MODERADORA: Damos inicio a esta ceremonia con los honores correspondientes al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

(HONORES)

MODERADOR: En el marco del 162 aniversario de la Batalla de Puebla del 5 de Mayo de 1862, preside esta ceremonia con motivo de la toma de protesta de bandera a los soldados del Servicio Militar Nacional el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

MODERADORA: Lo acompañan en la línea de honor:

El licenciado Sergio Salomón Céspedes Peregrina, gobernador constitucional del estado de Puebla.

MODERADOR: Maestra Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Gobernación.

MODERADORA: General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional y alto mando del Ejército y Fuerza Aérea.

MODERADOR: Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina y alto mando de la Armada de México.

MODERADORA: Licenciada Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad y Protección ciudadana. 

MODERADOR: Doctor Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural. 

MODERADORA: Licenciado Jorge Nuño Lara, secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. 

MODERADOR: Maestra Leticia Ramírez Amaya, secretaria de Educación Pública. 

MODERADORA: Licenciada Alejandra Fraustro Guerrero, secretaria de Cultura. 

MODERADOR: Licenciado Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo. 

MODERADORA: Licenciada Nuria Fernández Espresate, directora general del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. 

MODERADOR: General de división diplomado de Estado Mayor, Gabriel García Rincón, subsecretario de la Defensa Nacional.

MODERADORA: Almirante cuerpo general diplomado de Estado Mayor, José Luis Arellano Ruiz, subsecretario de Marina.

MODERADOR: Y licenciado Adán Domínguez Sánchez, presidente municipal de Puebla, Puebla.

MODERADORA: También contamos con la distinguida presencia de integrantes del Gabinete Ampliado del Gobierno de México, así como staff de Presidencia de la República. 

MODERADOR: Funcionarios de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, así como de la Guardia Nacional.

MODERADORA: Directores generales de las armas y servicios.

MODERADOR: Directores de planteles del Sistema Educativo Militar.

MODERADORA: Agregados militares, navales y aéreos acreditados en nuestro país.

MODERADOR: Generales en situación de retiro.

MODERADORA: Invitados especiales.

MODERADOR: Autoridades estatales y municipales del estado de Puebla.

MODERADORA: Generales, almirantes, comisarios, jefes, capitanes, inspectores, oficiales, cadetes, tropa, marinería y escala básica pertenecientes al Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional.

MODERADOR: Soldados del Servicio Militar Nacional.

MODERADORA: Integrantes de la Banda de Música del Benemérito Instituto Normal del estado de Puebla. 

MODERADOR: Así como representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida.

MODERADOR: En el marco del 162 aniversario de la Batalla de Puebla del 5 de Mayo de 1862, el día de hoy el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas realizará la toma de protesta de bandera a los soldados del Servicio Militar Nacional.

MODERADORA: Simultáneamente, a través de la red digital, el presidente de México realizará la toma de protesta de bandera a los 49 mil 800 soldados del Servicio Militar Nacional que se encuentran distribuidos en los 166 centros de adiestramiento en el resto del país.

MODERADOR: Se hace una respetuosa invitación al presidente de la República y a los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina a trasladarse al templete ubicado frente a la línea de honor para llevar a cabo la toma de protesta de bandera.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Jóvenes del Servicio Militar Nacional clase 2005, remisos y mujeres voluntarias:

¿Protestan honrar y defender con lealtad y constancia esta bandera, que simboliza la independencia, el honor, las instituciones y la integridad del territorio nacional?

VOCES A CORO: ¡Sí, protesto!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Si no lo hicieran así, que la nación se los demande.

MODERADOR: Hace uso de la palabra el licenciado Sergio Salomón Céspedes Peregrina, gobernador del estado de Puebla. 

SERGIO SALOMÓN CESPEDES PEREGRINA, GOBERNADOR DE PUEBLA: Señor presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador:

Le saludo con profunda emoción. Siempre es un honor tener en Puebla a quien es, sin duda, el luchador social más emblemático del (falla de transmisión)

Que hoy nos hacen favor de acompañarnos. 

Sean todos y todas, bienvenidas. Puebla es su casa. 

Queridas y queridos compatriotas, representantes de nuestras Fuerzas Armadas, miembros del Gobierno de México que nos acompañan, distinguidas y distinguidos invitados, poblanas y poblanos.

