Una de las indumentarias que distingue a México es el rebozo. Por sí misma la palabra sugiere el acto de cubrirse con alguna ropa, de embozarse, lo que significa “cubrirse el rostro por la parte inferior, hasta la nariz o los ojos, con la capa u otra prenda de vestir”.

El uso de la prenda nació de la necesidad que tenían las mujeres mestizas de cubrirse para entrar a los templos. Inspirándose en las tocas que los frailes impusieron a las mujeres indígenas con tal motivo, así como en los mantos de las españolas.

Las mujeres indígenas acostumbraban a hilar con uso o malacate las fibras que empleaban para tejer. Del mismo modo, se trabaja la seda y la lana sin abandonar el ixtle ni el algodón blanco ni el de color coyuebe, de origen prehispánico.

Cada pueblo indígena tiene diferentes nombres para llamar el rebozo, entre los otomíes, chal o rebozo se dice mini-mahue mientras que los de Huayapan, Morelos lo llaman cenzotl, palabra náhualt derivada de centzontilmantli o “manta de mil colores”.

En la CDI contamos con un programa para Mejoramiento de la Producción y Productividad Indígena. La CDI entiende y atiende para servir a los #PueblosIndígenas.