Después de 90 días de haber alcanzado las 50 ratificaciones de países miembros del Convenio de Minamata, este 16 de agosto de 2017 entra en vigor el acuerdo internacional por el que empezará a restringirse la explotación y el uso de mercurio. El objeto del convenio implica la reducción de casos de personas afectadas al contaminarse con este metal.

La población con mayores riesgos son las mujeres en edad reproductiva, así como las niñas y los niños, pues suelen presentar daños más severos, como bajo rendimiento escolar, problemas nerviosos, inmunológicos, respiratorios, gástricos e, incluso, muerte por envenenamiento.

Los sitios mineros donde se usa o extrae mercurio involucran mayor exposición para las personas que viven en comunidades aledañas, debido a que, por sus características, los residuos de mercurio están presentes en el aire, el suelo, los cuerpos de agua y los materiales con que se construyen las casas. Sin embargo, otra fuente importante de contaminación es el consumo de pescado, lo que complejiza la atención de la problemática, sobre todo, en zonas donde este producto forma parte de la alimentación básica de la población.

La importancia de que el gobierno mexicano haya suscrito y ratificado su adherencia al Convenio de Minamata estriba en la implementación de medidas que prevengan la contaminación por mercurio tanto en humanos como en los ecosistemas, dando atención a un problema de salud pública y ambiental con altos costos socioeconómicos.

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