Es un privilegio dirigirme a ustedes desde este sitio histórico en el marco del 162 aniversario de la Batalla de Puebla. Son muchas y variadas las reseñas de cómo, a pesar de las circunstancias de desventaja numérica y de armamento al escuchar que se enfrentarían al ejército más poderoso del mundo, nuestro ejército de oriente jamás dudó en defender a la patria hasta las últimas consecuencias. Es por ello que se recuerda su hazaña y más allá del triunfo de las armas nacionales aquella batalla da origen a la resiliencia y al pundonor de nuestro pueblo de México para enfrentar las adversidades y salir avante.

Estamos aquí reunidos, no sólo para recordar una victoria, sino para reafirmar los principios que esta fecha implica: la defensa de la soberanía, la justicia y la unidad. Estos valores han sido guía de nuestra nación desde aquellos años en los que el benemérito Benito Juárez con el ejemplo dio catedra de espíritu libertario, decoro y dignidad.

La historia nos dice que a las 9:00 de la mañana del 5 de mayo de 1862 una de las piezas de artillería instaladas en el Fuerte de Guadalupe disparó una salva como señal convenida para prevenir de la presencia del enemigo en la zona. De inmediato, las campanas de la catedral poblana replicaron para que tanto las unidades militares como la de población civil hicieran los últimos preparativos de guerra. Una hora después, el general Ignacio Zaragoza, comandante en jefe del Ejército de Oriente actuó con presteza para concentrar en este lugar el grueso de nuestras fuerzas. 

‘Tengo patria antes que partido’, dijo Miguel Negrete Novoa, general tepeaquense de la reacción, al ponerse a las órdenes del general Zaragoza y así ser enviado a enfrentar al enemigo desde estos cerros.

No importaban los bandos o partidos, el país necesitaba, como ha necesitado siempre, de todos sus hombres y de todas sus mujeres. Bernardo Ibarrola relata el suceso con mucha precisión:

‘Eran aproximadamente las 2:00 de la tarde cuando el conde de Lorencez ordenó el asalto. Hasta entonces, los 22 viejos cañones mexicanos no habían entrado en acción; pero una vez que el enemigo se lanzó en dos columnas al asalto de los fortines, los cañones de las unidades de la Guardia Nacional de Tetela de Ocampo y Zacapoaxtla accionaron, causando serias bajas en el ejército francés. Al darse cuenta que la embestida no pudo abrir los muros, Lorencez decidió replegar sus fuerzas reorganizarlas y lanzarlas en un segundo ataque, el cual también fue repelido’.

Poco antes de las 6:00 de la tarde, Zaragoza envió a la capital del país más célebre de nuestra historia: ‘Las armas nacionales se han cubierto de gloria’. Zaragoza resumía lo ocurrido con precisión después de tres horas de un reñido combate: quedó bien puesto el honor de nuestras armas, con algunas pérdidas, y escarmentado el enemigo. Brilló el valor por ambas partes, pero la victoria favoreció a la justicia de nuestra causa.

Hoy, nos reunimos en honor a una gesta que resuena a través del tiempo. Recordamos el heroísmo y, al hacerlo, reflexionamos también sobre los valores que guiaron aquella lucha, valores que siguen siendo vigentes en esta época de cambio y de transformación. 

Los cambios se manifiestan en cada reforma, en cada política implementada desde una lógica que tiene que ver mucho más con las personas que con las cifras. Esto es, sin duda, un logro de aquellas gestas.

La Batalla del 5 de Mayo nos compromete con la defensa irrenunciable de la soberanía, lo mismo alzando la voz con firmeza ante la vulneración de nuestras embajadas que plantando cara a quienes desde el exterior buscan incidir en asuntos que nos competen sólo a los mexicanos, olvidando por momentos que, como bien lo ha dicho, señor presidente, México no es colonia, ni protectorado de nadie.

Estas acciones parten de la memoria colectiva, de aquel 5 de mayo, entender que los pueblos no se miden por su extensión o por su riqueza, sino por la dignidad que manifiestan frente al embate de afuera y esa dignidad se construye desde adentro.

