PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, autoridades civiles, militares, estudiantes del Heroico Colegio Militar, familiares que los acompañan:

Es un honor poder asistir a esta última ceremonia por los festejos de los 200 años de la fundación del Heroico Colegio Militar.

La formación de los jóvenes para la defensa de la patria ha sido un proceso largo y abnegado, pero, sin duda, glorioso. No es casual que la preparación de militares para la defensa nacional haya surgido al mismo tiempo que México estaba logrando, a duras penas, su independencia nacional.

Recordemos que el cura Miguel Hidalgo convocó al pueblo a luchar por la Independencia y en contra de la esclavitud, pero es hasta 1821 que formalmente nos separamos como país de la metrópoli española. Inclusive, todavía años después, los colonialistas se resistían a salir de nuestro territorio y permanecían atrincherados en el fuerte de San Juan de Ulúa, hasta que, en 1825, fueron expulsados por miembros de la Armada de la antigua Secretaría de Guerra y Marina.

Al reafirmarse nuestra independencia, y luego de que Agustín de Iturbide fracasara en su intento de convertir a México en un imperio,y no en una república popular, federal y democrática, es cuando los insurgentes verdaderos, independentistas, y a pocos meses de que llegara al cargo el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, se decide crear en el Fuerte de San Carlos, de Perote, Veracruz, la primera escuela de cadetes para formar soldados defensores de nuestra patria.

El Fuerte de San Carlos está ubicado en un lugar estratégico, no lejos de Veracruz, el principal puerto del país durante siglos, en el camino hacia la histórica Ciudad de México. Desde entonces, la escuela de cadetes cumplía una doble función: era un colegio para la enseñanza de estrategias militares, pero también era un cuartel, un fuerte, una muralla, para evitar que ningún invasor penetrara al interior del territorio y llegara hasta la capital de nuestra República.

Por eso, cuando la invasión estadounidense a México, en 1847, en ese fuerte, el Ejército Mexicano enfrenta e intenta detener a los extranjeros. Existe la leyenda que, en la defensa de ese fuerte, los soldados mexicanos fueron alentados por el espíritu de Guadalupe Victoria, porque en ese entonces todavía allí permanecían sus restos, antes de que fueran trasladados al Ángel de la Independencia. Pues él, siendo originario de Tamazula, Durango, siempre había luchado en Veracruz y, como uno de los fundadores del Colegio Militar, había decidido ir a vivir los últimos días de su fecunda existencia en el Fuerte de San Carlos.

En ese tiempo de la invasión estadounidense, cuando se cometió un gran abuso por parte del presidente de Estados Unidos, Polk, y del Congreso de ese país, de declararnos la guerra y mandar tropas a invadir a nuestro territorio, aun cuando en todo el país, tanto en las costas como en el interior, en los pueblos, en las ciudades, hubo actos destacados y sublimes de defensa de la patria, la gesta heroica de los jóvenes cadetes del Colegio Militar en el Castillo de Chapultepec es lo que más ha enaltecido a las Fuerzas Armadas, y es lo que ha llegado hasta lo más profundo de los sentimientos de nuestro sufrido y glorioso pueblo de México.

La defensa del Castillo de Chapultepec por los Niños Héroes, el 13 de septiembre de 1847, adquiere una enorme relevancia, no sólo por el arrojo, el valor de los cadetes que ofrecieron su vida por defender a la patria, sino porque esta gesta se lleva a cabo tres días antes del 16 de septiembre, día de nuestra Independencia nacional, y cuando en ese entonces se comete otra canallada más de los invasores, porque se iza la bandera estadounidense en Palacio Nacional. Para remachar, el 2 de febrero de 1848 se firman los Tratados de Guadalupe Hidalgo, en los cuales se legaliza el gran zarpazo que significó que nos quitaran más de la mitad de nuestro territorio.

