El presente texto es la primera parte de una breve historia de la antigüedad p’urhé, la cual está basada en la Relación de Michmacuán; escrita por el fraile jesuita Jerónimo de Alcalá entre 1539 y 1541, quien se dedicó a aprender el idioma michmacuano para poder relacionarse con los p’urhépecha. Alcalá̶ por órdenes del primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza y Pacheco̶ se encargó de registrar la historia oral de los ancestros de esta región mesoamericana.
Erendirani y Andárani son dos hermanos cuates, originarios de un municipio p’urhé llamado Zinapécuaro; los jóvenes se encuentran de visita escolar en la zona arqueológica de Tzintzuntzan. Después de encontrase con el manuscrito de la Relación de Michmacuán, los hermanos viajaron al pasado; donde los recibió Curicahueri, el dios del Sol. Ya no estaban en una zona arqueológica, sino en la ciudad activa del señorío michmacuano. La aventura de estos jóvenes comienza cuando Curicahueri decide darles un recorrido histórico por la antigüedad p’urhé; el cual abarca desde la concepción de los dioses p’urhépecha, hasta la llegada de los primeros españoles a Michmacuán.
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