdenas toma la decisión histórica de expropiar el petróleo en 1938. Pero el 27 también garantiza el derecho de los campesinos a la tierra.

Y, como ya lo expresé, el 123 garantiza el derecho de los obreros a salarios justos, ya no a las jornadas de 16 horas, porque así era en el porfiriato, no había día de descanso, se tenía que trabajar hasta el domingo. Y si no se trabajaba, no se recibía salario, y mucho menos otras prestaciones; no había vacaciones, nada completamente, no había pensiones.

Hay muchos testimonios de dirigentes obreros de ese entonces hablando de la situación tan triste del obrero cuando llegaba a una edad mayor y no tenía nada absolutamente. Por eso fue importante la aprobación de la Constitución y del artículo 123.

Desde los primeros días de nuestro gobierno inició lo que nosotros llamamos, y lo hacemos con argumentos y con mucho orgullo, la Cuarta Transformación de la vida pública de nuestro país; pacífica, no como las tres transformaciones anteriores. Y no porque así lo quisieran nuestros héroes, todos ellos eran pacifistas, sino porque así se presentaron las circunstancias.

Tuvieron los dos curas rebeldes, buenos, Hidalgo y Morelos, que tomar las armas. Juárez era también pacifista.

Ni hablar de Madero, un hombre bueno que tiene el valor, a pesar de ser hacendado, de convocar al pueblo a tomar las armas en el manifiesto o Plan de San Luis; se dice que el pueblo de México va a tomar las armas a las 6:00 de la tarde del día 20 de noviembre de 1810. Hasta se anuncia, se da a conocer.

Bueno, no querían la violencia, pero las tres transformaciones se hicieron con movimientos armados. Nosotros tenemos que celebrar que esta transformación se está haciendo de manera pacífica, y es igual de profunda que las tres transformaciones anteriores.

Desde que llegamos al gobierno, a finales de 2018, inició una política laboral distinta, cuyo propósito invariable ha sido buscar el beneficio de la clase trabajadora por convicción. Estos son algunos hechos:

El aumento el salario mínimo de más del 100 por ciento en términos reales, como no sucedía desde hacía más de 40 años. Esto se logró con el apoyo de ustedes y también convenciendo al sector empresarial; sólo un año los empresarios, y no todas las organizaciones empresariales, sino una vinculada al bloque conservador, se opuso al incremento del salario, pero es importante reconocer que en cinco años se logró consenso, es decir, el aumento al salario fue posible con la participación del sector obrero, del sector empresarial y el sector público.

Aumento histórico al salario promedio de los trabajadores inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ahora el promedio del salario de los trabajadores inscritos al Seguro Social, más de 22 millones de trabajadores, es de alrededor de 17 mil pesos. Esto, como aquí también ya se dijo, ha significado un incremento en lo que va de nuestro gobierno del 25 por ciento en términos reales.

Aumento al salario de los trabajadores de la educación, con un mínimo equivalente al promedio de lo que perciben los trabajadores registrados, inscritos en el Seguro Social.

Desempleo de 2.3 por ciento, algo no visto desde hace décadas y uno de los índices más bajos del mundo en la actualidad.

Crecimiento en el reparto de utilidades. Ya también aquí se informó de 88 mil millones de pesos en 2020 a 183 mil millones en 2021 y 214 mil millones de pesos de reparto de utilidades en 2022, y estamos por tener ya los datos de 2023 y, desde luego, van a significar aumento en el reparto de utilidades.

Cancelación de la subcontratación o del llamado outsourcing.

Democracia sindical. Voto libre, directo y secreto en la elección de dirigentes.

Algo que es importante, y aquí se ha dicho: no injerencia del gobierno en la vida de los sindicatos.

Garantías plenas para ejercer en libertad el derecho de huelga.

No se ha reprimido a los trabajadores ni hay persecución para los dirigentes sindicales.

Gobierno autónomo, no al servicio de la oligarquía, sino de todas y todos los mexicanos; gobierno auténticamente democrático.

Siempre insisto que no debemos dejarnos engañar. La democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo. Demos es pueblo, kratos es poder, es el poder del pueblo. La oligarquía es el gobierno de las minorías, el gobierno de unos cuantos. Nuestro país predominó durante mucho tiempo el gobierno de una oligarquía con fachada de democracia.