Cada paso que damos hacia la justicia social es consecuencia de nuestras gestas históricas. Luchar por los que menos tienen es hacer patria; elevar niveles de bienestar para todas y todos, comenzando por los más desvalidos, es hacer patria; sacar a millones de familias de su condición de pobreza es hacer patria; defender la libertad de expresión, hablar de frente y con la verdad, responder calumnias en el marco del sano debate democrático es hacer patria. Y aquí hay un hombre que desde hace muchas décadas viene haciendo patria, primero con consciencia y en los últimos seis años con hechos y resultados. El futuro pinta bien para México, sin duda, pero ese futuro no podría perfilarse sin este presente.

Señor presidente:

Su visión de un México gobernado por y para su pueblo refleja la misma visión que un día motivó a nuestros héroes en Puebla. La Batalla del 5 de Mayo nos enseña que la verdadera transformación surge de un profundo amor por la patria y compromiso con los ideales más nobles. Hoy, en la continuidad de esa lucha histórica, encontramos paralelismos con el presente.

En Puebla estamos llamados a continuar la batalla, a cerrar filas, a trabajar con verdad y compromiso, haciéndolo desde la familia, por nuestros hijos y por los hijos de nuestros hijos, todos unidos. Hoy convoco a cada mexicana y mexicano a mirar hacia el futuro con esperanza y determinación, inspirados por nuestro pasado y motivas por nuestras victorias presentes: trabajemos juntas y juntos para construir un México donde la justicia prevalezca, donde cada ciudadano tenga la oportunidad de prosperar, donde cada niña y niño pueda educarse, donde cada joven pueda profesionalizarse y trabajar, y cada adulto mayor pueda vivir con dignidad. Esta es la visión humanista que compartimos y esa también es la tarea.

Gracias, señor presidente, por acompañarnos. Su presencia nos habla de la importancia que tiene Puebla para usted. Gracias por su incansable labor. En unos pocos meses México entero lo vamos a extrañar, se lo digo como Sergio Salomón más que como gobernador. 

Ha sido un gran presidente, sobre todo un entrañable ejemplo. Qué orgullo poder platicar algún día a mis nietos que me tocó estrecharlo, trabajar con usted y verlo de frente para entregarle buenas cuentas por Puebla. Algo muy similar habrán sentido los héroes del 19, que tuvieron el privilegio de estrechar la mano y luchar al lado del general Zaragoza para entregarle buenas cuentas al presidente Juárez. Por ello:

¡Que viva la memoria de nuestros héroes! 

¡Que viva la Batalla de Puebla!

¡Que viva Puebla!

¡Que viva México!

¡Que viva Andrés Manuel López Obrador!

MODERADOR: Escuchemos el mensaje que dirige el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos.

Ciudadano gobernador.

Integrantes del gabinete del gobierno federal.

Servidores públicos.

Soldados integrantes de las Fuerzas Armadas.

Nuestro país construyó el respeto a su soberanía con la lucha y el sufrimiento de varias generaciones de mexicanos. Y enfrentó, como pocas naciones, traiciones internas de conservadores y prepotentes intervenciones extranjeras.

Antes de la heroica Batalla de Puebla del 5 de Mayo de 1862 que hoy conmemoramos, nuestro actual territorio ya había sido invadido y colonizado durante 300 años por la monarquía española. La independencia nacional hubo de enfrentar y derrotar varios intentos de reconquista, y casi al mismo tiempo que los españoles dejaron de asediarnos con nuevos desembarcos en 1838 nos invadieron por primera vez los franceses en la llamada Guerra de los Pasteles.

Se le dio ese nombre porque el gobierno reclamante sumaba, a una deuda supuesta de 600 mil pesos 80 mil, en nombre de un repostero francés que exigía el pago por daños causados a su pastelería en Tacubaya, en la Ciudad de México, donde se había producido un disturbio. Obviamente detrás de ese ridículo pretexto estaba el interés de Francia de ocupar el vacío dejado por España para regresarnos a la condición de colonia.

El patriotismo se manifestó en los puertos del golfo, cuando nos invadieron de nuevo los estadounidenses. De modo que cuando la invasión francesa de 1862, ya los mexicanos sabían que la defensa de la patria era cuestión de vida o muerte. Esto explica en buena medida el por qué, en la Batalla de Puebla, no sólo lucharan militares dirigidos por el general Ignacio Zaragoza, sino también gente del pueblo, campesinos, indígenas, que fueron decisivos para escribir el célebre telegrama ‘Las armas de supremo gobierno se han cubierto de gloria’.