En ese ambiente de tristeza y desolación, sólo el recuerdo del heroísmo de los defensores de la patria, y en particular la valentía de los Niños Héroes, sirvió de bálsamo para aliviarnos y recobrar y fortalecer la siempre viva dignidad del pueblo de México.

Otro momento estelar de este colegio se registra cuando militares de alto rango, defensores de la dictadura porfirista, inician la asonada para consumar la traición y asesinar al Apóstol de la Democracia Francisco I. Madero.

Es célebre la Marcha de la Lealtad, cuando cadetes del Heroico Colegio Militar escoltan al presidente Madero hasta el Palacio Nacional, donde se había iniciado la rebelión contra su legal y legítimo gobierno.

Amigas, amigos:

Por su origen popular y por esa formación nacionalista, las Fuerzas Armadas de México siempre han sido leales a nuestro pueblo, respetuosas de las autoridades civiles, y hasta en los tiempos de mayor entreguismo de autoridades civiles las Fuerzas Armadas han mantenido su postura de defensa de nuestra independencia y de la soberanía de México.

Así fue en la Revolución, cuando buenos y leales militares, en vez de secundar al huertismo, se sumaron al llamado que hizo el gobernador de ese entonces de Coahuila, Venustiano Carranza, para fundar el actual ejército el 19 de febrero de 1913 y combatir a los usurpadores.

Luego del triunfo revolucionario, el Colegio Militar siguió formando a soldados leales de alto rango, leales al pueblo de México y se introdujo en la enseñanza la vocación por la libertad, la justicia, la democracia y la defensa de la soberanía nacional.

Ahora, en esta nueva etapa de transformación de México, las Fuerzas Armadas están cumpliendo a cabalidad sus cinco misiones fundamentales: la de defender a la nación; la de garantizar la seguridad interior; la de apoyar el desarrollo social; la de contribuir al progreso de México y la de auxiliar a la población civil en casos de desastres y de otras calamidades.

Ahora, más que nunca, se ha reafirmado el carácter popular, no elitista de las Fuerzas Armadas. Y ha quedado de manifiesto que los soldados que, como siempre he dicho, son pueblo uniformado, saben con profesionalismo aprendido en el Colegio Militar, con disciplina y con convicción, hacer valer la paz y la tranquilidad sin el uso excesivo de la fuerza y con absoluto respeto a los derechos humanos.

Ahora, en este Colegio Militar y en todas las escuelas del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada, y en la Guardia Nacional se imparten materias para no cometer abusos de autoridad y recordar siempre lo que decía quien fue director, por cierto, de este Colegio Militar, el general Felipe Ángeles: ‘La política no es un fin, la revolución no es un fin; son medios para hacer hombres a los hombres. Nada es sagrado, excepto el hombre’. Y agregaría: la mujer.

Hay algo frágil, débil, pero infinitamente precioso que todos debemos defender: la vida.

Jóvenes cadetes, hombres y mujeres, familiares que los acompañan:

Sigan estudiando con dedicación y recuerden una célebre anécdota de cuando el padre de Vicente Guerrero lo visitó en su campamento y fue a ofrecerle, en nombre del virrey, una fuerte cantidad para que abandonara la lucha por la independencia de México; inclusive, le dijo con dramáticas palabras, que pensara en la triste situación en que estaba su esposa e hija.

Guerrero escuchó conmovido a su padre, lo acompañó en su llanto, llamando a sus soldados les dijo: ‘Compañeros ¿veis a este anciano respetable? Es mi padre. Viene a ofrecerme empleos y recompensas en nombre de los españoles. Yo lo he respetado siempre, siempre he respetado a mi padre, pero mi patria es primero’.

¡Que viva el Heroico Colegio Militar!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

Muy buenas tardes. Siendo las 17 horas con 54 minutos del día 30 de noviembre de 2023, declaro formalmente clausurados los festejos del Bicentenario del Heroico Colegio Militar. Enhorabuena.

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