Amigas, amigos:

Hoy firmé, como aquí se ha dicho, para su publicación el decreto que va a permitir el funcionamiento del Fondo de Pensiones para el Bienestar, cuyo propósito principal es continuar avanzando en las reformas que ya se llevaron a cabo en 2020, que en ese entonces consistieron en el aumento voluntario de las cuotas de los empresarios, esto hay que subrayarlo y reconocerlo, así como la reducción de la edad para pensionarse y la disminución de las comisiones en el manejo de las afores, porque esto es importante también que se sepa: las comisiones que se cobraban en México hasta el 2020 eran de las más altas del mundo; hacían su agosto, abusaban los administradores de las pensiones.

Y se llevó a cabo una reforma y se estableció una fórmula, y gracias a eso, del 22 a la fecha los trabajadores han ahorrado 40 mil millones de pesos, y calculamos que por esa disminución en el cobro de comisiones para el 2030 se va a llegar a un ahorro de 160 mil millones de pesos. Hubo protestas, pero al final se aceptó y se aprobó esta reforma en beneficio de los trabajadores.

Ahora la nueva ley consiste en crear un fondo con varias fuentes de financiamiento para compensar a los trabajadores que fueron afectados con la reforma de 1997 y con la reforma del 2007, con el propósito de que el trabajador pueda jubilarse con el 100 por ciento de su salario, tomando como base el ingreso promedio de los inscritos en el Seguro Social.

Este fondo será manejado por el Banco de México y espero que a principios de julio empiece a aplicarse en beneficio de los trabajadores en general, de trabajadoras domésticas, de servidores públicos, como maestros, médicos, oficinistas, policías y otros trabajadores.

Hablaba de las distintas fuentes para la creación de este fondo:

Una parte es lo que tienen que entregar por ley, no por la nueva ley, sino ya estaba establecido que tenían que entregar los administradores de las pensiones recursos no demandados por los trabajadores, para que el Seguro Social los administrara. Y que si los trabajadores que no habían demandado esos fondos, lo hicieran, que el seguro les pagara, porque no prescribe ese derecho.

Nadie se está robando, como llegaron a decir de manera exagerada los conservadores corruptos, nadie se está robando las pensiones, es que no se transferían esos fondos al seguro social. En general, deben de sumar esos fondos alrededor de 40 mil millones y sólo han devuelto mil, tienen 39 mil millones de pesos y ya estaba establecido en la ley que tenían que pasar esos fondos al Seguro Social.

Pues esos fondos ahora van a ser manejados por el Banco de México, y son los que van a servir para compensar a los trabajadores. Porque en las reformas que se hicieron en 1997 y en 2007, un trabajador iba a jubilarse con el 25, con el 30 por ciento de su salario; con la reforma que hicimos en el 2020, por la aportación también de más cuotas de los empresarios y por los ahorros, de todas formas, no iba a alcanzar a entregarle el 100 por ciento de su salario, sino el 60 por ciento; ahora con esta nueva ley, con este fondo, el propósito es que ese 40 por ciento restante se aporte con el fondo.

Y una fuente de financiamiento es lo que manejan las afores, que no les corresponde ya administrar, pero otras fuentes tienen que ver con recursos del gobierno. Por ejemplo, todo lo que se obtiene por decomisos a la delincuencia, todo lo que recibe el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el 75 por ciento va a ir a ese fondo; las deudas que tienen los estados al Issste con una disminución, con un descuento, con una quita, del 75 por ciento para que se pongan al corriente, el 25 por ciento restante va ir al Fondo de Pensiones para el Bienestar; lo que se obtuvo porque se cambió la Financiera Rural por la Financiera del Bienestar y se obtuvieron remanentes por ocho mil millones de pesos al Fondo de Pensiones para el Bienestar. Entonces, este fondo, como aquí lo planteó Napoleón, va a ir creciendo y le va a dar garantías a los trabajadores, sobre todo a los jóvenes, para que puedan jubilarse con el 100 por ciento de su salario.

