Por Nadine Gasman, Presidenta del Inmujeres.

*Artículo publicado en: “Periódico Milenio. Suplemento TODAS”. "20 aniversario del Instituto Nacional de las Mujeres". 30 de diciembre de 2021

Una niña llamada Teresa nace el 12 de enero de 2001. Ese mismo día, bajo una fuerte presión del movimiento feminista, se firma el decreto de creación de la institución más importante para la defensa e impulso de sus derechos dando nacimiento al Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), órgano rector e impulsor en materia de igualdad y derechos de mujeres y niñas del Estado mexicano.

Cuando Teresa nació, en algún rincón de la república mexicana, los derechos que debían protegerla en la Constitución dejaban muchos espacios vacíos y hablaban poco de ella. No la nombraban. No medían la desigualdad. Los datos estadísticos no la visibilizaban. No consideraban su condición debida al género, ni las desigualdades que habían atravesado su llegada al mundo ni tampoco aquellas que sin duda irían en aumento por el cruce de otras que multiplicarían, a lo largo de su vida, su vulnerabilidad: la pobreza, la discapacidad, la etnia, la edad, el territorio… y que la colocarían en una clara situación de desventaja.

Teresa nació, como decíamos, el 12 de enero de 2001, y antes de cumplir un año, no solo tendrá toda una institución para defender sus derechos, sino que, en septiembre de ese mismo año, cuando esa niña no sabe aún caminar, el INMUJERES ya ha puesto en marcha la hoja de ruta más importante en materia de igualdad, llamado en aquel momento Proequidad. Y poco tiempo después, la Ley de Planeación le dice al Estado mexicano que se debe considerar el enfoque de la igualdad desde una perspectiva transversal. Gracias a esa instrucción normativa, que tardará en tener efectos sustantivos, todos los programas de gobierno deberán construirse con una visión de género, tal y como lo había establecido la Plataforma de Acción de Beijing en 1995.

Antes de cumplir 8 años, Teresa tendrá ya una Ley de igualdad que regula al Estado para el avance de la igualdad sustantiva y otra ley más que velará por su derecho a vivir una vida libre de violencia.

A los 11 años, Teresa ha vivido la más importante reforma constitucional en materia de derechos humanos que haya conocido el país. El artículo 1° Constitucional incorporó, desde ese momento, los más altos estándares de defensa y protección de los derechos humanos de las mujeres consolidándolos en el instrumento normativo más importante del Estado mexicano.

En 2014, seguido a importantes avances para garantizar la efectividad de los derechos políticos de Teresa, se dan los primeros pasos que permitieron superar la política de cuotas y lograr en 2019, la Ley de Paridad en todo, que daría lugar en 2021, al primer congreso paritario en México, uno de los primeros del mundo. Teresa ya es una joven mujer adulta que podría ejercer en plena igualdad, su derecho político a elegir y a ser electa.

Teresa ha cumplido 20 años ya. En estos años, al calor del avance imparable del movimiento feminista, de la consolidación del INMUJERES, los derechos de las mujeres y de las niñas de México han ido fortaleciéndose e instalándose como una realidad. Nadie discute, después de 20 años, que esa joven, Teresa, cuenta en su país con un marco sólido para la defensa de sus derechos que le confiere la Constitución en igualdad de condiciones y con un Instituto que cumple, sin dilación, el papel para el cual fue creado: promover y fomentar las condiciones que posibiliten la no discriminación, la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres, para garantizar el ejercicio pleno de todos los derechos de las mujeres y su participación en condiciones de igualdad en la vida política, cultural, económica y social del país.

El INMUJERES es el resultado de la visión, lucha y esfuerzo de mujeres de diversos sectores que sentaron las bases para el reconocimiento de los derechos de las mujeres y ahora que Teresa, nuestra joven imaginaria, ha cumplido, 20 años, en la Cuarta Transformación encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, todas las mujeres y niñas cuentan con una política de gobierno que centra sus esfuerzos en erradicar las desigualdades históricas que han impedido su pleno bienestar. Estamos transformando a México para dar respuesta a la deuda histórica que tenemos con las mujeres.  

Porque somos parte del cambio. Somos esta transformación.

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