Es indudable la activa intervención de la tecnología en el sector transporte. Desde aplicaciones de ruteo hasta vehículos autónomos, pasando por los sistemas de préstamo de bicicletas y los itinerarios de transporte público. Todos ellos son beneficios que incrementan la eficiencia de la movilidad urbana. No obstante, existen aspectos físicos, éticos y hasta filosóficos a tomar en cuenta para prevenir posibles riesgos de la automatización de procesos.

Dado que las decisiones relacionadas a los medios de transporte se toman cada vez más y más basadas en códigos de computadora, investigadores del IMT aseguran que “las autoridades deberían diversificar sus enfoques regulatorios para maximizar el aprendizaje regulatorio, la obtención anticipada de beneficios y una experimentación libre de riesgo”. Así, evaluar el desempeño basándose en resultados permite adoptar a la Inteligencia Artifical para aprovechar las habilidades que ésta posee y que se reconocen difícilmente realizables por los humanos.

Para disponer del artículo completo y explorar algunos casos de éxito ingresa a: bit.ly/Notas179-2