Este fondo, como dije, será manejado por el Banco de México y espero que a principios de julio empiece a aplicarse en beneficio de trabajadores en general. Ya hay una vía que es bastante sensata, responsable, moderada. Porque había quienes opinaban que debíamos de regresar a que el Estado manejara las pensiones de los trabajadores, y optamos por esto, optamos por esta vía intermedia. Ya queda un esquema hacia adelante, va a depender de ir fortaleciendo este fondo, y yo creo que no va a haber ningún problema para su financiamiento.

Amigos, amigas, dirigentes sindicales.

Como se comprenderá, siempre por estas acciones hemos enfrentado resistencias de grupos conservadores reaccionarios, de ahí viene el término. Los que son partidarios del conservadurismo, cuando hay acciones transformadoras, pues reaccionan y por eso se les conoce como reaccionarios, porque ellos son partidarios de que se mantenga el statu quo, que no cambien las reglas, que se mantengan los fueros, los privilegios.

Entonces, hemos enfrentado resistencias de grupos conservadores, que, en sentido estricto —también hay que decirlo— no son precisamente todos empresarios, sino traficantes de influencia y especuladores financieros, acostumbrados a medrar.

Sin embargo, hemos podido salir adelante con el apoyo de la mayoría de nuestro pueblo, y así continuaremos hasta el final de nuestro mandato. Esa es una lección, no se puede transformar una realidad de injusticias, de opresión, sin el respaldo del pueblo. Y para contar con ese apoyo del pueblo se necesita poner en el centro las demandas de las mayorías, porque de esa forma siempre se va a contar con el apoyo de las mayorías, sobre todo de los pobres.

Y hay algo que debe saberse: los pobres no traicionan, los pobres son leales. No se puede estar pensando en una transformación que va a ser apoyada por las élites, eso es una contradicción, eso es muy difícil de lograr. Nosotros en la historia tenemos el ejemplo de lo que sucedió con el movimiento revolucionario maderista, cómo un hombre bueno quería las libertades para el pueblo, la democracia. Al no lograr un acuerdo con los campesinos, con los zapatistas, porque no pudo o consideró que no era tan importante, se quedó en el aire y por eso fue víctima de una pandilla de rufianes del antiguo régimen, porque no contó con el apoyo del pueblo para consumar su sueño de establecer en nuestro país desde hace mucho tiempo, de manera temprana, una auténtica, una verdadera democracia. Esa es una lección.

Y decía Ricardo Flores Magón, decía: ‘Sólo el pueblo puede salvar al pueblo’. Y otro oaxaqueño, el mejor presidente, como ya lo dije, decía: ‘Con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada’. Por eso hemos resistido los embates del conservadurismo y así vamos a continuar; desde luego, respetando las libertades, el derecho a disentir, sin autoritarismo, porque queremos establecer una auténtica democracia, no una dictadura, queremos avanzar y garantizando las libertades a todas y a todos.

La política no es parafernalia ni demagogia, la entendemos y la practicamos como lo opuesto al conservadurismo. La política es transformar, la política es hacer historia. No puedo desconocer que el movimiento que nos llevó a la Presidencia se nutrió en buena medida de trabajadoras y trabajadores organizados y conscientes, determinados a transformar a México y a concretar sus aspiraciones. La experiencia de las trabajadoras, de los trabajadores de México nutrió nuestra organización política. Y no puedo omitir que las medidas que hemos establecido para el beneficio de nuestro pueblo no fueron ocurrencias de una persona. Este no es un movimiento de un solo hombre o de un puñado de dirigentes, sino la realización de justas reivindicaciones, de muchos mexicanos, mujeres y hombres, trabajadoras y trabajadores.

De modo que este gobierno es también consecuencia de la determinación de cambio verdadero de los asalariados; con ellos hemos ido transformando el país. Hemos revertido las tendencias antiobreras que caracterizaron al régimen neoliberal y entreguista. Aquí abro un paréntesis para hacer un reconocimiento a los trabajadores petroleros, a los trabajadores de la industria eléctrica que nos han ayudado a rescatar a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad.

Y al hacerlo juntos, como ya lo expresé, hemos hecho historia. Todas y todos debemos compartir la inmensa satisfacción de otorgar, que otorga el decir, como la protesta de los yaquis: misión cumplida, promesa cumplida.

Que viva la clase trabajadora.

Que vivan los derechos laborales.

Que vivan nuestros mártires de Cananea y Río Blanco.

Que viva México.

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