Aquí es importante reconocer en especial la participación de los pueblos originarios de la sierra Nororiental de Puebla, que participaron en la defensa de la soberanía nacional. Como sabemos, esta batalla y la defensa posterior de Puebla, del sitio de Puebla, así como de otros actos de heroísmo, le permitieron al presidente Juárez ganar tiempo, organizar la resistencia y emprender su peregrinar hacia el norte.

Es también conocido que el presidente Juárez contó con el apoyo del presidente Lincoln. Además, el gobierno de Estados Unidos se abstuvo de reconocer a Maximiliano y ejerció presiones diplomáticas para que Francia pusiera fin a su aventura. Aunque la ayuda estadounidense estaba determinada por sus intereses en América Latina —ya se había definido la llamada doctrina Monroe, según la cual América para los americanos—, no hay duda, a pesar de eso, de que su comportamiento contribuyó a mantener viva la resistencia republicana, prueba de ello es que Juárez pudo utilizar la zona fronteriza como centro de operaciones de su gobierno, estuvo en el estado de Chihuahua dos años y un año en lo que se conocía en ese entonces como Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez.

Por otro lado, el imperio no fue lo que inicialmente imaginaron los reaccionarios del país, y el propio Napoleón III, el emperador Maximiliano resultó más liberal de lo que los conservadores en general y la Iglesia en particular esperaban o querían.

Maximiliano inclusive intentó negociar con los republicanos, pero su política de conciliación encontró siempre la negativa de Juárez. Es más, el archiduque mantuvo la misma estrategia de los liberales con respecto a los bienes del clero. Con el propósito de atraer aliados, decretó el 26 de febrero de 1865 el reconocimiento de la Ley de Desamortización de los Bienes Eclesiásticos y la Ley de Nacionalización, pero en realidad Maximiliano por invasor y extranjero jamás contó con el apoyo del pueblo de México.

El otro problema que enfrentó Maximiliano fue la escasez de recursos económicos. Al igual que los anteriores gobiernos mexicanos, los ingresos del imperio no alcanzaban a cubrir los gastos. Ante esta situación, el mismo Napoleón III se había desilusionado, y a finales de 1866 ordenó al general Bazaine que evacuara México debido a lo oneroso que ya resultaba el gobierno francés el mantenimiento de las tropas expedicionarias.

Adicionalmente, el entorno internacional había cambiado: la guerra civil en Estados Unidos había llegado a su fin, había triunfado el presidente Lincoln, amigo de México, y en París cundía una creciente preocupación por la política expansionista de Prusia, la cual derivaría cuatro años más tarde en la derrota del imperio francés y en la unificación de Alemania.

El proceso de retirada de las fuerzas invasoras avivó de inmediato al movimiento de resistencia a la intervención, por todas partes surgían ejércitos republicanos que ocupaban con rapidez las plazas abandonadas por los franceses. Aunque las tropas imperiales se embarcaban en Veracruz para abandonar el suelo mexicano, Maximiliano se aferraba al trono. 

En esta circunstancia, su esposa Carlota emprendió un infructuoso viaje a Europa en busca de apoyo para el imperio que cada vez se desintegraba más. Sus gestiones fracasaron y la desesperación la condujo a padecimientos nerviosos que le impidieron volver a México para reencontrarse con su esposo.

En esa nueva situación favorable, Juárez inició su marcha hacia el sur y ocupó con relativa facilidad Durango, Zacatecas y San Luis Potosí.

En marzo de 1867 el general Bazaine quiso convencer a Maximiliano de que abandonara el territorio nacional; sin embargo, el emperador volvió a negarse. Esta actitud resultaba imprudente, pues ya para entonces el imperio no contaba con apoyo interno y el externo no pasaba de los buenos deseos.

La última y definitiva batalla se libró en Querétaro, donde Mariano Escobedo, al mando de 40 mil hombres, sitió la ciudad por casi 100 días, hasta que las fuerzas del imperio se rindieron. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron capturados y sometidos a una corte marcial. A pesar de algunas opiniones, en contrario, Juárez no transigió respecto de los resultados del juicio y el 19 de junio de 1867 los prisioneros fueron fusilados en el Cerro de las Campanas.

