Ahora, con el Nuevo Sistema de Justicia Penal, existe la figura del Asistente Jurídico gratuito para las víctimas. Esto quiere decir que las dos partes cuentan, por derecho Constitucional, con una persona instruida en leyes para defender sus intereses.

Mientras que el defensor público está enfocado a defender la inocencia de la persona imputada, el asesor jurídico de la víctima tiene por obligación hacer escuchar y valer la voz del demandante. Esa voz es la parte medular de los juicios orales.

Una segunda oportunidad

En Campeche, por ejemplo, Aracely inició un proceso en contra de Roberto por maltrato. La hija presentaba una contusión en la parte posterior de la cabeza. Ella misma demostró moretones en su cuerpo y una serie de testigos que apoyaban el hecho de que Roberto la había maltratado. Ella pedía justicia.

Una vez que el proceso inició y las pruebas fueron haciendo más grande el expediente, todo parecía indicar que Roberto pasaría un tiempo en prisión y que Aracely y su hija se librarían de él.

No obstante, durante el juicio, las cosas dieron un vuelco. Roberto no podía comprobar que el golpe de su hija no había sido hecho con alevosía ni que las marcas en el cuerpo de Araceli habían sido autoinfligidas. Su defensa giró en torno a la imposibilidad. Un columpio en el parque no podría ser considerado maltrato.

Al final, el Juez tuvo que considerar más opciones que las que marcaban el expediente. El defensor público solicitó una serie de estudios científicos y se demostró que el maltrato a la niña provenía de la madre; que las heridas en su cuerpo habían sido para incriminarlo.

Un veredicto así hubiera resultado poco probable en el Sistema Penal anterior, en el que la acusación era contundente.

Como este caso, cientos en todo el país se consideran a diario. Y cada uno se convierte en un precedente para futuros casos.

Ahora la justicia está en las pruebas científicas que tendrán que valorar los jueces para brindar la protección de las víctimas y respetar los derechos de los imputados.