MODERADORA: Se encuentra en el Patio de Honor de Palacio Nacional el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien se dirige a la escolta de bandera para saludar a nuestro lábaro patrio.

(SALUDO)

MODERADORA: Damos inicio a esta ceremonia con los honores al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

(HONORES)

MODERADORA: Preside esta ceremonia conmemorativa al 110 aniversario luctuoso de Francisco I. Madero el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Lo acompañan:

La doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del presidente de México.

El doctor Carlos Ruiz Abreu, director general del Archivo General de la Nación.

También nos acompañan integrantes del Gabinete Legal y Ampliado del Gobierno de México, representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida.

Hace uso de la palabra el director general del Archivo General de la Nación, doctor Carlos Ruiz Abreu.

CARLOS RUIZ ABREU, DIRECTOR GENERAL DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN: Buenos días, señor presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; doctora Beatriz Gutiérrez Mueller; doctora Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, señoras y señores, apreciables integrantes del Gabinete Legal y Ampliado.

Es para mí un honor dirigir estas palabras en el 110 aniversario luctuoso de Francisco Ignacio Madero González, el Apóstol de la Democracia. Francisco I. Madero constituye uno de los personajes centrales de la evolución política del Estado mexicano. En cierto sentido, quizás, el más importante, debido a su rol como figura de inspiración.

Su ideario es aún vigente, su espíritu cívico es ejemplo para la actuación democrática de cualquier gobierno; todo esto, coronado con una vocación de compromiso popular inquebrantable, que lo condujo al sacrificio de su propia vida antes que renunciar a tales principios.

Nació en el seno de una familia de agricultores acaudalados radicada en Parras, Coahuila. Desde temprana edad se caracterizó por ser una persona sensible, siempre preocupada por la salud de los humildes y atraído por el espiritismo.

En lugar de formarse en la mentalidad empresarial de un hombre de negocios de la época, Madero desarrolló una fuerte conciencia cívica, moral, filosófica, política e intelectual, la cual le permitió oponerse desde muy joven a la pobreza, el analfabetismo, la tiranía política y económica que vivía México bajo la dictadura porfirista.

Desde 1904, Madero comenzó su trayectoria política. Participó en elecciones municipales y publicó artículos que señalaban sus ideas sobre derechos sociales y sobre democracia. También tuvo contacto con otros grupos opositores a la dictadura, como los magonistas, a quienes apoyó económicamente para la publicación del periódico Regeneración, de postura crítica, reflexiva e independiente al control, al estricto control de Díaz sobre la prensa nacional.

A través de este activismo político, Francisco I. Madero contempló de cerca los excesos autoritarios del general Porfirio Díaz. Los fraudes electorales y los atropellos de la dictadura en todos los órdenes de gobierno. Debido a esto, Madero decidió romper con el régimen tiránico, incrédulo a las promesas de democracia expresadas en la entrevista Díaz-Creelman.

Convencido de luchar por la libertad del pueblo, eligió adoptar como posición política de cambio el camino de los demócratas, ya que se oponía firmemente a la vía armada para conquistar el poder.

Tenía la convicción de que, mediante prácticas cívicas, era posible reformar al país de manera transitoria; su táctica fue atacar al nepotismo reinante. Insistió y resistió en su lucha, pero siempre dentro de la ley.

Para derrotar al dictador creó partidos políticos y fomentó la difusión de ideas democráticas a través de periódicos independientes. Primero, fundó el Partido Nacional Antirreleccionista, con el cual buscó participar en las elecciones presidenciales de 1910, tentativa que fue obstaculizada por el fraude electoral de la dictadura.

Tras el triunfo del revolucionario de 1911, creó el Partido Constitucional Progresista; con él lograría alcanzar la presidencia. Su ideología, nobleza, tenacidad, auténtica preocupación por las condiciones de vida del pueblo y su permanente integridad, convenció al pueblo de que él era el elegido para cambiar e imponerse al viejo régimen y crear una nueva nación.

