En la tierra fértil de la imaginación, la fantasía hace surcos y deposita las semillas que germinan en sueños: un sol de mediodía, igual a una naranja dorada, brilla en las manos del cielo que pastorea cuatro nubes; las travesuras infantiles con un pedazo de tela en el dedo para perpetuar la memoria; la voz de la madre, que es vigilia y canto en todas las estaciones del año; una travesía infinita por los corredores del tiempo para descubrir que la alegría humana está hecha de jirones de recuerdos, que son posibles de atrapar con las redes de la poesía.

Cada verso es una luciérnaga alumbrando la noche del silencio, una hoguera que dibuja los rostros y formas de seres y objetos que por ser tan cotidianos causan asombro, remueven la piel de los días y los convierten en una metáfora distinta. Crear, labrar la piedra y encontrar dentro una flor, una estrella fugaz, incluso el calor de la ternura, es un camino lleno de recompensas donde el árbol se vuelve pájaro y trina sobre las ramas del pensamiento.

Ca diidxa’ guche ndú/Palabras germinadas es un poemario que discurre como un río entre las piedras tímidas de los sentimientos y busca desembocar en el mar de la existencia, para que un día el oleaje lo deposite en las playas de la realidad hecho un caracol donde se escuche un galopar de voces: el aletear de las mariposas bajo la lluvia, el brillo de la luna en la cara cristalina del pozo, el rumor de la primavera con su aroma verde y su copete de hojas tiernas, las palabras tomadas de las manos hasta formar un relato, y tantas emociones difíciles de entender si no se tiene un corazón de globo o de papalote.

Es posible construir el presente con las costillas de las letras, remendar la piel de la alegría cuando la tristeza –animal de sangre fría– quiere habitar en la sangre y congelar nuestra sonrisa, izar las velas del corazón y navegar en busca de todo aquello que nos enternece y nos hace sentir más humanos. Todo es posible, el reto es: quién tira la primera palabra sobre la hoja en blanco.

Ca xtiidxa’

Rucheeche ca xtiidxa’,
lo bi, lo nisa,
lo ti gui’chi’ naquichibé.

Rucheeche ca xtiidxa’
sícasi ñácaca xhó’naxhi xti’ mudubina,
ti cuaananaxhi mba’ gula.

Rucheeche ca xtiidxa’
lade binni xquidxe’,
lade binni yoo ne lade dxu’.

Rucheeche ca xtiidxa’,
ribeza’ yénetu guendarannaxhii
xti’ ti nguiiu ni ruxidxi ne roona
rúnisi naca nayeche’.

Mis palabras

Esparzo mis palabras,
en el viento, en el agua,
sobre una hoja blanquísima.

Esparzo mis palabras
como si fueran la fragancia del nenúfar,
o una fruta madura.

Esparzo mis palabras
entre la gente de mi pueblo,
parientes y extraños.

Esparzo mis palabras,
espero que comprendan la ternura
de un hombre que ríe y llora
tan solo por ser feliz.

Ca diidxa’ guchendú. Palabras germinadas. Esteban Ríos Cruz

Descarga el libro Ca diidxa’ guchendú. Palabras germinadas. Esteban Ríos Cruz. Serie Letras Indígenas Contemporáneas. (PDF)