Después del acto solemne de justicia, como lo llamó Justo Sierra, las fuerzas republicanas al mando de Porfirio Díaz tomaron la Ciudad de México y el 15 de julio Juárez llegó a la capital de la República triunfante para pronunciar un célebre discurso con una frase memorable: ‘Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz’. 

Sin embargo, cuando se pensaba que el conservadurismo ya había borrado, ya se había borrado de la faz de nuestra tierra y ya se había alejado para siempre el peligro de las intervenciones extranjeras nuestro querido país hubo de sufrir todavía la dictadura porfirista y en plena revolución, en 1914, los estadounidenses nos volvieron a invadir. 

Más tarde, costó mucho recuperar nuestro petróleo y otros bienes de la nación que Porfirio Díaz había entregado al extranjero, pero el sacrificio de los mexicanos nunca, jamás, ha sido en vano.

La Revolución de 1910, iniciada por Francisco I. Madero, secundada por dirigentes sociales como los hermanos Flores Magón, como Villa, como Zapata, dio como resultado la Constitución más avanzada del mundo en cuanto a justicia social en 1917. Esa Constitución, aún vigente, garantizó el derecho de los campesinos a la tierra, mejores salarios, prestaciones para los trabajadores y otras acciones orientadas a garantizar la justicia social y el dominio de la nación sobre nuestros recursos naturales.

El petróleo es de la nación, como otros recursos de nuestro país. Sin embargo, en los últimos tiempos durante el periodo que nosotros llamamos neoporfirista, se puso en práctica la consigna de Lansing quien fue secretario de Estado durante el mandato del presidente Wilson en los años 40 del siglo pasado. Este jefe de Estado del gobierno estadounidense escribió con toda claridad lo que debían hacer desde el extranjero para dominarnos, aunque me he referido en diversas ocasiones a ese texto, es tan aleccionador, tan ilustrativo que es imposible no regresar a él una y otra vez. Pues, bien, en 1914 Lansing recomendaba: 

‘México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta en controlar a un solo hombre, el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia de México a un ciudadano americano, ya que esto nos llevaría otra vez a la guerra. La solución —decía el secretario de Estado— necesita de más tiempo, debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de los Estados Unidos.

‘México necesitará con el tiempo de administradores competentes. Esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros’.

Como todos los mexicanos sabemos, este consejo se convirtió en profecía o en otro destino manifiesto; sin embargo, por la voluntad de nuestro pueblo de nueva cuenta esta subordinación o dependencia sólo se aplicó de manera transitoria, no duró, imperó únicamente durante el periodo de 1983 a finales de 2018, porque desde la llegada de nuestro gobierno inició la Cuarta Transformación de la República con una política económica en beneficio de todos, haciendo realidad una auténtica democracia, gobierno del pueblo y para el pueblo, no oligarquía que es el gobierno para una minoría con fachada de democracia.

Hemos mantenido buenas relaciones económicas y comerciales con los Estados Unidos, pero tratándonos con respeto y aprovechando mutuamente la vecindad en beneficio de nuestros pueblos.

Afortunadamente esto lo ha entendido el presidente Biden, quien siempre dice que nuestra relación debe darse a partir de la igualdad. Y eso lo agradecemos, porque México no puede negarse a la integración económica, menos ahora, que hay 40 millones de mexicanos viviendo y trabajando honradamente en Estados Unidos; miles de poblanos y de todos los estados de nuestro país, héroes, heroínas que en los momentos más difíciles por los que ha atravesado nuestro país, sobre todo por la pandemia, no dejaron en el abandono a sus familiares, no dejaron de enviar recursos para fortalecer la economía popular y que no se agravara la crisis de bienestar social.

Somos, como aquí se ha dicho, somos un país libre e independiente. Esa es la condición fundamental. Sí a la integración económica, sí a la cooperación, sí a una relación de respeto, sí a una política de buena vecindad, sí a la mistad entre nuestros, pero sin olvidar nunca que México es una nación libre, independiente y soberana.