Esto sólo lo han logrado en la historia de la humanidad y de México los grandes políticos de una sola pieza, los que poseen el privilegio de tener principios y una moral sólida.

Madero fue un claro ejemplo de una consciencia cívica sostenida sobre convicciones libertarias y en el ejercicio abnegado de la lucha por la justicia; estas son virtudes que todo político mexicano debería intentar emular hoy y siempre.

Bajo este contexto de transformación, publicó su obra La sucesión presidencial, en 1910. En ella plasmó su visión de la vida pública mexicana mediante la instauración de la democracia, de un Estado de derecho real, un gobierno apoyado en instituciones, en el establecimiento de un pacto social basado en la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de vida de la población mexicana.

Además de incluir el lema ‘Sufragio efectivo, no reelección’, también incorporó la importancia del conocimiento de la historia y la memoria nacional para la creación de una verdadera consciencia democrática.

Madero consideraba que México debía tener políticos que conocieran a fondo la sociedad mexicana a través de sus procesos históricos.

No recuerdo en la historia moderna de México un libro que haya tenido la repercusión de La sucesión presidencial de 1910. Con él se desbordaron todas las pasiones que la política suele generar en el ser humano y se convirtió en una obra fundamental para destruir a la tiranía.

Con este ideario, Madero enamoró a un pueblo. Por él se enfrentó a su familia y a sus amigos, pero también se aliaron muchos, muchos otros políticos e intelectuales.

Como presidente, Madero ha sido uno de los mandatarios mexicanos más congruentes con su programa e ideario político. Su forma de gobernar estuvo basada en tres elementos: una conciencia social sensible a los problemas que aquejaba a las clases populares; un espíritu cívico que buscaba reformar al país a través de mecanismos institucionales apegados al más estricto cumplimiento de la ley; y el anhelo de construir un nación unificada y plural cuyos actores sociales resolvieran sus diferencias a través de la libre expresión de sus ideas y la conciliación política. De esta manera, buscó edificar un México más justo y democrático.

El 19 de febrero de 1913, Gustavo Madero, hermano del presidente, fue cruelmente asesinado por una turba de soldados en la Ciudadela. Cuatro días después, tras presentar su renuncia, el presidente Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados. convirtiéndose así en mártires de nuestra historia.

En los hechos, Madero es uno de los gobernantes más progresistas que ha tenido nuestro país, un visionario del poder político, al grado de ser incomprendido en su época. Gracias a él, México continúa construyendo un sistema político democrático, basado en el ejercicio libre del voto y el respeto a nuestros derechos ciudadanos, que nos permiten superar las fórmulas autoritarias y antidemocráticas.

Miren ustedes la paradoja de la vida, nadie se imaginó que, en el centro penitenciario conocido como el Palacio de Lecumberri, en donde se forjaron las más negras historias de represión e injusticia de nuestro país, el lugar en el que ocurrió el asesinato de Madero, sería hoy la casa que resguardaría la memoria de México: el Archivo General de la Nación. El mismo sitio donde se pretendió borrar de la historia a Francisco I. Madero es el que hoy guarda todos los documentos que dan cuenta de su lucha inquebrantable por la construcción de nuestra democracia, así como del proceso revolucionario que acabaría con el régimen porfirista.

Este patrimonio documental de la nación está al servicio del pueblo de México, como sin duda Francisco I. Madero lo hubiera deseado; un cambio que honra la memoria de nuestro Apóstol de la Democracia.

Muchas gracias.

MODERADORA: El presidente de los Estados Unidos Mexicanos, acompañado de su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, y el doctor Carlos Ruiz Abreu, depositarán una ofrenda floral y montarán guardia de honor con motivo del 110 aniversario luctuoso de Francisco I. Madero.

Les pedimos sean tan amables de guardar un minuto de silencio en honor a Francisco I. Madero, Apóstol de la Democracia.

 

(OFRENDA FLORAL Y GUARDIA DE HONOR)

MODERADORA: Finaliza esta ceremonia con los honores al presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Se les invita a permanecer de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(HIMNO NACIONAL)

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