Que no somos, ni queremos ser, nunca una colonia o un protectorado de ningún gobierno extranjero, trátese de Rusia, de China, de Francia o de Estados Unidos. México, lo dije al principio, se ganó con el sacrificio, con el sufrimiento, con la sangre derramada de hombres y mujeres su derecho a ser un país independiente y soberano.

Amigas y amigos: 

El mejor homenaje que podemos rendir a quienes hace 162 años defendieron a la patria de la agresión y la voracidad extranjera es invocar su memoria para decirles que las y los mexicanos de nuestra, de esta generación, hemos recuperado la soberanía, la dignidad nacional y la libertad para decidir el rumbo de México, sin injerencias ni presiones extranjeras, que hemos establecido relaciones constructivas, pacíficas, respetuosas y en pie de igualdad con otros pueblos del mundo, que hemos dejado atrás una época de entreguismo y sumisión.

Estamos empeñados en construir un México verdaderamente democrático y en combatir la corrupción, la desigualdad y la pobreza, y que la semilla de ejemplo de los que lucharon en la Batalla de Puebla ha caído en tierra fértil; en suma, que en nosotros están vivos esos mejores hijos de la patria a quienes el general Zaragoza convocó aquí en Puebla a derrotar a los invasores.

¡Que viva el general Ignacio Zaragoza!

¡Que vivan los indígenas que lucharon por defender a nuestra patria!

¡Que viva el presidente Benito Juárez!

¡Que vivan nuestras Fuerzas Armadas!

¡Que viva la República!

¡Que viva la soberanía nacional!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

MODERADORA: Favor de ponerse de pie. El presidente de la República, en compañía de los funcionarios del ámbito federal y estatal, depositarán una ofrenda floral en el monumento que la patria erigió al general Ignacio Zaragoza, comandante de las tropas del Ejército de Oriente.

(OFRENDA FLORAL)

MODERADOR: Se hace una respetuosa invitación al presidente de México, así como a los funcionarios que lo acompañan, a trasladarse al presídium del desfile cívico militar con motivo del 162 Aniversario de la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862.

MODERADORA: A continuación, la Banda de Música del Benemérito Instituto Normal del Estado de Puebla interpretará un popurrí mexicano.

(POPURRÍ MEXICANO)

MODERADORA: El general de brigada diplomado de Estado Mayor, José Manuel Ramírez Martínez, comandante de la columna de desfile y de la 25 Zona Militar, procederá a solicitar autorización al presidente de México para iniciar el desfile cívico militar.

JOSÉ MANUEL RAMÍREZ MARTÍNEZ, COMANDANTE DE LA COLUMNA DE DESFILE Y DE LA 25 ZONA MILITAR: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas:

Solicito autorización para iniciar el desfile cívico militar conmemorativo al 162 aniversario de la Batalla de Puebla, 5 de Mayo de 1862.

(DESFILE CÍVICO MILITAR)

MODERADOR: El general de brigada diplomado de Estado Mayor, José Manuel Ramírez Martínez, comandante de la columna de desfile y de la 25 Zona Militar, rendirá el parte de novedades al presidente de la de República.

JOSÉ MANUEL RAMÍREZ MARTÍNEZ: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, le informo a usted que desfilaron ante la sociedad poblana:

Veinte banderas de guerra.

Veintidós guiones.

Tres mil 249 integrantes de las Fuerzas Armadas, incluyendo a la Guardia Nacional.

Treinta y cinco instituciones educativas.

Dos mil quinientos niños, jóvenes y adultos pertenecientes a diferentes instituciones educativas.

Ciento cuarenta zacapoaxtlas, xochiapulcos y tetelemenses.

Cincuenta y seis vehículos.

Nueve aeronaves.

Cinco binomios canófilos. 

Noventa y siete semovientes.

Y 10 carros alegóricos.

Concluyendo el desfile sin novedad.

MODERADORA: Finaliza este evento con los honores correspondientes al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Se les invita a permanecer de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(HIMNO NACIONAL MEXICANO)

MODERADOR: El presidente de la República se dirige a la escolta de bandera para despedirse de nuestro lábaro patrio. Lo acompañan los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina.

MODERADORA: Se agradece la presencia del presidente de México, así como de funcionarios e invitados que lo acompañaron durante el desfile cívico militar con motivo del 162 aniversario de la Batalla de Puebla de 1862.

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